El Tito Sánchez y el Tito Marlaska

Llevo muchos años trabajando con políticos y con sus partidos, más que suficientes como para saber que, a la hora de legislar, absolutamente nada se hace por casualidad y que las leyes malas lo son porque el legislador ha buscado que lo fueran en aras de un dudoso, oculto y espurio beneficio.

Así, y a pesar de que desde numerosos foros se ha reclamado en innumerables ocasiones que los políticos deberían responsabilizarse y responder incluso con sus bienes de manera personal, cuando toman decisiones equivocadas y contrarias a informes de servicios jurídicos o técnicos, una de las respuestas de nuestro Gobierno ha sido reducir el delito de malversación, que no es otra cosa que el robo de dinero público por parte de un político o funcionario. Es decir, si usted es un empleado de banca o un fontanero y comete un robo, se le aplica la ley con todo su peso. Pero si es un político, pelillos a la mar… Tan grave es la cuestión que recientemente una delegación de la UE ha mostrado su sorpresa y desagrado respecto a la modificación del delito de malversación de fondos públicos, precisamente ahora que estamos recibiendo ingentes cantidades de dinero de Europa con el fin de relanzar nuestra economía. Y es curioso que en este contexto en el que los administradores deberían mostrarse más cuidadosos y esmerados, el Gobierno ponga facilidades a la posible malversación de fondos.

Todos pensábamos que dicha modificación del delito venía para «engrasar» las causas de los independentistas catalanes y los dirigentes delincuentes de la Junta de Andalucía. Pero resulta que no solamente se legisló de manera perversa mirando por los retrovisores sino que, y resulta altamente sospechoso, también pueda acabar beneficiando a un número todavía indeterminado para la opinión pública pero a buen seguro bien conocido para los dirigentes socialistas, de políticos del PSOE negociadores de prebendas y comisiones, coordinados, grabados y fotografiados en puticlubs por el Tito Berni y demás canalla.

En política hay que desconfiar siempre de las casualidades. Que el Tito Sánchez y el Tito Marlaska, que a la sazón es magistrado y por lo tanto está sobradamente preparado para saber lo que legisla, hayan aprobado hace escasas semanas una reducción de la malversación de caudales públicos, puede ser una casualidad. Como diría Feijóo, puede ser, o no…

Otra tremenda noticia que ha saltado estos días a los medios de comunicación es el altísimo incremento de suicidios en menores de edad. Una cuestión tremenda que nos debería llevar a pensar qué estamos haciendo mal, por qué aquellos que más ansias deberían tener de vivir, hoy optan en un porcentaje absolutamente inadmisible por quitarse la vida. Y es que ante estas tremendas cifras, no podemos sino sospechar que habrá muchísimos más que, sin llegar a plantearse el suicidio, estarán sufriendo lo indecible. Y ahí están nuestros Titos legisladores, para quienes las políticas más importantes para trasladar a dichos jóvenes son las de los fracasos. Se les incita a sentirse fracasados en lo que a su realidad e identidad sexual se refiere confundiéndolos de manera obscena e irresponsable en un período especialmente delicado para ellos, se les incita a abortar como si acabar con la vida de otro ser humano no fuera un enorme fracaso vital y una de las mayores barbaridades que puede cometer un ser humano, se les retiran las garantías legales que los protegen de los abusos de los adultos dejándolos indefensos ante políticos y formadores sin escrúpulos… Pero ahí están el Tito Sánchez y el Tito Marlaska legislando como si no conocieran las tremendas consecuencias de sus actos.

Y en esa falta de educación en valores, en esa ausencia de considerar y realzar la dignidad propia de todo ser humano y el respeto que esa dignidad y la misma vida merecen, en esa perversa acción legislativa con que nos inunda a los ciudadanos de bien el actual Gobierno regresista, han decidido sacar a la calle antes de tiempo a violadores, pederastas, pedófilos, abusadores… los cuales a buen seguro estarán encantados con el Tito Sánchez y el Tito Marlaska. Habrá que preguntar sí o sí a las futuras víctimas de esos depredadores, su opinión sobre los Titos…

Casi nada es casual en política. Sí es cierto que puede haber políticos que llegan mucho más alto de lo que por sus méritos y capacidades les correspondería, como es el caso de la ministra Irene Montero, el ministro Garzón o el ministro Iceta. Este último resulta un candidato más que dudoso para cualquier ministerio, pero precisamente para el de deportes… a no ser que dar saltitos y palmadas a la vez sea una nueva disciplina olímpica que desconozco. No es menos cierto que siempre, en cualquier Gobierno ya sea nacional o autonómico, aunque pueda existir algún cargo sobrevalorado, esta deficiencia queda en un segundo plano al primar la buena praxis del resto del ejecutivo.

Pero cuando un Gobierno conformado por doctores en diferentes disciplinas e incluso magistrados de reconocido prestigio legisla las barbaridades que está legislando nuestro ejecutivo y sus tremendas consecuencias son buena prueba de ello, pensar que se están equivocando sin querer no es una opción. Pero si están errando a sabiendas de lo que están haciendo, deberemos preguntarnos… ¿qué hay realmente detrás de los Titos?

Alfonso Ibáñez es consultor político.

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