El sindicalismo en España

El presente documento recoge el debate celebrado en la Fundación Alternativas el día 11 de diciembre de 2008 en torno al presente y futuro del sindicalismo en España.

Al igual que otros importantes actores y protagonistas de la vida social y política, los sindicatos han experimentado enormes modificaciones en su organización, sus funciones, la percepción social que de ellos tienen los ciudadanos y el trabajo institucional que realizan. Esos cambios guardan similitud en ocasiones con los ocurridos en otros países de más larga tradición democrática, puesto que la fuerza homogeneizadora de las transformaciones económicas y sociales plantea problemas y necesidades de parecido corte. Pero no dejan de existir también enormes diferencias que separan a los modelos sindicales existentes, por ejemplo, en los países anglosajones, del que se ha venido consolidando en España.

El Laboratorio de la Fundación Alternativas impulsó la realización de dos estudios sobre la evolución del sindicalismo desde perspectivas distintas. Andrew J. Richards, profesor del Centro de Estudios Avanzados en Ciencias Sociales del Instituto Juan March, autor de diversos trabajos sobre el sindicalismo en el Reino Unido y los Estados Unidos, abordó los cambios experimentados en España desde el ángulo de la ciencia política con el fin de observar la aplicabilidad de algunas experiencias foráneas a los sindicatos españoles. Por otro lado, Holm-Detlev Köhler, profesor de Sociología de la Universidad de Oviedo, analizó, desde la perspectiva de la sociología del trabajo, los retos derivados de la globalización y el cambio tecnológico para la organización, los comportamientos y las prácticas sindicales. Sobre la base de esos dos documentos, que sus autores presentaron en el seminario, los asistentes pudieron expresar coincidencias, acuerdos y desacuerdos de distinta índole y alcance, a la vez que enjuiciaban las virtudes y carencias del modelo sindical existente en España para hacer frente a los problemas sociales actuales.

La mesa de discusión contó con la participación de cualificados representantes de las cúpulas sindicales, de organizaciones empresariales, especialistas en Derecho del trabajo, en economía de la empresa y responsables de las administraciones públicas. Su amplitud de puntos de vista y su rica experiencia permitió un debate vivo que, sin duda, hubiera podido prolongarse bastante más tiempo que el que resultaba disponible. A todos ellos quiero expresarles mi agradecimiento por su esfuerzo y por sus inteligentes aportaciones.

Como no podía menos de ocurrir –tal era, en parte, el objetivo del seminario–, muchas de las intervenciones pusieron el énfasis en la adaptación y modernización experimentadas por las organizaciones sindicales y su contribución a la estabilidad institucional, a la garantía de los derechos laborales y a la canalización de los conflictos sociales. Pero no faltaron tampoco consideraciones menos laudatorias en relación con la escasa afiliación existente o con las reconocidas limitaciones sindicales para la representación de los intereses de colectivos de trabajadores que resultan ser cada vez más heterogéneos.

Particular atención mereció a los presentes el análisis de la legitimación sindical derivada de los procesos electorales, la evolución experimentada por la negociación colectiva en contenidos y estructura y la financiación de la actividad sindical, cuestiones todas ellas en las que la exploración realizada se encuentra lejos de agotar la conveniente discusión de la materia.

Al hacer ahora públicos los materiales del debate, junto con los documentos de los investigadores mencionados, hemos querido contribuir a extender el alcance de una reflexión que se hace indispensable dentro y fuera del ámbito sindical. Afirmamos con rotundidad que los sindicatos son instituciones sustanciales para las relaciones laborales en una sociedad democrática avanzada y que, por tanto, cumplen un papel insustituible.

Ahora bien, su adaptación permanente a los acelerados cambios económicos y sociales resulta obligada para mantener su legitimación real y su funcionalidad. Porque, efectivamente, su aceptación social no puede derivar únicamente del sistema legal que nos hemos dado, sino que ha de ser, principalmente, el fruto del reconocimiento público obtenido por el adecuado ejercicio de sus responsabilidades. Pues bien, este escrutinio crítico –sin autocomplacencia alguna– es justamente el que se espera que lleven a cabo quienes están más interesados en garantizar la existencia de sindicatos fuertes y socialmente prestigiados. No lo llevarán a cabo, desde luego, quienes desean la inoperancia o el descrédito sindical. Porque sólo mediante el reconocimiento de los problemas existentes y el esfuerzo de adaptación necesario para superarlos podrán los sindicatos contribuir al mantenimiento de condiciones decentes de trabajo mientras favorecen el progreso económico y el avance social de nuestro país.

Afortunadamente, las favorables transformaciones que los propios sindicatos han sabido impulsar hasta ahora en su organización, su discurso y sus comportamientos son factores que inspiran confianza al abordar el futuro. Pero es el futuro el que debe ser abordado. El pasado queda ya a la espalda.

Espero que esta publicación pueda contribuir no tanto a recordar los éxitos ya alcanzados, sino, principalmente, a estimular la inteligencia y a desterrar la pereza para hacer frente a los numerosos retos conocidos que exigen respuestas progresistas.

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Juan Manuel Eguiagaray Ucelay, director del Laboratorio de Alternativas.