El Sahel, nuevo escenario de Al Qaeda

A medida que las fuerzas internacionales han ido interviniendo en Irak y Afganistán la organización terrorista Al Qaeda se ha visto forzada a ir saliendo de estos países, encontrando un nuevo acomodo en los países subsaharianos. En 2003 uno de los fundadores del Grupo Salafista para la Predicación y el Combate, Al Bara, empezó a impulsar los campos de entrenamiento más allá de la frontera sur argelina, atrayendo a combatientes de los países vecinos. A esta iniciativa, que surgió inicialmente con el apoyo de Al Qaeda en el Magreb, se unió la designación de Al Mokhtar como representante de Al Qaeda en el África Occidental. Desde entonces, la presencia de Al Qaeda se ha proyectado de tal manera que ya no es tan apropiado denominarla como Al Qaeda en el Magreb sino en el Sahel, pues las ramificaciones de influencia wahabita están ya asentadas desde el norte de Senegal hasta Somalia, trazando una línea regular en cuanto a la naturaleza islamista de estos grupos y sus conexiones internacionales. Según un informe del Pentágono, ésta es la zona donde más está creciendo Al Qaeda últimamente.

Muy especialmente desde que la situación en Irak ha empezado a mejorar y a asentarse el Estado de derecho, aunque de una forma paulatina, Al Qaeda ha ido desplazándose a esta subregión africana buscando una nueva base de operaciones. Estamos asistiendo, por tanto, a la conformación de un nuevo proyecto geoestratégico de la organización terrorista global. Ese desplazamiento afecta más si cabe a Europa, y en particular a España por ser zona de paso hacia el continente europeo, pues nunca antes la red había estado tan próxima de una forma tan amplia. Estaría sirviendo como nuevo escenario de entrenamiento y de apoyo logístico para atentar contra intereses occidentales en la zona, pero también en Europa.

Prueba de ello han sido los robos desde 2005 en la Costa del Sol, enviando el botín a Abu Haitan, uno de los dirigentes en el Sahel; el secuestro de 32 turistas alemanes en Malí en 2003; el ataque a una base militar mauritana en junio de 2005 con resultado de 17 soldados muertos. En febrero de 2007 Al Zawahiri hacía un llamamiento a los musulmanes mauritanos para abrazar la yihad. El 20% de los suicidas en Irak proceden del Magreb y del Sahel. En diciembre de ese mismo año las autoridades francesas cancelaban el rally de Dakar. Los tres suicidas que atentaron en abril de 2007 en Argel, dejando un reguero de 30 muertos, fueron entrenados en el Sahel. El 26 de junio de 2007 una célula que reclutaba combatientes para el Sahel fue desmantelada en Barcelona. Una serie de ataques coordinados en distintas zonas de Nigeria dejaron más de 300 muertos el verano pasado. Cuatro franceses de una misma familia fueron asesinados en diciembre de 2007 en Mauritania, donde también un británico fue ejecutado, y un cooperante norteamericano asesinado el verano pasado. Dos turistas austriacos fueron secuestrados a principios de 2008 en Túnez y trasladados a Kidal, en el norte de Malí, el punto que podría ser el cuartel general de Al Qaeda en el Sahel. Un suizo fue secuestrado en Malí el pasado 22 de enero y liberado en julio, también en julio 28 militares malienses fueron asesinados en una emboscada. A ello hay que añadir el atentado en la Embajada francesa en Mauritania del pasado 8 de agosto, más un francés secuestrado hace una semana. Muchas células que han atentado y están intentando atentar en Europa provienen de Al Qaeda en el Magreb, así como se ha detenido a centenares de individuos en España pertenecientes a esta organización que ha prestado un apoyo fundacional a la red saheliana. Las milicias de Al Shabaab, también afiliadas a Al Qaeda, operan contra internacionales, periodistas y fuerzas gubernamentales en Somalia.

Los agentes y medios con los que contaba España en Mauritania en el momento del secuestro de nuestros tres cooperantes son un buen punto de partida en cuanto que conocen el lugar. Sin duda alguna ayudará el hecho de contar con agentes que estaban trabajando en la inmigración ilegal, pues tienen un buen conocimiento de la criminalidad en la zona, y así mismo los programas de cooperación del Gobierno español habrán sentado un buen nivel de interlocución. Prueba de ello fue la inmediata reacción por controlar la frontera con Malí. La mayoría de los secuestros en esta zona han ido más destinados a aumentar su capacidad de financiación que motivados por un extremismo ideológico.

Lo que antes era Asia central para Al Qaeda en su proceso de triangulación basado en el reclutamiento, entrenamiento y posterior envío a Europa, está pasando a trasladarse hoy también al África subsahariana. Las tierras de nadie del Sahel se están convirtiendo hoy en un nuevo Afganistán en este sentido, una nueva plataforma de Al Qaeda para Europa. Y el motivo es esencialmente porque sus Estados fallidos, sin control de fronteras y con unas fuerzas regulares insuficientes y mal entrenadas como para poder hacer frente a este fenómeno, son un terreno abonado para la causa terrorista yihadista. Las características geográficas de esta vasta y yerma región, donde es difícil incluso establecer controles satelitales, han despertado el interés de Al Qaeda desde que se empezara a ver cercada en Irak y Afganistán. Funcionan mediante campamentos base rotatorios, y ya cuenta con algún experto en explosivos y químicos que podría estar replicando a otros. En unos casos actúan contra las fuerzas del orden y gubernamentales, y en otros contra intereses internacionales.

El proselitismo es otro filón a combatir en esta zona, ya existen nuevos predicadores que financiados desde Arabia Saudí están extendiendo la corriente wahabita, y así mismo levantando nuevos templos y centros de caridad en Tom-buctú y en pueblos del desierto. En los últimos 10 años Mauritania ha pasado de tener 60 mezquitas a las 900 actuales, aumentando el uso del velo, y habiéndose destinado un presupuesto de 12 millones de dólares (unos ocho millones de euros) para el Ministerio de Asuntos Religiosos en 2008. Algunos mauritanos se han estado formando en escuelas de Arabia Saudí. Más de 700 militantes fueron detenidos por las fuerzas saudíes en el primer semestre de 2008, por estar preparando atentados y produciendo material propagandístico de ideología takfiri extremista para los países del Sahel, muchos de ellos reclutados durante la celebración del Hajj. Responder a todos estos desafíos requiere de la cooperación internacional por ser un fenómeno transfronterizo.

La UE se ha focalizado en los últimos años en combatir el fenómeno de la radicalización yihadista en Europa, la inmigración, el intercambio de información entre sus Estados miembros, la cooperación en el control de fronteras y la transmisión de información entre Europol y Eurojust. Y el hecho de que el Coordinador Europeo de la Lucha Antiterrorista visitara Mauritania hace dos semanas y esté empezando a impulsar un plan global en la franja saheliana es indicativo de que la UE está por abordar el fenómeno tras sus fronteras y de avanzar hacia el desarrollo de un marco más operativo. Poner en marcha un plan europeo para luchar contra el terrorismo en el Sahel va a centrar la agenda europea, y España tendrá una buena oportunidad para impulsar propuestas en este sentido durante la presidencia de la Unión que va a ostentar en el primer semestre del 2010. El fenómeno terrorista internacional ya no puede ser abordado desde el Estado-nación y precisa de estrategias integrales lideradas por instituciones internacionales. Por muy acertada que sea la iniciativa de entrenar y dar apoyo táctico y operativo a las fuerzas de estos países, hay que completar la lucha antiterrorista mediante programas civiles también. Perseguir a estas redes requiere del conocimiento de lo que acontece desde Asia, pasando por Europa, hasta el África septentrional y de todas sus conexiones entre sí.

María Amparo Tortosa Garrigós, consultora de organismos internacionales en zonas en conflicto. Experta en terrorismo yihadista.