El poder de la IA en los mercados emergentes

La inteligencia artificial está permeando casi todos los aspectos de la vida en las economías avanzadas. Desde los gobiernos y las empresas hasta los individuos, el alcance de la IA es arrollador, y su implementación está demostrando ser transformacional.

Sin embargo, los beneficios no sólo se están sintiendo en el mundo desarrollado. Se calcula que la IA aportará 15,7 billones de dólares a la economía global en 2030, brindando valor socioeconómico a todos los sectores de la sociedad en los próximos años. Y un porcentaje sustancial de este total estará representado por las economías emergentes, donde la IA ya está ayudando a resolver problemas muy arraigados.

Las sumas gigantescas que se invierten en IA ilustran el potencial que muchos ven en esta nueva tecnología. Según estimaciones de la Corporación Internacional de Datos, el gasto global en IA alcanzará aproximadamente 36.000 millones de dólares en 2019, un incremento considerable del 44% con respecto a 2018. Se espera que esa cifra supere los 79.000 millones en 2022.

La razón por la que se está invirtiendo tanto dinero en IA es obvia: se espera que el valor comercial a nivel mundial que se obtenga de la IA ascienda a 3,9 billones de dólares en 2022, más de tres veces los 1,2 billones de dólares en valor que generó en 2018. Y no es sólo que las empresas se estén beneficiando al adoptar la IA. También son agentes clave de cambio, permitiéndoles a millones de personas en el mundo en desarrollo beneficiarse de mayores eficiencias, incrementales y de amplio alcance.

Debido a la sofisticación de la IA, muchos creen que se presta mejor para aplicaciones en las economías desarrolladas. Pero la IA quizá sea aún más relevante en los mercados emergentes, que están explotando las oportunidades que genera para obtener réditos sociales y económicos significativos. La IA está dando lugar a nuevos productos y modelos que están ayudando a los más pobres a ascender en la escalera económica a través de soluciones que superan las tecnologías existentes.

Por ejemplo, la falta de acceso al crédito ha sido un impedimento enorme para el desarrollo socioeconómico, pero ahora la IA está ayudando a despejar este cuello de botella en las zonas más remotas y más pobres del mundo. Desde poblados en Indonesia hasta tierra agrícola en Kenia y Madagascar, los sistemas basados en IA están ayudando a que los pequeños emprendedores y agricultores puedan tener acceso a fondos –no sólo poniendo en marcha un círculo virtuoso de ayuda a los marginados, sino también impulsando, potencialmente, el crecimiento y la productividad-. A falta de historias crediticias tradicionales, los proveedores de capital alternativos están utilizando aplicaciones de IA para calificar a los potenciales prestatarios y predecir un incumplimiento de pago. Hay ejemplos prominentes como M-Shwari en Kenia y Ant Financial en todo el este de Asia.

En las economías emergentes, los agricultores pueden utilizar dispositivos móviles prácticamente ubicuos para acceder a servicios basados en IA que ofrecen información en tiempo real sobre el clima, el uso y los requerimientos de agua y las condiciones del suelo, lo que les permite tomar decisiones operativas más informadas. Este es sólo un ejemplo de cómo las soluciones de IA de bajo costo están alterando la vida de los agricultores a nivel global. En lo que concierne a la producción industrial, una mayor automatización está impulsando la eficiencia y reduciendo los costos, al mismo tiempo que ayuda a aumentar el consumo en el proceso.

Las aplicaciones de IA también se están utilizando para ayudar a resolver problemas de infraestructura. Esto es particularmente importante en el contexto de los mercados emergentes, donde un fuerte crecimiento económico y la rápida urbanización están colocando a los activos existentes bajo una presión cada vez mayor. Las ciudades inteligentes, las redes inteligentes, los sistemas de tránsito integrados por Internet, los vehículos sin conductor y las tecnologías basadas en sensores (para dar sólo unos pocos ejemplos) son parte de este poder de la IA. Dada la velocidad de la urbanización en Asia y África, la adopción de soluciones basadas en IA en la provisión de infraestructura será necesaria para lograr que las ciudades funcionen sin problemas.

De todas maneras, sigue habiendo desafíos. Uno importante es el costo elevado de implementar IA en la vida cotidiana. La tecnología puede ofrecer un potencial tremendo, pero también debe ser comercialmente viable. Otro es la seguridad de los datos. Los interrogantes relacionados con la privacidad y la comunicación de datos no amainarán en lo inmediato, y deben recibir respuesta.

Por cierto, se deben abordar ambas cuestiones de manera convincente, porque elegir si adoptar IA o no muchas veces depende de ello. Y garantizar una mayor adopción y una implementación equilibrada de la tecnología de IA será crucial para el crecimiento y el desarrollo económico de largo plazo de los mercados emergentes. Y, a medida que la tecnología vaya madurando, se volverá más económica y se la entenderá mejor.

Otra consideración para las economías emergentes es la naturaleza cambiante del trabajo, debido a la mayor aplicación de IA en los procesos de producción. Las innovaciones basadas en IA presumiblemente estén reduciendo la demanda de mano de obra, lo que plantea un problema importante para los países con grandes poblaciones en edad laboral, como India, Indonesia y Bangladesh. Pero la IA también crea una ventana de oportunidades para que el mundo en desarrollo vuelva a capacitar a su fuerza laboral en empleos mejores y que requieren menos mano de obra y, al hacerlo, ayudar a la economía a subir en la cadena de valor.

Dados los beneficios que ya le aporta la IA a las economías emergentes, es necesario que se la adopte más ampliamente. Es cierto, los gobiernos tendrán que tomar decisiones matizadas, teniendo en cuenta los desafíos que ciertamente existen a la hora de adoptarla e implementarla con éxito. Pero la única manera de superar estos retos es haciéndoles frente.

Frank-Jürgen Richter is the Founder and Chairman of Horasis: The Global Visions Community.

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