El padre del metro de Madrid

A la derecha de Alfonso XIII, y en una imagen retocada, fotografía añadida de Antonio G. Echarte
A la derecha de Alfonso XIII, y en una imagen retocada, fotografía añadida de Antonio G. Echarte

Las autoridades se han apresurado a organizarle al biznieto del Rey Alfonso XIII un viaje en Metro por el mismo trayecto del viaje inaugural. Felipe VI bajó a la estación de Sol e hizo el recorrido hasta la estación de Chamartín. El mismo viaje pero con algunas diferencias... Obstinados en recuperar la «memoria histórica» en otros hechos, quiero aportar un poco de luz sobre el tema, con los datos publicados en mi libro: «El Fantasma del Metro de Madrid».

Ha sido el diario ABC el que reiteradamente ha dedicado sus páginas a la manipulación sufrida por la foto inaugural para abrirle los ojos al Monarca, deslumbrado por los flashes de los numerosos fotógrafos; pero esa no fue la única manipulación del documento gráfico. Hubo otra más importante, que además refleja la lucha subterránea por apropiarse de la paternidad y autoría de la gran obra que supuso para la capital del país la construcción del Metro. En la foto inaugural no aparecía el autor –en mi opinión– del proyecto, la gestión y la realización de esta obra: el ingeniero don Antonio G. Echarte, cuyo rostro, ya de anciano, se incorporó al lado del Rey Alfonso XIII en la foto retocada años después.

G. Echarte, amigo personal del Rey, merecía estar en aquel documento para la posteridad. De acuerdo con mis investigaciones, sostengo que la obra fue posible por «el millón de pesetas» a cambio de la «espada de Tartessos» que nuestro ingeniero entregó al Rey Alfonso XIII el día de la inauguración de la Central Eléctrica de Mengibar, el miércoles 29 de noviembre de 1916. Al día siguiente de la entrega de la espada, el Rey aportó el «millón de pesetas» para hacer posible la obra. ¡El Metro de Madrid a cambio de «la espada de Tartessos», hallada por Echarte en el cauce del Guadalquivir! Tres mil años de antigüedad, que ahora están en una vitrina de la Fundación Gómez-Moreno de Granada. ¡El Metro por una espada! Ganó el Rey y ganamos los madrileños el mejor sistema de transporte de nuestra ciudad.

Oficialmente, los «padres» del Metro de Madrid son G. Echarte, Mendoza y Otamendi. Sí, por este orden, tal como aparecen en el «volumen» colgado en la estación de la Puerta del Sol, a pesar de que algunos intentaron invertir el orden, de acuerdo con el boceto de la obra y tal como han pretendido tergiversar la historia algunos biógrafos, que atribuyen la autoría y los documentos oficiales solamente a Otamendi. G. Echarte, el veterano del trío, se dedicó a recorrer Europa recogiendo información y acudió como invitado oficial a la inauguración del Metro de Nueva York en 1904. El verdadero artífice del Metro fue G. Echarte, aunque él siempre exigió que todas las propuestas y proyectos fueran firmados por los tres. Así lo tenían claro las gentes de Madrid hasta el año 1936.

Después de la guerra todo fue distinto. Desaparece Echarte y toma el relevo Miguel Otamendi. G. Echarte, intermediario con Largo Caballero y Madinabeitia. Protector de Zubiri y Américo Castro... Un hombre liberal como el creador del Metro no tenía sitio en el nuevo régimen, sobre todo cuando una vez huido de Madrid no quiso pasar al bando nacional, permaneciendo en San Juan de Luz hasta el final de la guerra. El precio fue el silencio hasta la muerte. Desaparece la memoria de G. Echarte. Ni siquiera se ha querido poner una placa en la calle Preciados 23, donde había nacido el 19 de noviembre de 1864.

Desaparece el recuerdo de D. Antonio G. Echarte, es como un «fantasma del pasado», pero sus obras permanecen: él fue el creador del encauzamiento del Manzanares, él fue el promotor del embalse de Santillana para traer a la capital los primeros voltios de origen hidráulico, él fue el autor del Primer Plan Nacional de Electricidad.

En Madrid a D. Antonio G. Echarte solo se le recuerda con una humilde calle. Bienvenidos sean los actos para recordar el centenario del Metro de Madrid, pero este periodista jubilado solo sugiere que se le dedique un rincón de esa memoria al verdadero promotor y realizador de esta obra… De no ser así, se seguirá cumpliendo la profecía que escribió hace cien años la revista el «Madrid Científico» a toda página: «Con el tiempo, todos se acordarán del autor de la letra del “Tango del Morrongo”, pero de hombres como G. Echarte nadie se acordará». Este pasajero anónimo, que desde que se jubiló solo viaja en Metro por su ciudad, sí le recuerda, porque además sabe que el documento de su concesión oficial a una empresa privada llevaba una cláusula de «reversión» para que a los noventa años de su funcionamiento pasase a pertenecer al «pueblo de Madrid». ¡El metro es nuestro! Dediquemos ahora nuestra «Memoria histórica» a recuperarlo.

Magín Coello, periodista y escritor.

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