El nuevo viejo gobierno de Egipto

El primer presidente de Egipto elegido libremente, Mohamed Morsi de la Hermandad Musulmana, nombró a su primer gabinete y ¿adivinen qué? Está lleno de funcionarios del antiguo régimen.

El gobierno de Morsi claramente refleja el equilibrio de poder entre el presidente y el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA). Pero también refleja la estrategia de los Hermanos Musulmanes de alterar ese equilibrio.

El nuevo primer ministro, Hisham Qandil, eligió treinta y cinco ministros, siete de los cuales (incluyendo Qandil) fueron ministros en el gobierno anterior elegido por el CSFA. Cinco ministerios -Información, Educación Superior, Juventud, Trabajo y Vivienda- fueron adjudicados al Partido Libertad y Justicia (PLJ) de los Hermanos Musulmanes. Otras figuras pro-revolucionarias se aseguraron también varias carteras en el gabinete: Educación, Asuntos Legales y Parlamentarios, Industria y Comercio Exterior y, más importante que todos, el Ministerio de justicia.

Los ministerios de "poder" -Interior y Defensa- quedaron bajo el control de figuras asociadas al régimen anterior. El mariscal de campo (y líder del CSFA) Hussein Tantawy conservó su puesto como ministro de Defensa, y el general Ahmed Gamal al-Din fue nombrado para dirigir el Ministerio del Interior, cuyo comportamiento brutal desató la revolución.

El tío de Gamal al-Din, Abd al-Ahad Gamal al-Din, fue el líder de la mayoría parlamentaria del gobernante Partido Nacional Democrático durante los años 2000. Su sobrino se mostró intransigente durante las negociaciones para liberar a presos políticos, así como durante las conversaciones para poner fin a los enfrentamientos callejeros de noviembre de 2011. También fue testigo en el "Juicio de Oficiales de Giza", en el que 17 policías fueron acusados de matar y herir a manifestantes en enero de 2011. El defendió a los policías, con el argumento de que las víctimas habían sido asesinadas en "defensa propia".

No obstante, Ashraf al-Banna, uno de los fundadores de la reformista Coalición General para Oficiales de Policía (CGOP), conserva sus esperanzas: "Fue un viceministro del Interior efectivo, de manera que esperamos algunas reformas. La situación en el ministerio es insostenible". Pero otros, como los miembros de la Coalición Oficiales pero Honorables, más revolucionaria, acusan a Gamal al-Din de ser miembro de una poderosa facción anti-reforma en el ministerio, conocida como "los hombres de al-Adly" (por el ex ministro del Interior Habib al-Adly).

En cuanto a las fuerzas pro-cambio, el ministro de Información, Salah Abd al-Maqsud, una figura prominente en la rama de medios de los Hermanos Musulmanes, controlará un sector que continúa atacando al grupo y a Morsi, incluso después de su victoria electoral. El nuevo ministro de Juventud, Osama Yassin, otro reconocido Hermano Musulmán, fue "jefe de seguridad" de facto en la Plaza Tahrir durante los 18 días que terminaron derribando al ex presidente Hosni Mubarak. Pertenece a la llamada "organización de hierro", una facción fuerte y comprometida liderada por Khairat al-Shater, vicepresidente primero (guía general adjunto) de la Hermandad.

De la misma manera, Educación Superior quedó en manos de Mostafa Mossad, miembro del PLJ que estuvo a cargo de la cartera educativa durante la campaña de Morsi. El ministerio de Trabajo fue asignado a Khalel al-Azhary, un Hermano que fue vicedirector del Sindicato de Trabajadores y víctima de la brutalidad policial en 2010.

Para los Hermanos, por supuesto, todo puede cambiar si el gobierno se disuelve luego de la inminente elección parlamentaria. Pero, incluso si eso sucede, la experiencia, datos y conocimiento adquiridos serán de inmenso valor para la Hermandad.

Otros cuatro ministerios fueron asignados a figuras pro-revolucionarias e islamistas. Mohamed Mahsoob, una figura prominente en el partido islamista moderado al-Wasat que hizo campaña en contra del retorno de funcionarios de la era Mubarak, se convirtió en ministro de Asuntos Legales y Parlamentarios. Hatem Saleh, presidente adjunto del Partido de la Civilización, que se sumó a la coalición electoral de la Hermandad Musulmana en la última elección parlamentaria, fue nombrado ministro de Industria y Comercio Exterior.

El ministerio de Atributos Religiosos, que influye en la principal institución islámica del país, al-Azhar, quedó en manos de otro de los aliados de los Hermanos, Talaat Afifi, vicejefe del Organismo Legal Islámico para Derechos y Reforma, que encuadra a más de cien prominentes académicos y activistas islamistas de Egipto. Finalmente, Ahmed Mekki, ex director adjunto de la Corte de Casación, el más alto tribunal de apelaciones de Egipto, dirigirá el Ministerio de Justicia, que necesita un verdadero cambio. Mekki es un fuerte defensor de la independencia judicial, y fue catalogado como "el representante de la revolución" en el gobierno de Qandil.

En términos generales, sólo diez de los 35 ministerios fueron asignados a fuerzas pro-cambio, mientras que el resto de los ministerios son una combinación de figuras y tecnócratas del antiguo régimen sin ninguna afiliación política declarada públicamente. Pero la elección de los diez ministerios fue estratégicamente inteligente, en vista de los inminentes enfrentamientos de la Hermandad Musulmana con el CSFA. Todos estos ministerios representan un poder blando de bajo costo: instituciones oficiales que pueden mejorar la capacidad de movilización de las fuerzas pro-cambio, darles legitimidad religiosa y eliminar la amenaza de una represión judicial ya que fortalecen las redes no oficiales sobre el terreno.

Pero el lado del CSFA está aplicando una estrategia similar: fortalecer su control sobre los ministerios de poder que son clave. Por ejemplo, en los cambios anuales de personal de la semana pasada en el Ministerio del Interior, muchos de los que esperaban ser despedidos, por acusaciones de corrupción, complicidad en la represión o ambas coas, no lo fueron. Incluso unos pocos fueron ascendidos.

La lucha por Egipto continua. La "Segunda República" todavía está por nacer.

Omar Ashour, Director of Middle East Graduate Studies, Institute of Arab and Islamic Studies, University of Exeter.

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