El valor de un euro por Autonomía

Àlex Costa, Xavier López, Josep Lluís Raymond y Jaume Garcia (atención, este último expresidente del Instituto Nacional de Estadística) nos cuentan en una ponencia para la International Conference on Regional Science del 2015 la conveniencia de ajustar por las diferencias regionales en el poder de compra. Y cómo el vigente reglamento de contabilidad nacional y regional de la Unión Europea reconocía que el hecho de que los países tuvieran diferentes precios complicaba las comparaciones geográficas de precios y volúmenes.

Este problema, que ya identificó Simón Sosvilla y otros académicos en un documento de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) hace más de una década, suponía en España unas diferencias incluso superiores a las de los precios de la UE a 15; problema que no se soluciona mediante el uso de los tipos de cambio, sino a través de utilización de las paridades de poder adquisitivo (PPA). Se trata de saber cuánto cuesta una misma cesta representativa del consumo medio entre diferentes territorios. Una versión simplificada es el coste de una 'big burger' (índice del 'The Economist'), una entrada de cine en sala de estreno para una misma película sobre la geografía, o más recientemente el indicador del portal Expatistan, utilizado por los servicios de estudios de HSBC o Deutsche Bank.

A nivel europeo, Eurostat es el organismo responsable de la elaboración de las PPA a través de un programa conjunto con la OCDE que desgraciadamente no tiene concreción a nivel regional (NUTS-2), a pesar de que en el reglamento del Parlamento y el Consejo Europeo, donde se establecen las obligaciones de los estados miembros en esta temática, se alienta a los países miembros a elaborar este tipo de indicadores (PPA) a nivel regional.

En algunos países de la UE como Reino Unido, Italia y Alemania se han realizado estimaciones de sus PPA regionales. En España esta experiencia la inició hace unos años la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) por su cuenta, a partir de las actualizaciones de unas PPA para el año 1989 mediante la evolución del índice de precios al consumo, pero quedó sin continuidad hace pocos años. También ha habido una experiencia similar en el caso de Catalunya con las estimaciones realizadas por Idescat, con una metodología parecida a la de Funcas. Estas estimaciones también se dejaron de publicar hace unos años por parte de un Idescat poco amante de realizar estimaciones indirectas.

Solo el Instituto Nacional de Estadística dispone de la información de base necesaria para proceder al cálculo de las PPA regionales para España con una metodología similar a la de Eurostat y la OCDE. El material básico lo constituye la información recogida para elaborar el índice de precios al consumo y para cumplir con las demandas de información de Eurostat sobre elaboración de PPA de los países de la UE (encuesta de paridades del poder adquisitivo). Pero no lo hace.

En el documento 'Propuestas y recomendaciones previas a la formulación del Anteproyecto de Plan Estadístico Nacional 2013-2016, sobre las necesidades nacionales en materia estadística, y la adaptación y mejora de los medios existentes', elaborado por una ponencia nombrada por el Consejo Superior de Estadística, y aprobado por el pleno del mismo órgano en fecha de 14 de diciembre del 2010, aparecía como recomendación prioritaria «proporcionar información por comunidades autónomas sobre niveles de precios, similares a las paridades de poder adquisitivo (PPA) que estima Eurostat por países». Sin embargo, en el redactado de Real Decreto 1658/2012, de 7 de diciembre, por el cual se aprobaba el Plan Estadístico Nacional 2013-2016, dictaminado favorablemente por el propio Consejo Superior de Estadística, no aparece ninguna operación relacionada con aquella recomendación considerada prioritaria.

Dos adalides de la reforma de la financiación atonómica, Angel de la Fuente desde Fedea y Francesc Granell en Catalunya, que ahora sí reconocen lo insensato de la financiación autonómica actual, han abogado explícitamente en los últimos tiempos por la introducción del indicador anterior. Aunque sus reivindicaciones son tardías, sean bienvenidas, y en la línea de las de Gerard Padró y de las del firmante de este artículo en un informe del Institut d'Estudis Autonòmics de nada menos que del 2001. Lo curioso es que incluso en la propuesta de Fedea y de la Fundación Olof Palme aquellos mismos autores parecen olvidarse de sus propias propuestas. Gesticulaciones aparte, nada apunta pues al optimismo para la reforma autonómica que se avecina.

Guillem López Casasnovas, Catedrático de Economía (UPF).

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