El 'sextete' del fútbol europeo

En el mundo del fútbol profesional, cada vez más competitivo, estamos habituados a que continuamente se planteen retos a superar o récords a batir: ganar dos años seguidos la Champions, hacer el triplete o el sexteto de títulos en una misma temporada o ganar la Eurocopa en tres ediciones consecutivas. El fútbol está en permanente ebullición y en continua evolución, no tanto en sus reglas, algo ajenas a los avances de la tecnología, pero sí en su estructuración económica y en sus expectativas de crecimiento.

El fútbol, como generador de actividad económica, se articula en torno a dos mercados: el de jugadores (donde se intercambian el talento de los futbolistas y el dinero de los clubs) y el de seguidores (donde los resultados deportivos se traducen en ingresos que directa o indirectamente provienen de los aficionados). Estos dos mercados constituyen un triángulo en el que el gasto en talento que hacen los clubes se relaciona positivamente con los resultados obtenidos y estos, también positivamente, con los ingresos que obtienen de diferentes fuentes.

Este triángulo con los vértices talento, resultados e ingresos establece tres de los cuatro ámbitos en los que la mirada económica en el futuro del fútbol europeo debe dedicar especial atención: mercado de jugadores, organización de la competición y crecimiento económico.

La experiencia vivida en su momento con la sentencia Bosman deja la puerta abierta a que no sea impensable ni improbable que el actual sistema de traspaso de jugadores pueda verse cuestionado a nivel europeo. Al mismo tiempo, si se quiere profundizar en el papel formativo del fútbol para los jóvenes, hay que pensar en un sistema de compensación para esta tarea más justo, creando incentivos para los clubs para invertir en este ámbito.

Por otra parte, está en la agenda de los grandes clubes europeos la consideración de un cambio en la estructura de la competición incorporando elementos más propios del deporte profesional de EEUU, como podría ser la creación de una Liga europea alternativa a la actual Champions. En el momento actual, el debate sobre este tema parece fundamentado en opiniones y valoraciones más que en análisis detallados de las implicaciones de un cambio de esta naturaleza en el fútbol europeo en función de los diferentes objetivos que los participantes (clubs, organismos federativos, o Ligas profesionales) puedan tener, y donde es crucial la consideración de si el seguidor, tanto local como global, aceptará estos cambios.

En tercer lugar, es evidente la apuesta decidida por la globalización del fútbol. Las expectativas que se abren con nuevos mercados geográficos y con nuevos productos a través de las nuevas tecnologías, y la creciente calidad del espectáculo televisivo del fútbol hacen que este sea más global con un riesgo potencial de perder lo que algunos califican como la componente 'alma' dentro del fútbol, en contraposición al componente 'negocio'. Hay que compatibilizar la dimensión global y la local dadas las especiales características del fútbol europeo, diferente al deporte profesional norteamericano. No es una cuestión solo de garantizar partidos con estadios llenos y que no se devalúe el espectáculo televisivo, sino también de preservar esa identidad local de los clubs. En este contexto de crecimiento del fútbol, el papel del reparto de los derechos televisivos y su propiedad son elementos clave.

Estos tres ámbitos requieren de un entorno institucional y de regulación que garantice la credibilidad, la viabilidad y la sostenibilidad futura del fútbol. En este sentido, el gobierno del fútbol en todos los niveles es clave, junto con la opción de regular con la máxima flexibilidad los requerimientos económicos a los clubs para su buen funcionamiento, en línea con las iniciativas que, tanto a nivel europeo como para parte de diferente países, se han tomado últimamente.

El fútbol europeo está ante el reto de ganar, de resolver, su propio 'sextete' que conformarían: la potencial adaptación del sistema de traspasos, la incentivación de la inversión en fútbol formativo, la innovación, en su caso, en la organización de la competición, la compatibilidad entre la apuesta global y la atención de la dimensión local, el uso adecuado de los derechos televisivos para la mejora de la competición y del espectáculo y el ajuste de los aspectos institucionales y de regulación a los nuevos escenarios que se planteen. Alcanzar este 'sextete' requiere de una aproximación rigurosa, analítica, transparente, profesional y consensuada por parte de todos los agentes que intervienen en el mundo del fútbol, con una especial consideración de aquellos que determinan su importancia y relevancia, los seguidores.

Jaume García Villar, Catedrático de Economía Aplicada (UPF).

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