El reto del desminado en Colombia

Las noticias de la semana pasada sobre el acuerdo de paz alcanzado entre el Gobierno colombiano y las FARC después de 50 años de conflicto le ha mostrado al mundo que la paz y la reconciliación son posibles en estos tiempos turbulentos. Pero mientras las celebraciones en Bogotá y en todo el país se desarrollan, es momento de abordar las necesidades de cerca de siete millones de colombianos que fueron obligados a abandonar sus casas y su terreno, convirtiendo a Colombia en el segundo país con más número de desplazados internos después de Afganistán. Por esto es importante tener en cuenta que para el retorno de la población desplazada es necesario que la tierra sea segura.

En Colombia, las minas antipersonas han sido utilizadas a lo largo del conflicto, convirtiéndolo en el país con el segundo número de víctimas a nivel internacional. A diferencia de otros países como Angola y Camboya, las minas en Colombia son Artefactos Explosivos Improvisados (AEI), sin embargo, teniendo en cuenta la convención de Ottawa, son consideradas como Minas Antipersonal (MAP). Al ser minas artesanales, su contenido metálico es muy poco, lo que hace la detección más difícil. Además, están enterradas sin un patrón y existen pocos detalles sobre dónde fueron sembradas.

Colombia se está beneficiando de las lecciones aprendidas en otros países. El Gobierno ha establecido la Dirección para la Acción Integral Contra Minas Antipersonal (DAICMA) y creado la Brigada del Ejército para el desminado. Dentro de los primeros retos del naciente sector de desminado en Colombia, es necesario actualizar la base nacional de datos de contaminación por minas, que actualmente no capta completamente el número de minas en la tierra. Municipios en los que era inseguro ingresar, ahora se podrá y será necesaria la realización de Estudios No Técnicos en los siguientes meses. Cuando la base de datos este actualizada, el tiempo y los costos del desminado deben ser estimados. Las áreas pueden ser caracterizadas por alto o bajo impacto, y las decisiones pueden realizarse seleccionando qué áreas pueden ser despejadas manualmente y cuáles de forma mecánica o por civiles y/o militares.

El futuro de Colombia puede ser brillante. Tiene el reto de ser un país libre de la sospecha de minas para 2021. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, reconoció esto al lanzar la iniciativa global de desminado para Colombia en conjunto con Noruega. Washington se ha comprometido con 33 millones de dólares para ser invertidos en desminado hasta 2017, y Oslo también lo ha hecho contribuyendo con 20 millones de dólares más. Varios países de América Latina, Europa y más allá, se han unido a esta iniciativa. El Gobierno de Canadá también se comprometió recientemente con 12 millones de dólares canadienses para el desminado. Este puede ser el principio de un esfuerzo de la comunidad internacional para ayudar a que los países afectados por las minas antipersonas en el mundo puedan deshacerse de estas terribles armas. Para los colombianos, su camino hacia la paz y los territorios libres de sospecha de minas se inicia hoy, pero solo si el mundo los respalda.

James Cowan es teniente general y director ejecutivo de The HALO Trust, una organización británica dedicada al desminado civil humanitario y que opera en Colombia desde 2013.

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