El rescate, verdadero fantasma de la economía rusa

La crisis económica a la que se enfrenta Rusia, inducida por una «tormenta perfecta» en la que se han unido el desplome del precio del petróleo, las sanciones económicas impuestas por Europa Occidental y Estados Unidos y el colapso del rublo, ya está desencadenando un efecto dominó en todo el viejo continente. Pero la situación podría llegar a ser peor, mucho peor.

El rescate del National Bank Trust mediante un préstamo de emergencia de 30.000 millones de rublos (435 millones de euros) para garantizar la liquidez de la entidad rusa, pone de manifiesto que otros bancos se encuentran en una situación complicada, hecho que todavía reduce más la confianza en el país y en el rublo. El sistema bancario funciona como un castillo de naipes y la caída del banco, con el consecuente riesgo de provocar un efecto dominó, son el verdadero fantasma al que hace frente ahora el país. Se trata de un problema más grave que las nuevas sanciones de las que tanto se ha hablado y que han jugado un papel más limitado en la crisis. No obstante, cada vez son más los consumidores que culpan a Occidente por la situación del país y un fuerte movimiento nacionalista es también un peligro real para los europeos que exporten a Rusia.

El rescate, verdadero fantasma de la economía rusaAunque el tamaño de esta economía es pequeño, dado que este mercado representa menos del 3% del PIB mundial frente al 20% de EE.UU. y el 15% de China, tiene potencial para hacer estragos en el resto de Europa. La Unión Europea es el principal socio comercial de Rusia y el país es un gran importador de productos europeos. Por ello, las empresas españolas que estén expuestas a este mercado sufrirán inevitablemente los efectos del aumento de los precios y la debilitación de los flujos de divisa con el rublo. Se calcula que en el conjunto de la Unión se producirá un descenso drástico en el número de turistas rusos que visitan sus fronteras. En 2012, los visitantes de esta nacionalidad gastaron 5.000 millones de euros en viajar a Europa Occidental y Central, por lo que, no cabe duda alguna de que países como España, Grecia y Francia notarán los efectos. La adquisición de propiedades, así como otro tipo de inversiones, también se verán reducidas.

Un posible contagio a otros países europeos, particularmente a los grandes socios comerciales de Rusia, como lo es Ucrania, supondría un nuevo peligro para la UE y para la economía mundial en su conjunto. El presidente ruso, Vladímir Putin, ha manifestado que la crisis durará dos años. Si bien sus declaraciones no son más que simples especulaciones y la experiencia nos demuestra sobradamente la inhabilidad de los economistas para prever las recesiones y sus salidas, lo que es destacable es que él mismo considera la situación muy grave y no tiene visibilidad a corto plazo. De lo contrario, fijaría un plazo mucho más cercano en el tiempo y especularía fijando su duración en unos meses.

El Banco Central de Rusia ha agotado su baza consistente en subir los tipos de interés. Esta herramienta ha resultado tener poco impacto sobre la caída del rublo y puede acabar asfixiando la economía real con costes inasumibles para las empresas. De ahora en adelante podría producirse un control de capital, es decir, una limitación de la entrada y salida de capital en Rusia, con el objetivo de mantener sus reservas de divisas. Se trata de una posibilidad que ya aplicó el país durante la crisis de 1998 y que también han implementado otras economías con problemas cambiarios como Argentina.

Para hacer frente a este contexto, las empresas españolas que trabajan en este mercado deben adoptar una perspectiva a largo plazo. Para seguir operando, las compañías pueden abrir una cuenta en rublos en el país de origen para realizar con más facilidad las transacciones de la compañía y evitar las restricciones que puedan imponerse. Algunas grandes empresas han suspendido ventas y reajustado sus precios. Esto les permitirá mantener su margen de beneficios en el país, aunque está claro que tendrá un impacto negativo sobre el volumen de transacciones.

Pase lo que pase, la UE sufrirá las consecuencias del debilitamiento de la economía rusa de un modo u otro, aunque, a largo plazo, si el precio del petróleo vuelve a subir, lo hará también Rusia.

Philippe Gelis, CEO de Kantox, compañía dedicada al intercambio de divisas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *