El pasado día 10

El pasado día 10 de mayo, en el Centro de Estudios para la Defensa Nacional, y presidida por la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, tuvo lugar la presentación de la Historia Militar de España, obra realizada bajo los auspicios de la Comisión Española de Historia Militar y de la Real Academia de la Historia. Con este acto culmina una década de proyectos y esfuerzos encaminados a la edición de una historia concebida bajo nuevos criterios e integradora de las investigaciones más actuales. Constituye el reflejo en el marco temporal de una sinopsis en la que muchas cosas tenían que darse por sabidas pues, aunque fuera la intención de sus diseñadores el tratar todo lo «militar», este propósito habría de quedar inevitablemente fuera de su alcance, porque larga es nuestra memoria, rica en hechos y en alternativas. Obra que debía contener, sin embargo, un fruto científico acorde con la crítica más solvente y acreditativa de las mayores aportaciones personales, con independencia de escuelas y tendencias.

La necesidad de salir al paso de interpretaciones interesadas que venían proliferando y que cada vez se extendían a más aspectos y momentos de nuestro devenir y que sintió desde su creación la Comisión Española de Historia Militar, coincidía plenamente con el encargo que la Real Academia de la Historia recibiera de Felipe V el 17 de junio de 1738 y que venía llevando a cabo desde entonces: aclarar la importante verdad de los sucesos, desterrando las fábulas introducidas por la ignorancia, o por la malicia. La colaboración entre ambas instituciones resulta natural. Se optó por intitular el trabajo como Historia Militar de España, lo que implica aplicar el término «militar» en su sentido más extenso, en el que se honran los tres ejércitos. Guerra es el conflicto armado que puede ser protagonizado también por combatientes no militares; y aunque el fin último es el triunfo en ella, lo militar no se restringe históricamente a los avatares y al transcurso y consecuencias de la misma; hoy en día se puede decir incluso que se orienta precisamente a evitarla.

Todos los esfuerzos han ido encaminados a hacer lo más asequible posible el fruto de una investigación y de una interpretación compartidas. No obstante, el deseo de poner al alcance de la mayoría no debía afectar a la calidad del contenido, sino a la forma de exponerlo, contando con un esmerado aparato crítico que no distrajese a quien no tuviese mayor curiosidad, pero que ilustrase y orientase al versado o interesado. Historiar lo militar, tal y como se ha concebido, era algo prolijo, diferente de una mera historia de la guerra o de los conflictos armados y también de una historia de las instituciones militares, pero que debía englobar ambas.

A la hora de acometer el proyecto de edición de la Historia Militar de España, se concluyó que debía tratarse de un trabajo conjunto y complementario de historiadores de lo militar y de militares historiadores, en el convencimiento de que unos y otros, tantas veces empeñados en esfuerzos separados, tenían algo que aportar a una obra de estas características. Ambos grupos profesionales eran necesarios y una colaboración sin renuncias era imprescindible y se apostó por ello. A la vista de los resultados nos reafirmamos ahora en el convencimiento de que el profesional de la milicia tiene mucho que aportar a algo que le es especialmente propio, que forma parte de su esencia vocacional, de sus conocimientos y de su experiencia, y en que el trabajo del investigador de las ciencias sociales y procedencia y método universitario resulta obligado, sin que tengamos que esperar a que surja un colectivo híbrido, por ahora impensable, de conocimientos y prácticas tan dispares y varios, solo acumulables en casos individuales excepcionales.

La obra presentada se materializa en nueve volúmenes estructurados en seis tomos, acompañados por sendas bases de datos que pretenden constituir un auxilio y un reto proyectados hacia los futuros investigadores del fenómeno militar. Cuenta con 170 colaboradores, de los que 26 son académicos en sus diferentes categorías, 51 militares de los tres ejércitos, y el resto catedráticos, profesores, doctores y funcionarios. En ella vemos a relevantes militares, marinos y aviadores analizar de manera preferente, aunque no única, aspectos técnicos, orgánicos, logísticos y tácticos, y a ilustres investigadores del mundo académico hacerlo, aunque tampoco en exclusiva, respecto de otros políticos, sociales, artísticos y económicos que han ampliado y enriquecido en gran manera el espectro temático. Unos y otros han sido dirigidos por académicos de la Historia de relevante trayectoria que han estructurado y distribuido la materia soslayando lo que sin su experiencia y saberes corría riesgo de convertirse en una desaconsejable mezcla de géneros y de métodos. Martín Almagro-Gorbea, Miguel Ángel Ladero, Luis Ribot, Carmen Iglesias, Miguel Artola, Gonzalo Anes…, son nombres de académicos por todos conocidos, a los que hay que sumar los del teniente general Alfonso de la Rosa Morena, y del profesor Enrique García Hernán. Todos ellos han prestigiado el resultado y a la vez han dado rigor y coherencia al conjunto. Nada de lo realizado hubiese sido posible sin la aportación de los autores, todos dotados de los cuatro rasgos que para Pedro Laín Entralgo definen al gran historiador: precisión documental, ponderación en el juicio, penetración en la conjetura interpretativa y clara composición de lo que se escribe.

A lo largo de estos años se han tenido que lamentar muy sensibles pérdidas: el gran americanista Juan Pérez de Tudela; Gonzalo Anes, pionero de la historia económica; José Luis Casado, escritor, historiador, arqueólogo y museógrafo; José Ignacio González-Aller, exponente de la mejor tradición de los marinos ilustrados de la Armada española; Francisco Portela, maestro de historiadores del Arte; Agustín Alcázar, de toda una vida dedicada a la enseñanza militar superior; Víctor Guerrero, incansable difusor del patrimonio cultural balear, y Guillermo Velarde, nuestro sabio atómico... En sus vidas de entrega debemos incluir este último servicio. Resquiescant in pace.

Hugo O’Donnell y duque de Estrada, académico de la Historia y director de la Historia Militar de España.

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