El papel de las Fundaciones en la dinamización del sistema

Recientemente hemos conocido datos de empleo que indican un cambio alentador en uno de los indicadores más castigados en los últimos años. Una de nuestras principales preocupaciones como sociedad ha sido encontrar fórmulas que nos permitieran superar esta situación para recuperar la senda del crecimiento, generar empleo y obtener aprendizajes. Todos debemos contribuir a mejorar la situación de los sectores más afectados, sin olvidarnos de los colectivos tradicionalmente más vulnerables que, con crisis o sin ella, necesitan toda nuestra atención. Las empresas deben extender y maximizar su acción en beneficio de la sociedad allí donde operan. En este sentido, las fundaciones empresariales han sabido combinar la eficacia probada del sector con su compromiso por la sociedad. Sin duda, la contribución histórica de estos agentes ha sido clave para la construcción de oportunidades. Durante el periodo de recesión, su empuje ha sido especialmente subrayable. Su impacto cuenta con una doble perspectiva: por un lado, los efectos directos: sus esfuerzos por apoyar proyectos de formación, empleo y emprendimiento y, por otro, la propia actividad fundacional como generador de puestos de trabajo.

Los primeros emanan de su razón de ser, el apoyo a colectivos y proyectos de forma altruista. Los indirectos, por su parte, se refieren a la contribución del sector al crecimiento económico. Son precisamente las cifras de empleo las que avalan el carácter estabilizador de las fundaciones en el mercado laboral. En este sentido, resulta ilustrativo el estudio de la Asociación Española de Fundaciones (AEF) realizado con el objetivo de incentivar el conocimiento del sector y su implicación como generador de empleo de calidad. Según sus conclusiones, en las fases expansivas las fundaciones incrementaron su empleo en un 3,75% de media, mientras que el empleo total en estos periodos sólo crecía un 1,18%. Por otro lado, en etapas de ralentización de la economía española las fundaciones aumentaron la cifra en un 1,78%, mientras que el empleo total caía casi un 2%. Los informes de la AEF constatan que, en la última década, el empleo en el sector de las fundaciones ha crecido en unos 50.000 puestos. Sin duda, esta trayectoria, entre otros logros, confirma la condición del sector fundacional como agente social que gana posiciones en la carrera por la recuperación económica y restauración de la confianza.

Tenemos muchos retos por delante, pero el tercer sector está demostrando que va por el buen camino. El éxito futuro reside en apostar por la innovación social y en tomar como ejemplo las fórmulas de éxito de las compañías que tenemos detrás. Y es que éstas, también son aplicables a la búsqueda de oportunidades para apoyar a quienes se encuentran en riesgo de exclusión social. La motivación, el trabajo, el esfuerzo y, sobre todo, la suma de todos, han sido en gran medida la clave de este logro. Los cambios en el modelo de financiación y en el propio entorno nos llevan a remar juntos y en la misma dirección. La tendencia de las fundaciones a profesionalizarse y a colaborar, aporta gran valor para el sector. Actúan como catalizadoras, poniendo sus recursos y saber hacer para mejorar la situación de quienes peor lo están pasando. Uno de los retos será seguir buscando la confianza de la sociedad apostando, aún más, por la transparencia. Se trata de una labor colaborativa, fruto de aunar esfuerzos con un mismo objetivo: mejorar la situación de las personas, dibujar oportunidades. Es misión de gobernantes, instituciones y empresas sumar iniciativas y sinergias a favor del bien común.

Con este convencimiento, convertimos en realidad un sueño muy longevo de la compañía; una ilusión que comenzó a perfilarse hace 125 años y que desde hace uno lleva el nombre de Fundación Mahou San Miguel: un proyecto ideado por personas para personas. Nuestro compromiso es firme y nuestra vocación de largo plazo. Articulamos nuestra actividad desarrollando iniciativas que favorezcan la formación, el empleo y el emprendimiento, e impulsamos actividades que fomentan la educación en valores entre los jóvenes. Queremos ser parte activa de la integración laboral de quienes tienen más dificultad y hemos dado pasos certeros en esta dirección. Por eso, hemos puesto en marcha Creamos Oportunidades en Hostelería, un proyecto de formación para el empleo que favorecerá la inserción laboral de 75 personas con discapacidad y en riesgo de exclusión social, en Madrid y que esperamos extender a más ciudades y colectivos.

Somos conscientes del reto que tenemos por delante y estamos convencidos de la necesidad de incentivar el espíritu de colaboración. Es decir, involucrar a otras entidades y ser cómplices con las instituciones, empresas y la administración. Por este motivo, continuaremos trabajando con transparencia, profesionalidad, ilusión e ingenio para apoyar a personas extraordinarias.

Alfredo Mahou, presidente de la Fundación Mahou San Miguel.

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