El techo de cristal

En las últimas décadas Europa ha avanzado considerablemente en la incorporación de un mayor número de mujeres al mundo laboral. La tasa de empleo femenino es del 62%, frente al 55% en 1997. Las mujeres también han logrado grandes progresos en educación: en la actualidad representan el 60% de los nuevos graduados universitarios. A estos avances han contribuido la legislación y el apoyo financiero de la Unión Europea.

A pesar de esta mejora, existe un importante déficit: la falta de mujeres en los niveles superiores de las empresas. Muchas mujeres cualificadas no pueden romper el techo de cristal al subir los peldaños corporativos. Los hechos son desoladores: solo uno de cada siete miembros de los consejos de administración (13,7%) de las principales empresas de Europa y uno de cada 30 presidentes de los consejos (33,2%) es una mujer.

En los últimos años se han producido progresos limitados. Con las actuales tasas de crecimiento del equilibrio de género en los consejos de administración de Europa, se necesitarían otros 40 años para lograr algo parecido a un equilibrio razonable. El número de mujeres presidentes de consejos de administración de grandes empresas incluso ha descendido, bajando al 3,2% en enero de 2012 desde el 3,4% en 2010.

En España, la situación incluso es peor, al representar las mujeres el 11,5% de los miembros de los consejos de administración.

En estos difíciles momentos por los que atraviesa la economía —cuando nos enfrentamos al doble reto de una población envejecida y al déficit de cualificación— es más importante que nunca aprovechar la cualificación de cada persona. Existen cuatro razones para apoyar a las mujeres a que finalmente rompan el techo de cristal en los consejos de administración de las empresas.

En primer lugar, la economía: incorporar más mujeres al mundo laboral contribuye considerablemente a mejorar la competitividad de Europa. La presencia de un mayor número de mujeres en el mundo laboral facilita, asimismo, el cumplimiento del objetivo de la UE de incrementar la tasa de empleo de la población adulta al 75%.

En segundo lugar, un número creciente de estudios muestran una relación entre más mujeres en puestos elevados y los resultados financieros de las empresas. Por ejemplo, de un informe de McKinsey se desprende que las empresas con un equilibrio de género tienen un beneficio de explotación un 56% más elevado que las empresas exclusivamente masculinas. Ernst & Young analizó las 290 más importantes empresas que cotizan en Bolsa. El resultado fue que los beneficios de las empresas con, al menos, una mujer en el consejo de administración eran significativamente superiores a los de aquellas que no tenían ningún miembro femenino en el consejo.

En tercer lugar, varios Estados miembros de la UE han empezado a actuar, introduciendo cuotas legalmente vinculantes para los consejos de administración. El grupo de pioneros incluye a Bélgica, Francia, Italia, los Países Bajos y España. Dinamarca, Finlandia, Grecia, Austria y Eslovenia han aprobado normas sobre equilibrio de género en los consejos de administración de las empresas públicas.

En cuarto lugar, los europeos apoyan un mejor equilibrio de género. En una reciente encuesta de opinión de alcance europeo, el 88% de las personas declaraba que, ante idénticas competencias, creían que las mujeres deberían estar equitativamente representadas en los puestos decisorios en las empresas. En España la cifra es del 90%.

En toda Europa, los ciudadanos, desde políticos a representantes del mundo académico y líderes empresariales, son conscientes de que las mujeres significan negocio. Es un gran paso adelante.

Por tanto, ¿qué debemos hacer a partir de ahora? Hace un año, la Comisión Europea, el Parlamento Europeo y ministros de varios Estados miembros instaron a las empresas de la UE que cotizan en Bolsa a mejorar voluntariamente el equilibrio de género. Se pidió a los presidentes ejecutivos que firmaran el Compromiso relativo a la presencia de mujeres en los consejos de administración de las empresas europeas para incrementar voluntariamente la presencia de mujeres en los mismos al 30% en 2015 y al 40% en 2020. Sin embargo, hasta la fecha, solo 24 empresas de toda Europa se han comprometido.

Esta es la razón por la cual la Comisión Europea ha lanzado ahora una consulta pública para definir la posible actuación a nivel de la UE para corregir el desequilibrio en los consejos de administración de Europa. ¿Podemos seguir basándonos en la autorregulación? ¿Necesitamos normas sobre cuotas vinculantes como hemos visto en algunos Estados miembros? ¿Necesitamos quizá una acción coordinada, o incluso armonizada, a nivel de la UE? ¿Se necesitan cuotas en todas las empresas o habrá que comenzar por las más importantes?

Romper el techo de cristal para las mujeres en los consejos de administración es un reto común al que se enfrenta la economía europea. Ya no podemos permitirnos malgastar el talento femenino. En estos momentos de grandes desafíos, lo que está en juego es demasiado importante como para mantener el statu quo. Ha llegado el momento de actuar.

Por Joaquín Almunia, vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de Política de Competencia; y Viviane Reding, vicepresidenta de la Comisión Europea y comisaria de Justicia, Derechos Fundamentales y Ciudadanía de la UE.

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