El regreso de Thomas Edison

Con la denominación de transición energética nos referimos en la actualidad a una nueva revolución industrial. Revolución que tiene lugar al abrigo de los objetivos en la lucha contra el cambio climático, acompañada de innovaciones tecnológicas verdes, de carácter disruptivo. La electricidad y el gas natural comienzan su andadura a finales del siglo XIX y en las dos primeras décadas del XX. Thomas Edison en los EE.UU., y Joseph Swan en Gran Bretaña, perfeccionaron, de manera independiente, el desarrollo aplicable a la lámpara incandescente, facilitando la rápida evolución comercial a partir de 1870 de la energía eléctrica. George Westinghouse, unos años más tarde, empezó a comercializar conexiones en corriente alterna, siguiendo los diseños realizados por Nikola Tesla, que permitirían la producción y transporte de energía eléctrica a gran escala y distancia.

En esta segunda década del siglo XXI observamos una nueva revolución de la electricidad, surgida al amparo de los fines de la política climática. Los objetivos de descarbonización de la economía son el nuevo paradigma de la acción pública. La Unión Europea representa en el orden político y regulatorio la referencia central, a nivel global, de esta revolución energética de naturaleza climática. El Green New Deal anunciado por la presidenta Von der Leyen el pasado año ha sido reafirmado en el reciente Consejo Europeo como instrumento fundamental para la recuperación de la economía en los países de la Unión. De este modo, las instituciones europeas sientan las bases del desarrollo de una economía verde. Una economía verde que identifica un modelo productivo aún inédito, y a cuya capacidad confía la UE, su relanzamiento económico y la consiguiente recuperación de las iniciativas empresariales, y del empleo, en el contexto de la horrible pandemia que aún padecemos.

Se trata de una reforma que va mucho más allá de unos programas legislativos sectoriales concretos, ya que estos se inscriben en un plan general de descarbonización de la economía, al que se somete todo el modelo productivo comunitario, y sus estructuras de gobernanza. Este nuevo sistema económico y social encuentra en la alianza entre la electricidad y la digitalización sus dos arietes tecnológicos, permitiendo la convergencia de las infraestructuras de suministro eléctrico con otras industrias y sectores, y ensanchando y acercando al ciudadano, el catálogo y la calidad de múltiples servicios industriales y comerciales, desde la movilidad a los equipamientos de las viviendas, desde el autoconsumo y las comunidades descarbonizadas que crecen ya a gran velocidad en diversos lugares del mundo, a los beneficios de la economía circular.

Dado que hablamos de transición, este proceso reclama tanto determinación jurídica como gradualidad y mesura en su implementación; hibridación, cuando sea posible, en las soluciones industriales; y diálogo entre el sector público, los operadores comerciales, la sociedad civil y los consumidores. No se trata de arrumbar lo que ya existe, pero debe tomarse clara conciencia de que la innovación tecnológica, una vez probada su eficacia, admite cortos plazos de espera.

Con la nueva revolución energética verde el ciudadano dispondrá de toda su información comercial en tiempo real. Todo será más transparente, sencillo y atractivo. Tomará algún tiempo, pero traducido en meses y años, no en lustros o décadas. Thomas Edison y Nikola Tesla, mantuvieron una apasionante disputa científica e industrial a finales del siglo diecinueve, que alcanzó también a la pugna comercial, y a las emociones personales. Tesla, el 11 de enero de 1906 dirigió una carta a George Westinghouse a Broadway 120 Nueva York, dirección del hotel Waldorf Astoria, donde este se hospedaba, afirmando en su misiva que «la transmisión de energía sin cables creará una revolución industrial muy pronto, una como el mundo no ha visto nunca».

Edison tuvo la capacidad de concretar aplicaciones viables industrialmente para la sociedad norteamericana del momento. El descubrimiento y las aplicaciones de la electricidad serán la locomotora industrial de aquellas transformaciones. Algunos años más tarde, Lenin trató de emular algunas de estas realizaciones afirmando que Rusia eran «los Soviets y la electricidad», aunque con resultados mucho menos alentadores, en términos de bienestar y progreso.

Edison anticipó la modernidad al traducir las unidades técnicas (kW/h) en servicios (energía, alumbrado, calor), algo que marcó la relación industrial entre electricidad y transporte, trabajando conjuntamente con Henry Ford en la fabricación de un vehículo eléctrico; y comprendió la necesidad de asociar el favor de la opinión pública a las novedades científicas, de ahí el papel protagonista de la electricidad en la Exposición Universal de Chicago en 1893 dedicada a conmemorar la llegada de Colón al continente americano.

Vicente López-Ibor Mayor es presidente de la Federación Europea de Asociaciones de Derecho de la Energía (EFELA)

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