El precio de la biodiversidad es una ganga

¿Cuál será el costo de salvar los bosques del mundo y aumentar las perspectivas de vida de sus siete mil millones de habitantes? En pocos días, la India será la anfitriona de la reunión del Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica en Hyderabad. Los países reunidos estudiarán la manera de obtener los recursos necesarios para alcanzar las ambiciosas Metas de Biodiversidad de Aichi, aprobadas hace dos años en la última reunión de este tipo que se celebró en Japón.

Las metas de Aichi exigen que hasta el año 2020 se reduzca a la mitad la tasa de pérdida de hábitats naturales del planeta, incluyéndose entre ellos a los bosques. En Hyderabad, se presentarán a los gobiernos presentes los costos probables de la ampliación de esfuerzos para lograr dicho objetivo.

Una evaluación estima que se necesitarán alrededor de $40 mil millones al año para reducir a la mitad las tasas de deforestación y para garantizar la gestión sostenible de los bosques en los países en desarrollo hasta la fecha prevista. El costo puede parecer significativo en un mundo con tasas de desempleo crecientes, y donde muchos países continúan luchando con crisis financieras y económicas en curso y otros contemplan la quiebra.

Pero el costo de la preservación de la biodiversidad del mundo tiene que ser contrastado con el enorme valor económico y social que tienen los bosques en términos de los beneficios que ofrecen tanto a nivel local como mundial. Los bosques garantizan el suministro de agua, contrarrestan la erosión de los suelos, y salvaguardan una abundante cantidad de recursos genéticos que serán cada vez más importantes para el desarrollo de nuevos productos, fármacos, y cepas de semillas, todos ellos necesarios para sostener las vidas y los medios de subsistencia de las más de nueve mil millones de personas que habitarán el planeta en el año 2050. Por otra parte, la inversión en la conservación de los bosques y el uso sostenible de la tierra es uno de los medios que ofrece más beneficios con relación a los costos en lo que respecta a la mitigación del cambio climático.

Son inmensos los beneficios potenciales de las inversiones en el ámbito forestal que tienen destinos específicos. Restaurar tan sólo el 15% de los paisajes forestales en todo el mundo podría generar hasta un valor de $85 mil millones en servicios para ecosistemas cada año ($85 billion worth of ecosystem services every year), valor que en su mayoría beneficia a comunidades rurales y desfavorecidas. Las estimaciones del valor de los beneficios que genera el Complejo Forestal Mau a la economía de Kenia, por ejemplo, indican una cifra de $1,5 mil millones al año. Se están preparando estimaciones similares para casos en Brasil, Colombia, India y otros lugares.

El costo de la inacción sería considerablemente mucho mayor en comparación con la inversión requerida. El costo anual de la adaptación al cambio climático ya ha superado la marca de los $40 mil millones, y se espera que aumente cada año, a menos que podamos reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero.

Algunos países ya han dado un paso adelante y han aceptando el desafío. Noruega está invirtiendo $3 mil millones para apoyar las iniciativas nacionales e internacionales, incluidas las del programa ONU-REDD (Reducción de Emisiones de la Deforestación y Degradación de Bosques) (UN-REDD (Reducing Emissions from Deforestation and Forest Degradation) Program), un esfuerzo conjunto de tres agencias de la ONU para apoyar los esfuerzos que realizan los países en desarrollo a fin de conservar, gestionar de manera sostenible y restaurar los bosques tropicales (una serie de actividades conocidas como REDD+).

Brasil ha reducido las tasas de deforestación en la Amazonía en aproximadamente un 80% desde el año 2005, y Noruega ha comprometido $1 mil millones para ayudar a lograr nuevas reducciones. Los esfuerzos de Brasil han llevado a tal vez la mayor reducción de emisiones en comparación con cualquier otro país del mundo – en un momento en que la deforestación representa alrededor del 15% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial.

El Programa ONU-REDD, lanzado en el año 2008, actualmente apoya a 44 países en desarrollo, y 16 de esos países reciben apoyo financiero y técnico directo.

Por ejemplo, la financiación los está preparando para que puedan desarrollar sistemas de seguimiento y puedan construir apoyo y concienciación entre las comunidades locales y los pueblos indígenas a fin de que se pueda tener un nuevo inicio para la gestión forestal.

Algunos ya están aprovechando las oportunidades de financiación en virtud de lo que es esencialmente una iniciativa relacionada al cambio climático para lograr objetivos de sostenibilidad más amplios. Por ejemplo, Indonesia está tratando de establecer un corredor verde en Kalimantan (Green Corridor in Kalimantan) (la parte indonesia de la isla de Borneo), donde la deforestación no sólo está incentivando la emisión de gases de efecto invernadero, sino que también la disminución de los caudales de los ríos, lo que dificulta durante algunos meses el transporte de mercancías por barcaza. Teniendo en cuenta que el transporte en barcazas cuesta alrededor de $10 por tonelada, frente a los cerca de $60 por tonelada que cuesta el transporte en carretera, REDD+ ofrece una oportunidad para mantener bajos los niveles de emisión de gases de efecto invernadero, mientras que al mismo tiempo se preserva un sector económicamente importante.

No obstante que Noruega hasta la fecha ha realizado el mayor compromiso con las iniciativas del Programa ONU-REDD y con otras iniciativas, otros donantes – incluyendo la Comisión Europea, Dinamarca, Japón y España – también están contribuyendo. Asimismo, algunas empresas que ven claramente la situación también están invirtiendo en una gestión forestal sostenible; estas empresas tendrán una importancia clave en lo que respecta a cumplir con los objetivos de financiación hasta el año 2020.

Contrarrestar la deforestación no es una misión exenta de desafíos. Se deben mejorar los sistemas de gobernanza y tenencia de tierras en muchos países, y se debe abordar el riesgo de corrupción de manera rigurosa. En Hyderabad, los países y los expertos van a considerar cuáles precauciones pueden garantizar que tanto las personas como la naturaleza se beneficien de las actividades REDD+.

Sin embargo, los desafíos no deben disfrazar o desviar la atención de las oportunidades. El Programa ONU-REDD tiene tan sólo cuatro años de vida, y lo mejor está aún por venir. Ya sea para combatir el cambio climático o para lograr mayores beneficios ambientales, ya no se puede ignorar la necesidad de aumentar la financiación destinada a los bosques.

Y hay una razón fundamental final: en la actualidad 1,4 mil millones de personas dependen de los bosques para obtener sus medios de subsistencia. Las inversiones anuales de $40 mil millones por año podrían generar cinco millones de nuevos empleos a nivel mundial.

El mundo realiza arduos esfuerzos para combatir el cambio climático, para sostener a una población mundial en crecimiento, y para encontrar empleos decentes para millones de jóvenes. La inversión en los bosques y la biodiversidad representa una respuesta que va a la raíz y a las ramas de estos desafíos. Pero se requiere del apoyo ambicioso y amplio de los sectores públicos y privados. Con un precio de alrededor de $40 mil millones por año, el costo de este apoyo es, hablando con franqueza, una ganga.

Achim Steiner is UN Under-Secretary-General and UN Environment Program Executive Director. Braulio Dias is Executive Secretary of the Convention on Biological Diversity. Traducido del inglés por Rocío L. Barrientos.

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