El país del agua se enfrenta a su mayor prueba

En pocos lugares del mundo se tiene tanta conciencia de la omnipresencia del agua como en Panamá. Aquí el agua literalmente se respira, se siente por todas partes. Esa opulencia hídrica se aprecia en todo su esplendor desde la cima del volcán Barú, en donde, con un poco de suerte y un cielo despejado, es posible ver el mar Caribe y el océano Pacífico a ambos lados del istmo.

El país cuenta con 500 ríos en todo su territorio, precipitaciones promedio de 2.924 milímetros al año —la segunda más alta del hemisferio occidental— y una disponibilidad de agua dulce de 29.000 metros cúbicos per cápita cada año, casi cinco veces el promedio mundial. Y, a pesar de esa bonanza, Panamá no deja de ser un país vulnerable a la inseguridad hídrica, lo cual supone un riesgo para la salud de sus habitantes y la economía del país.

La amenaza de un futuro con escasez de agua es temible para cualquier país, pero para el istmo es una espada de doble filo. Es que el agua es el combustible de su economía, que depende de abundantes recursos hídricos para la operación del canal de Panamá, su principal motor económico.

En los últimos años, el país ha estado expuesto a eventos climáticos externos como las sequías e inundaciones, producto de tormentas fortísimas, como La Purísima de 2010, los cuales serán más frecuentes y severas por efecto del cambio climático. Las consecuencias de este tipo de eventos se intensifican cuando no se gestionan adecuadamente las cuencas, los embudos naturales por donde fluyen y desciende el flujo siguiendo el cauce hasta llegar al mar.

Por eso, es clave entender que cualquier acción en la cuenca, puede tener consecuencias en todo el ecosistema, mucho más allá de sus zonas inmediatas. Podemos hacer mucho para mitigar nuestra huella en el planeta, por ejemplo, invirtiendo en energía renovables. Pero, a diferencia de la energía, el agua no tiene sustitutos o alternativas. Por eso no podemos gestionar este recurso en el futuro como lo hemos hecho en el pasado o en el presente.

Hace 60 años, cuando nació el BID, la primera operación de préstamo fue para el sistema de agua potable y saneamiento de la ciudad de Arequipa, que todavía sigue funcionando. Fue la primera de varias operaciones de alto impacto social en la cartera del Banco. Cuando revisamos nuestra historia en Panamá nos fijamos que una de las primeras operaciones ejecutadas estuvo a cargo del Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales (IDAAN), a quienes apoyamos en ese momento para llevar agua potable a siete ciudades del país.

Si bien ahora estamos en otro momento, esa brecha de provisión se ha ido cerrando y a pesar de los retos que quedan, también debemos mirar hacia el futuro. La Organización Mundial de la Salud estima que para el año 2025 la mitad de la población mundial vivirá en países con alto estrés hídrico.

En Panamá se ha tomado acción con el desarrollo del Plan Nacional de Seguridad Hídrica 2015-2050, Agua para todos con una visión integral que apoyamos y busca alcanzar el 100% de cobertura sostenida con agua de calidad y servicios básicos, garantizar disponibilidad hídrica, restaurar y mantener saludables las cuencas hidrográficas, y mantener en condiciones funcionales la infraestructura nacional de agua y saneamiento e incluso evolucionar hacia una cultura de uso responsable y compartido del agua. Para ello es fundamental el desarrollo de una gobernanza eficaz y democrática, a través de la formación y el desarrollo de las capacidades.

Recientemente sostuvimos en Panamá una conferencia internacional, un espacio de discusión y encuentro para discutir los retos presentes y futuros de los recursos hídricos, del país y toda la región. Ahí tuvimos la oportunidad de conocer de nueve innovaciones que están trabajando, precisamente, para asegurar el futuro de nuestros recursos hídricos: los finalistas del Premio BID-FEMSA 2019, con el que cada año estimulamos las soluciones más innovadoras de América Latina y el Caribe en el sector de agua y saneamiento y residuos sólidos. Estos innovadores de Chile, Brasil, México, El Salvador, Ecuador y Uruguay nos mostraron que los retos más grandes producen las soluciones más innovadoras. En ese espíritu, estamos ahora más que nunca motivados y con todo el compromiso de seguir apoyando a Panamá para que este presente de abundancia hídrica se mantenga en el futuro.

Verónica Zavala es representante del BID en Panamá, y Gerente para la región de Centroamérica, República Dominicana, Haití, México y Panamá.

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