El Vaticano quiere 'rockear'

Por el amor de Dios, Benedicto XVI, ahora resulta que hay que ser indulgente con John Lennon y aquella frase que dijo en 1968: "Los Beatles somos más famosos que Jesucristo". Así reza un artículo publicado en noviembre en el diario del Vaticano, L'Osservatore Romano, que, además de elogiar el talento de los cuatro de Liverpool, piropea al disco The Beatles (el llamado álbum blanco), con motivo del cuadragésimo aniversario de su edición. Dice que, para el Vaticano, aquella frase de Lennon "hoy en día suena más a una mofa de un joven de la clase obrera inglesa abrumado por el éxito", mientras que el citado disco era "un conjunto de canciones tal vez discutible, pero revelador de toda una época". Una época, concluye el rotativo, "en la que la protesta juvenil, las contradicciones, los excesos y fugas hacia delante, todo era posible y lícito". ¡Cielos!, ¿cómo que todo era lícito? Y, para acabar de subirse la sotana, va y suelta: "Actualmente los productos discográficos resultan estereotipados, muy lejanos de la creatividad de The Beatles". Si Franco levantara la cabeza...

Tanta debilidad clama al cielo. Pero aún más la ignorancia papal. Porque si Benedicto XVI quiere hacerse amigo de los jóvenes, aplaudiendo a Lennon y compañía solo logrará... ser colega de los padres de los jóvenes. A ver si en el Vaticano se enteran de que hay mucho rockero duro que está con ellos y con la chiquillería, y de que para abrir mercado juvenil no hace falta aplaudir ¡ahora! el disco más autoindulgente de los fab four (y la auto indulgencia no es muy cristiana), que encima se inicia con Back in the USSR, canción que dice que ¡las chicas de Ucrania y las moscovitas son mejores que las occidentales! Nostalgia de aquellos tiempos en que hombres rectos como el predicador estadounidense Billy James Hargis calificaba a los fab four de "comunistas camuflados". A las cosas hay que llamarlas por su nombre. Prediquémoslas. Que se sepa que el álbum blanco fue idolatrado por el asesino Charles Manson, que lo consideraba un "mensaje apocalíptico"; recordemos que el legendario crítico Nick Cohn escribió que es "increíblemente aburrido" y la mitad de sus canciones "profundas mediocridades"; no olvidemos que Yoko Ono hace coros en él y que contiene una canción dedicada a Judas (Hey, Jude) y otra a una practicante de meditación trascendental (Dear prudence: a la hija de Mia Farrow)... Santidad, este disco ¡hay que excomulgarlo!

Con quien ha de identificarse el Vaticano es con melenudos y barbudos, ¡como iba Jesucristo!, que no esconden su amor por el Todopoderoso y lo rockean bien alto. Tipos que habrían gustado a Bessie, la predicadora del libro El camino del tabaco, de Erskine Caldwell, quien afirma: "Hermanos y hermanas, no me avergüenzo de rezar aquí, al aire libre, y quiero que la gente que pasa junto al camino sepa que estoy junto a Dios. No me avergüenza que la gente me vea rezando. El diablo es el que siempre habla al oído para que uno entre en la casa, sin que nadie lo vea". Por eso la cuarentona Bessie --que, dicho sea de paso, solo piensa en acostarse con su segundo marido, de 16 años y corto de entendimiento; alabado sea el Señor-- esta- ría orgullosa de Nicko McBrain, miembro de Iron Maiden y cristiano convencido. Y de James Hetfield, de Metallica, quien menciona en sus bíblicas canciones los libros de la Revelación y el Éxodo. Y de católicos practicantes como John Petrucci, de Dream Theater, y Hansi Kürsch, de Blind Guardian (aunque sea un poco criticón). Y del fervor creyente del exguitarrista de Korn, Brian Head Welch, quien en un comunicado anunció, en el 2005, que elegía "al Señor Jesucristo como salvador" y que desde ese momento iba a dedicar su música a perseguir ese fin. Se baytizó en el río Jordán y después creó www.headtochrist.com.

¿A qué espera monseñor Rouco Varela para, como presidente de la Conferencia Episcopal Española, organizar un festival de rock filocristiano? Arrasaría. Podría reivindicar al pionero de mezclar letras religiosas y rock'n'roll, Larry Norman, fallecido este febrero. Ojo al dato: nació en la ciudad tejana Corpus Christi. Como para no creer en el destino. El festival también podría homenajear a una institución de ese subgénero, los estadounidenses Petra. ¿Por qué no traerlos para interpretar entero --eso que ahora está tan de moda en los festivales-- su disco En alabanza, de 1992 (¡Rouco, el año de la Expo de Sevilla!), que es en castellano y contiene canciones como Cristo glorioso rey, La batalla es de nuestro señor, Tu nombre santo es y El rey de gloria entrará. El evento lo presentaría el padre Jony, el cura rockero.

Posdata: Stop ironías. El rock y lo cristiano van de la mano. Ambos empezaron con ecos de esclavitud. Hola, Espartaco. Hola, Lead Belly. Elvis Presley y su pentacolismo. Jerry Lee Lewis adoptando estilos de predicador. Little Richard popularizando la glosolalia... Y, cuando ambos son grandes, no solo describen el mundo, sino cómo negociar con él. No hablan del mundo: ocurren en él y le afectan. Cambian cómo la gente piensa y vive sus vidas. Si el Vaticano no sabe resolver ese déficit suyo, es su problema. Pero que no se convierta en otra mala banda de rock. Hoy, sobran. Y, si no, le recordaremos lo que escribió Bruce Springsteen en 1973: "Las monjas corren calvas y preñadas por los pasillos de El Vaticano, con el pretexto de la inmaculada concepción".

Miguel Martínez, periodista.