El terrorismo internacional: causas e implicaciones estratégicas

Laurence Thieux, Investigadora y colaboradora del Centro de Investigación para la Paz y del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (CIP-FUHEM, DIC/05).

El terrorismo internacional no es un fenómeno nuevo,pero su evolución paralela a la globalización ha transformado su carácter, sus dimensiones, su capacidad letal y, con todo ello, la forma de percibirlo. El 11-S marcó un hito en este salto cualitativo y cuantitativo, con un balance de 2.792 víctimas. EE UU comparó este atentado masivo con un ataque bélico clásico y reivindicó ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) su derecho a la legítima defensa.

Desde entonces, el terrorismo ha dejado de ser percibido exclusivamente como una amenaza interna a los estados y ha pasado a ser la cuestión dominante dentro de la agenda de seguridad internacional. La identificación del terrorismo como nuevo reto estratégico de Occidente también ha implicado la movilización de medios militares para luchar contra él (por ejemplo, en la operación Libertad Duradera en Afganistán). El terrorismo y la lucha contra el crimen organizado han sido integrados en el ámbito de competencias de la Defensa.

Una cuestión que ha sido objeto de debate es que un ataque masivo pudiera desestabilizar el sistema de relaciones internacionales que imperó hasta el final del siglo XX: un sistema en el que los estados soberanos monopolizaban el uso de la violencia y eran los principales interlocutores en la gestión de los conflictos. En las dos últimas décadas del siglo XX, las grietas de este sistema se han hecho cada vez mayores. La caída del régimen comunista supuso el cuestionamiento de los estados como entidades territoriales soberanas, con el resurgir de reivindicaciones nacionalistas y étnico-religiosas. La emergencia de las identidades y el ascenso político de los movimientos basados en credos religiosos en los países del mundo árabe y musulmán plantearon nuevos retos al orden establecido. Frente a la globalización y los avances del proyecto neoliberal, se multiplicaron los focos de resistencia, poniendo de manifiesto las deficiencias de un sistema cada vez más excluyente, que provoca la pauperización y marginación de gran parte de la población del planeta.

La lucha contra el terror se ha convertido en el lema de los gobiernos occidentales para justificar una nueva agenda de seguridad intervencionista. La respuesta estadounidense a los atentados del 11-S abrió una nueva etapa, marcada por las intervenciones militares en Afganistán e Irak. Estas ofensivas no sólo han sumido a Naciones Unidas en una crisis de legitimidad sin precedentes, sino que han dado un vuelco al rumbo que parecía tomar la sociedad internacional en la década de los noventa. La "cruzada" internacional contra el terror llevada a cabo por EE UU tiene, entre otros objetivos, la reconfiguración del Gran Oriente Medio (GOM), un espacio geográfico considerado particularmente sensible y prioritario para su seguridad. La guerra contra el terror es un "paradigma funcional" que permite a EE UU imponer de forma unilateral su agenda estratégica y, además, posibilita dar un paso más en la ruptura del principio de respeto de la soberanía de los estados. El colapso de la dicotomía tradicional entre el ámbito nacional e internacional era inminente antes del 11-S, pero esta fecha sirvió para tomar conciencia de que la división ya no era operativa y que no se podía garantizar la seguridad nacional sin actuar también en el ámbito de la seguridad global.

La confusión entre seguridad nacional e internacional y la implicación de actores civiles en la gestión de los conflictos son, según Mark Duffield, dos factores que proporcionan los medios y la justificación necesaria a la expansión de la "soberanía occidental", que pretende imponer un nuevo orden o garantizar la seguridad de las zonas fronterizas, consideradas como amenazas. En estos nuevos espacios de intervención se ejercen, así, los atributos de la soberanía como la posibilidad de declarar un estado de emergencia y definir el estado de excepción.

La reflexión sobre el terrorismo y su significado tanto para Occidente como para el mundo árabe se articula en dos niveles:

  • El terrorismo internacional y sus causas desde distintas perspectivas, tanto occidentales como árabes.
  • El impacto de la "guerra global contra el terror", las estrategias occidentales hacia el mundo árabe, los conflictos que atraviesa esta región así como los procesos de democratización, el desarrollo de la sociedad civil, la evolución de las diferentes corrientes políticas, etc.

A partir del 11-S, el discurso sobre el terrorismo y las estrategias adoptadas han girado en torno a las percepciones de seguridad de Occidente. Los países del Sur y, en particular, los países árabes están en el punto de mira al considerarse como lugares conflictivos en los que nace este nuevo tipo de violencia política, expresamente dirigida contra intereses occidentales. Las estrategias concebidas por Occidente para enfrentarse a este reto estratégico se han traducido en un incremento de las intervenciones directas, como la guerra en Irak, fuertes presiones diplomáticas o nuevas alianzas con gobiernos implicados en la lucha contra el terrorismo. El resultado de esta nueva escalada intervencionista en el mundo árabe no puede ser más contraproducente. Los estudios de opinión realizados en distintos países árabes respecto a su percepción de la política estadounidense en la región aportan datos muy negativos. Estas estrategias refuerzan el resentimiento en las opiniones públicas árabes contra Occidente.

En este contexto de bipolarización ideológica, conocer, acercarse y dialogar con las visiones del Sur es un paso imprescindible. Para ello hay que abrir nuevos cauces de diálogo, intentar aproximarse a los actores de las sociedades árabes (gobiernos pero sobre todo partidos políticos, sindicatos, asociaciones intelectuales y sociedad civil), conocer cuál es su aproximación al fenómeno del terrorismo y encontrar vías comunes para luchar eficazmente contra esta violencia. La lucha contra el terrorismo internacional requiere políticas e instrumentos globales que sólo pueden ser realmente operativos si cuentan con la cooperación efectiva de los estados del Sur.

El principal objetivo de este documento es ofrecer un marco de reflexión que identifica los principales retos conceptuales, políticos, culturales e ideológicos que presentan las diferentes aproximaciones al terrorismo internacional.

Leer artículo completo en formato PDF.