Elecciones británicas 2015 y el imaginario muro del emperador Adriano

El Muro de Adriano (La Unesco la declaró Patrimonio de la Humanidad en 1987) es una antigua construcción defensiva de la isla de Britania, levantada entre los años 122-132 por orden del emperador romano Adriano para defender el territorio britano sometido, al sur de la muralla, de las belicosas tribus de los pictos que se extendían más al norte del muro, en lo que llegaría a ser más tarde Escocia tras la invasión de los escotos provenientes de Irlanda. La muralla tenía como función también mantener la estabilidad económica y crear condiciones de paz en la provincia romana de Britannia al sur del muro, así como marcar físicamente la frontera del Imperio romano. Este limes fortificado se extendía durante 117 km desde el golfo de Solway, en el oeste, hasta el estuario del río Tyne en el este, entre las poblaciones de Pons Aelius (actual Newcastle upon Tyne) y Maglona (Wigton).

Sin duda, las consecuencias de las últimas elecciones británicas de 2015 son por todos conocidos: Los conservadores alcanzan la mayoría absoluta con 331 escaños, seis por encima del límite de la mayoría, mientras laboristas han logrado 232 –peor resultado que en 2010-, los liberales-demócratas han cedido 49 escaños y solo han alcanzado 8, quedando un residual de escaños para el resto del espectro parlamentario británico. Sus rivales como el laborista Ed Miliban, Nick Clegg su compañero de viaje en estos años de gobierno conservador-liberal, así como el ultranacionalista Nigel Farage han presentado sus dimisiones -aunque a este último su partido le ha rechazado tal decisión-; sin duda es un magnífico botín para David Camerón junto a los buenos resultados del referéndum de independencia escocés en 2014 y la posterior dimisión de su adversario el señor Alex Salmond –líder del SNP escocés-, quien por cierto tras conseguir un escaño en el parlamento británico ha afirmado que “Escocia ha clamado por hablar con una única voz. Y esa voz va a ser más clara para Escocia en el próximo parlamento de Westminster”. La verdad es que no podrían haberle resultado mejor las cosas para el Sr. Camerón, sin embargo, estas elecciones han demostrado que en Gran Bretaña y en especial en Escocia comienza a emerger una “línea imaginaria” que puede convertirse con el tiempo, y con un déficit de audacia e imaginación políticas en un serio problema doméstico para el victorioso primer ministro británico. Si la sorprendente victoria del partido conservador británico, algo que las siempre útiles encuestas ya “pronosticaban”, es la gran noticia, no es menos cierto que al norte del muro de Adriano se ha producido otro gran acontecimiento electoral como es la completa desaparición de cualquier presencia en el parlamento británico -salvo tres diputados laborista, tory y liberal- más allá que la conseguida en las urnas por el SNP frente al resto de las fuerzas británicas y en especial del laborismo, el SNP escocés (promotor del referéndum de independencia 2014) ha logrado 56 escaños y pasa además a convertirse en la tercera fuerza política del Reino Unido (no olvidemos que en 2010 solo obtuvo 6 escaños).

Estas elecciones británicas han confirmado dos mayorías “absolutas” en ambos lados de esa línea imaginaria que bien delimita el muro de Adriano y donde constata un complejo juego de principios e intereses enfrentados. El reforzamiento de la figura del primer ministro británico, y de su gabinete, es esencial ante los futuros retos: hacer frente al mantenimiento de sus políticas fiscales, económicas y sociales –esperemos el discurso de la reina en la apertura del parlamento británico-, así como la propuesta de referéndum para el 2017 sobre la pertenencia o no de GBR en el espacio UE. Sin embargo, no deberá desconocer el primer ministro que al otro lado de dicha línea imaginaria, los partidos con representación en todo el territorio británico han desaparecido (laboristas, liberales y tories) y se escenifica el triunfo absoluto del SNP que en principio debiera haber sufrido un duro desgaste electoral como consecuencia de su fracaso en el referéndum de 2014 sobre la independencia de Escocia (no olvidemos que de los 32 distritos escoceses, 28 votaron no). Pese a todo, la realidad constata que es muy al contrario. En este caso, nace la paradoja que en el parlamento británico, el gabinete del Sr. Cámeron contará como únicos interlocutores de Escocia a los miembros del SNP escocés y a tres diputados más británicos. Ello genera un verdadero problema, ya que el poder ejecutivo va a estar falto de “apoyos” claros a su política doméstica respecto a Escocia, su mayoría absoluta en este caso no tiene gran valor; para el SNP también es una encrucijada a resolver, ya que la representación conseguida con los 56 representantes debe dotar de una profunda reflexión sobre el papel a jugar a partir de ahora, ya que estos representantes escoceses ya no solo son miembros de un partido sino también delegados del pueblo escocés, y ello, sin olvidar el papel del parlamento escocés donde cuentan con una mayoría parlamentaria (En las elecciones de 2011 los resultados fueron los siguientes: SNP 69, Partido laborista 15, Partido conservador 3, Partido liberal-demócrata 2).

En este apasionante juego, la realidad surgida tras el referéndum de independencia de 2014 continúa y el compromiso del Sr. Cámeron respecto al nuevo peso y cesión de competencias a Escocia como compensación por su rechazo al proceso de independencia sigue su curso; en estos momentos ya se cuenta con el informe de la Comisión Smith (noviembre de 2014) del que se ha elaborado un documento posterior denominado “Scotland in the United Kingdom: An enduring settlement” [1] y en el que se plantean un conjunto de recomendaciones sobre la base del trabajo de dicha comisión que signifique el cumplimiento del compromiso de más devolución adquirido por el conjunto de los partidos.

Sobre la mesa están cuestiones como la gestión de los impuestos y el modelo fiscal donde el acuerdo de la Comisión Smith señala “The devolution of further responsibility for taxation and public spending, including elements of the welfare system, should be accompanied by an updated fiscal framework for Scotland, consistent with the overall UK fiscal framework.”, pero con ciertos problemas en su volatibilidad fiscal, en los mecanismos de control y transparencia sobre ingresos y gastos que van a cederse a Escocia (existe un reconocimiento implícito por parte del gobierno británico sobre la capacidad de recaudación fiscal escocesa, los escoceses deberían establecer la tasa aeroportuaria, quedarse con una parte de la recaudación del Impuesto al Valor Añadido y más competencias sobre subsidios sociales) y en los mecanismos de control que ambas partes deben establecer y que además salvaguarden la estabilidad fiscal del Reino Unido, sin olvidar obviamente las repercusiones que ello tiene para otros territorios del Reino Unido. No tenemos que dejar de lado que en estos momentos la caída de los precios energéticos está incidiendo negativamente en las zonas de producción del norte de Europa caso de Noruega y de áreas cercanas a Escocia, la actual representante de Escocia, Nicola Sturgeon, necesita sacar provecho de su perentoria necesidad de ingresos para desarrollar y defender el bienestar como una marca propia de su ideario político, por ello su insistencia en la cesión impositiva mientras no consiga de otra forma ingresos adecuados en el campo energético (la renta escocesa ha decrecido respecto a la inglesa en este último año considerablemente), y es subrayable recordar que parte del voto recogido por el SNP ha sido un voto de castigo hacia las políticas británicas en el ámbito económico y financiero sobre Escocia. También en un claro reforzamiento del parlamento escocés con una masiva transferencia de competencias y por tanto de “ejercicio de poder” desde la aprobación de la Scotland Act 1998; siendo un ejemplo la propuesta de mayores competencias en los procesos electorales (diseño de las papeletas de voto, sistema y lugares de votación, potestad para reducir la edad de voto de 18 a 16 años … entre otros) pero sobre todo un reforzamiento institucional del poder legislativo escocés. Respecto a la cuestión energética, y con los ojos puestos por parte de los independentistas escoceses en el modelo noruego, el acuerdo planteado en el documento “Scotland in the United Kingdom: An enduring settlement” reconoce un “área escocesa onshore” en la que el poder ejecutivo escocés tendrá capacidad gestora dentro del ámbito legal establecido en la Petroleum Act 1998 (desarrollo de provisiones respecto a la concesión de licencias, capacidad de inspección… entre otros) y que hasta ahora estaba en manos de la secretaria de estado británica. Se transferirá capacidad legislativa y ejecutiva sobre el derecho de acceso para onshore de crudo y gas. Respecto a las renovables es curioso observar que no se llega al mismo nivel competencial que respecto al gas y al crudo. Junto a todo ello otras cuestiones en el ámbito del transporte, de las relaciones con la UE –donde se solicita una mejora en los equipos negociadores intergubernamentales de Londres y Edimburgo-, del estado del bienestar, en las que obviamente también se prevé un proceso de cesión competencial complejo.

Cabe destacar que el viernes 15 de mayo, el primer ministro inglés Sr. Cameron y la primera ministra de Escocia Nicola Sturgeon mantuvieron la primera reunión tras las elecciones británicas en la ciudad de Edimburgo, las partes mostraron su satisfacción y de los futuros resultados, ya que coincidieron en dos cuestiones esenciales como fue el respeto a los tiempos políticos del proceso de cesión competencial y a la labor de la Comisión Smith como guía esencial del mismo. El primer ministro afirmó “I don´t rule out making sensible changes if sensible changes can be made. I made a commitment that if I was prime minister, I would implement the Smith commission report in full buy introducing a Scotland bill in my first Queen´s speech. It was an agreement made in Scotland, for Scotland, by Scottish parties”.

Por tanto, el juego se centrará en dos nacionalismos que tendrán su momento de mayor interés con motivo del posible referéndum británico de 2017 así como en las próximas elecciones al parlamento escocés, un nacionalismo escocés que aspira a mayor autonomía con vistas a un futuro proyecto de independencia y frente a él, el nacionalismo inglés que busca no solo mantener la unión de GBR sino plantearse su futura salida del espacio europeo de UE, siendo su primer acto la presentación del nuevo programa de gobierno británico con la inauguración del parlamento del Reino Unido.

El emperador Adriano fue uno de los pocos emperadores que decidió ejercer su poder, visitó la mayoría de las provincias romanas fue, según Dion Casio en su Historia Augusta, un “príncipe excelente” y sobre todo logró dar estabilidad a las fronteras imperiales. Los restos extraordinarios existentes en GBR de su muralla deben ser ejemplo de los desafíos a los que este formidable país se enfrenta, los resultados de las elecciones británicas han generado una línea imaginaria que coincide con la fortificación del emperador romano, será interesante saber si en los próximos meses esta línea imaginaria se verá robustecida o por el contrario las mayorías absolutas de ambas partes se hallarán dispuestas para un acuerdo simbólico y estable. De la estabilidad en el muro de Adriano también depende gran parte del futuro entre el Reino Unido y la UE.

Fernando Martín Cubel, Máster en Relaciones Internacionales. Miembro de SEIPAZ.

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