El Partido del Sur

“No voy a permitir que el PSOE se convierta en una productora de televisión”, dijo Alfredo Pérez Rubalcaba en vísperas del último congreso socialista. (Sevilla, febrero del 2012.) Rubalcaba va a cumplir este importante punto de su programa. Derrotado por la anemia socialdemócrata en una España todavía en estado de shock, el secretario general ha decidido inmolarse antes que dejar el partido en manos de Operación Triunfo. La Sexta y su nube en internet no elegirán al nuevo líder socialista. Lo escogerá un congreso extraordinario comisariado por el grupo dirigente andaluz. El nuevo secretario volverá a elegirse en Sevilla, puesto que el PSOE es, cada vez más, el Partido del Sur.

El PSOE intentará llevar a cabo una transición controlada “desde arriba”, con el concurso de los principales dirigentes territoriales y la mirada estatista de Felipe González, que ya tiene la gran coalición en la cabeza. Susana Díaz puede acabar siendo la nueva secretaria general, si no aparece un personaje con suficientes garantías para gestionar este delicado periodo de transición. Manda Sevilla. Casi siempre ha mandado Sevilla.

El Partido del Sur se está descalabrando en Catalunya, donde antiguos electores socialistas con orígenes familiares en Andalucía y Extremadura, y en otros puntos de España, comienzan a interesarse por el discurso de ERC. El fortísimo bajón del socialismo catalán, además de poner en evidencia la levedad de Pere Navarro, introduce una novedad estructural: con una fuerte depresión en Catalunya, el PSOE jamás volverá a ganar unas elecciones generales. La convulsión política catalana está convirtiendo a los socialistas en el partido menor del bipartidismo.

El Partido del Sur. Un partido gravemente derrotado el domingo en el País Vasco y Navarra (atención a Navarra, Bildu segunda fuerza) e insuficiente en Madrid y Valencia, donde la derecha va a tener muchas dificultades para renovar la mayoría absoluta en las elecciones municipales y regionales de mayo del 2015. En Valencia, el cambio de mayoría quizá sea irreversible, entre otros factores, por la revuelta radical-mesocrática que encarna la coalición Compromís, uno de los fenómenos más interesantes del actual momento político.

Hay una contradicción de fondo muy difícil de gestionar. Andalucía y Extremadura quieren conservar, conservar y conservar. Toda discusión sobre el funcionamiento del Estado y sus criterios de reparto, les inquieta. Conservar, conservar, conservar. En el resto de España, especialmente en las grandes áreas urbanas, está discusión se está abriendo, en orden disperso y confuso, pero se está abriendo. Cambiar, cambiar, cambiar. Hallar vías de salida. Coger la puerta y marchar. El complejo e intenso momento catalán, la primavera valenciana, el visible rebote en Baleares -atención, Catalunya, Valencia y Baleares-, más la movida que ahora emerge en Madrid con la irrupción de Podemos (cuyo líder, Pablo Iglesias, hijo del álbum familiar de Izquierda Unida, ha adquirido notoriedad desde la incubadora de La Sexta), presentan un rasgo común: la suma del malestar urbano, allí donde los motores económicos son mas fuertes.

Si se convierte definitivamente en el Partido del Sur, el PSOE dejará de ser la rótula que engarce la España meridional que no quiere verse arrojada a la intemperie, con las indignaciones, malestares y deseos de ruptura en las grandes ciudades. Esta rótula será cada vez más difícil, puesto que la crisis está abriendo fuertes brechas sociales y territoriales. Someter el liderazgo del PSOE a Operación Triunfo supondría un fuerte viraje retórico a la izquierda, con guión televisivo. Y un alejamiento táctico de la gran coalición. Un PSOE con aires Podemos. Lenguajes de La Sexta.

Ese es el gran dilema y esa es la ventaja estratégica con la que hoy cuenta el PP, también mellado.

Enric Juliana

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *