El renminbi apuesta a favor de su libertad

A principios de agosto, el tipo de cambio del renminbi superó el umbral psicológico de CN¥ 7 por dólar estadounidense. Mientras los inversionistas aún digerían en su totalidad la importancia que revestía ese evento, el gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sorprendió al mercado al etiquetar a China como país “manipulador de divisas”.

Utilizando el calificativo más suave, dicha designación es absurda, ya que China no cumple con los criterios del gobierno de Estados Unidos para ser considerado como un manipulador de divisas. De hecho, la decisión del Banco Popular de China (BPC) de dejar que el renminbi caiga por debajo de CN¥ 7 por dólar tuvo poco que ver con las guerras comerciales o las guerras de divisas. Por el contrario, esta decisión significó un paso importante por parte del BPC con dirección a la reforma del régimen de tipo de cambio inflexible de China.

Es cierto que el BPC intervino durante mucho tiempo en el mercado de divisas. Por ejemplo, durante la crisis financiera asiática de 1998 el BPC adoptó de facto la vinculación del tipo de cambio del renminbi al dólar estadounidense, lo que actuó como un factor clave para el restablecimiento de la estabilidad de los mercados financieros de la región.

Después del año 2003, el BPC intervino para evitar que el renminbi se apreciara, debido a que surgieron temores que apuntaban a que una moneda más fuerte podría dañar el crecimiento de China. Las autoridades chinas desvincularon el renminbi del dólar en el año 2005. Asimismo, tras una nueva vinculación temporal durante la crisis financiera mundial de 2008, en el año 2010 China adoptó un régimen de tipo de cambio que el Fondo Monetario Internacional clasificó como un arreglo de paridad móvil.

Desde finales de 2014, sin embargo, la presión ejercida sobre el renminbi para que esta moneda se aprecie disminuyó. En agosto de 2015, el BPC trató de dar un paso decisivo desplazándose de una vinculación suave hacia un régimen de tipo de cambio flotante mediante su declaración de que la paridad central del tipo de cambio del renminbi frente al dólar estaría determinada por el precio de cierre del día anterior. Desafortunadamente, debido al mal momento en el que se intentó la reforma, el mercado reaccionó de manera exagerada y el renminbi cayó un 3% frente al dólar en un período de tres días. Intranquilos por lo ocurrido, las autoridades abandonaron rápidamente dicha reforma.

De manera posterior, el BPC luchó para estabilizar el tipo de cambio del renminbi, y en menos de dos años gastó 1 millón de millones de dólares de reservas de divisas para apuntalar la moneda. Algunos economistas criticaron al banco por despilfarrar reservas para facilitar la fuga de capitales y la liquidación de las operaciones de carry (en las que los inversores piden dinero prestado en una moneda con tasa de interés bajas para comprar activos en una moneda que ofrece un mayor rendimiento). Sin embargo, la mayoría apoyó la intervención con el argumento de que la misma impedía que el renminbi entrara en caída libre y provocara una crisis financiera.

A principios de 2017, el renminbi se acercó a CN¥ 7 por dólar estadounidense, haciendo que se encienda un debate sobre si el BPC debía permitir que la moneda cayera más allá de este punto. A partir de entonces, CN¥ 7 se convirtió en un umbral psicológico. Cada vez que el tipo de cambio se acercaba a este nivel, el BPC establecería un precio de paridad central para el renminbi que estaba por encima del tipo de cambio del mercado, con el propósito de enviar la señal de que no permitiría que la moneda bajara de CN¥7. En la mayoría de los casos, los creadores de mercado ajustaron sus precios de oferta y demanda de acuerdo con la orientación a futuro del BPC, y las presiones de depreciación se alivianaron.

A principios del pasado agosto, el renminbi volvió a caer hacia CN¥ 7 tras que el gobierno de Trump anunciara sus planes para imponer un arancel del 10% sobre las restantes exportaciones chinas por valor de $300 millones de millones a Estados Unidos que no estaban sujetas a gravámenes. Sin embargo, el 5 de agosto, el BPC no estableció un precio de paridad central más alto para el renminbi tal como había esperado el mercado. Los inversores tomaron ello como una señal de que esta vez el banco central permitiría que el tipo de cambio rompa el umbral de CN¥ 7, lo cual evidentemente ocurrió.

¿Por qué el BPC eligió este momento? Tengo entendido que estuvo planificando esto durante muchos años con el propósito de librarse de los grilletes del régimen de tipo de cambio inflexible del renminbi. Ya que pospuso esta reforma una y otra vez, el BCP tenía que dar un paso decisivo en algún momento. Cuando recientemente, la oportunidad se presentó de nuevo, el BPC presumiblemente pensó que podría permitir que el renminbi caiga por debajo de CN¥ 7 sin causar un daño significativo a la economía china.

Aunque la jugada del BPC parece haber valido la pena hasta ahora, los formuladores de políticas de China aún se encuentran preocupados por la depreciación excesiva. De hecho, en los últimos días, el BPC ha tratado nuevamente de apuntalar la moneda emitiendo bonos de renminbi en el mercado offshore y utilizando el llamado factor anti-cíclico para establecer el tipo de cambio renminbi/dólar por encima de un nivel que esté alineado con la regla de fijación de precios de paridad central, con el propósito de enviar la señal de su preferencia por una moneda más fuerte. Para aquellos que durante décadas han estado argumentando a favor de una transición rápida hacia un régimen de tipo de cambio flotante, estas últimas intervenciones son otra señal de vacilación oficial.

En general, los formuladores de políticas deben permitir que el mercado determine la tasa de cambio del renminbi tanto como sea posible, independientemente de si la moneda enfrenta una presión al alza o a la baja. Al mismo tiempo, nunca deberían permitir una devaluación competitiva del renminbi con el fin de obtener una ventaja comercial. Eso no sólo sería injusto para los socios comerciales de China, sino que también socavaría los propios intereses a largo plazo del país.

Por lo tanto, al acusar a China de manipulación monetaria, el gobierno de Trump ha elegido claramente la pelea equivocada. Al menos en lo que respecta a los tipos de cambio, la ignorancia de dicho gobierno es sorprendente.

Yu Yongding, a former president of the China Society of World Economics and director of the Institute of World Economics and Politics at the Chinese Academy of Social Sciences, served on the Monetary Policy Committee of the People’s Bank of China from 2004 to 2006. Traducción del inglés: Rocío L. Barrientos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *