El trilema del PSOE

Los socialistas nos encontramos en la siguiente situación: a) no queremos que gobierne el PP; b) no somos capaces de formar una mayoría alternativa, y c) no queremos que haya nuevas elecciones. Nos encontramos ante un trilema: solo podemos hacer concordar dos de las tres opciones. Por ejemplo, si no queremos que gobierne el PP y no queremos que haya nuevas elecciones, no nos queda más remedio que formar una mayoría alternativa. Que fue lo que intentamos, sin éxito, la pasada legislatura.

Si, por el contrario, en esta ocasión renunciamos a formar una mayoría alternativa y no queremos que haya elecciones, entonces no nos quedaría más remedio que resignarnos a un Gobierno del PP. La tercera opción del trilema, la de no resignarnos a que haya un Gobierno del PP, sin que seamos capaces de formar una mayoría alternativa, desemboca necesariamente en unas nuevas elecciones. De hecho, esa fue la opción del PP y de Podemos en la pasada legislatura: como no aceptaban un Gobierno liderado por el PSO,E y no eran capaces de formar una mayoría alternativa, en lugar de abstenerse forzaron unas segundas elecciones generales.

Se nos dice a los socialistas que la sociedad española no nos perdonaría unas nuevas elecciones, pero en junio el electorado ha premiado al PP y Podemos, que suman ahora 208 escaños, es decir, 16 más que en diciembre; por el contrario, ha castigado a Ciudadanos y PSOE, que suman ahora 117, es decir, 13 menos que en diciembre. Probablemente quienes nos hacen tales advertencias estén igual de equivocados que quienes afirmaban que repetir las elecciones provocaría una gran abstención. Pese a las previsiones de esas personas, los ciudadanos hemos participado algo más en las elecciones de junio que en las diciembre pasado.

Porque, en general, los ciudadanos no castigan que les hagamos perder una hora en ir a votar, sino la incoherencia entre nuestras palabras y nuestras acciones. ¿Cómo entenderían los casi 5,5 millones de votantes socialistas que permitiéramos un Gobierno del PP? Y eso después de que el PSOE, por boca de sus líderes, de todos ellos, haya denunciado no ya las erradas e injustas políticas de la derecha, sino los comportamientos absolutamente inaceptables del señor Rajoy y de su ministro del Interior, por citar el caso más reciente. ¿Qué significaría a partir de ese momento “no es no”, cuando lo diga un socialista? ¿Qué les dirían a los votantes socialistas los de Podemos al día siguiente en los trabajos? ¿Enhorabuena, qué envidia, vuestros líderes son los más responsables? ¿Qué nos diría la derecha económica y mediática la primera vez que votáramos con Podemos en contra de un proyecto de ley del PP? ¿Nos diría, no os preocupéis, sabemos que vosotros sois muy responsables?

Cuesta trabajo creer que alguien se atreva a decirle a los socialistas que abstenerse y regalar el Gobierno al PP, la oposición a Podemos, y el PSOE al olvido, es un acto de responsabilidad con España. Pero cuesta más trabajo aún imaginar que alguien, que nos quiera y nos respete, nos vaya a agradecer que hagamos eso.

La derecha política, económica y mediática nos plantea a los socialistas la repetición de elecciones como un chantaje: o nos abstenemos para que gobierne el PP, o la culpa de unas nuevas elecciones será nuestra. Los socialistas no estamos interesados en absoluto en que haya un Gobierno del PP, y no veo por qué deberíamos hacer nada para que lo haya. Sin presuponer qué Gobierno se pueda formar, si el PP y el resto de las fuerzas políticas quieren que nos pongamos de acuerdo en resolver el trilema y que una mayoría de bloqueo no fuerce un bucle de repetición de elecciones, como hicieron la vez pasada PP y Podemos, los socialistas no deberíamos tener ninguna objeción. Siempre y cuando el coste de la no repetición se distribuya de manera equitativa entre todos, esto es, que ponga más el que más tenga, nobleza obliga. Como dijo Pablo Iglesias, el fundador del PSOE, en un tiempo en el que solo a los hijos de los trabajadores se les exigía ir a la guerra de Cuba: “o todos, o ninguno”.

Si la sociedad, o los que dicen hablar en su nombre, exigen que unos hagan todos los esfuerzos y los sacrificios, y a otros les permite que no hagan ninguno, entonces la política no se va a curar.

José Andrés Torres Mora es diputado electo del PSOE.

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