Elecciones centroeuropeas, secesionismos y Europa de los Pueblos

En las últimas semanas hemos podido asistir a una serie de acontecimientos de clara influencia sobre el devenir de la UE, por un lado en la permanencia de sus estructuras, y por otro, en una posible reorientación de su espíritu.

El domingo 24 de septiembre se conocieron los resultados de las elecciones generales en la República Federal Alemana y, de forma inexorable, se cumplieron muchos pronósticos de analistas que auguraban un cambio importante en el Bundestag; entre otros, la irrupción de nuevas fuerzas, calificadas por muchos de “populistas” o de “extrema derecha” [1], pues el populismo, en los inicios vinculado a la izquierda, se basa en deificar al pueblo dándole el máximo poder y legitimidad. La orientación que él mismo da a determinadas circunstancias, a la par que la acción de sus líderes carismáticos, lo conduce a posiciones de “derechas” o de “izquierdas”.

La canciller Ángela Merkel y su partido CDU resultaron vencedores en las elecciones con 34,7% de los votos, 8,7% menos que las anteriores de 2013; ello le obligará a buscar aliados entre los Liberales (10,4%) y los verdes (9,1%), ya que como todos sabemos el SPD (21,6%) ha anunciado su intención de no volver a colaborar con el partido democristiano.

Evidentemente, las opciones para Merkel no podían ser otras dentro de la coherencia doctrinal, ya que están por un lado los Radicales de Izquierda (9,0%) y por otro la AfD, Alternativa para Alemania; el partido sorpresa de estas elecciones que ha logrado con el 13,2% de los votos, situándose como la tercera fuerza política de la federación.

Muchas han sido las sorpresas y reacciones mediáticas al respecto. La futura canciller por cuarta vez, Ángela Merkel, ha visto como una parte considerable de sus votantes daban su confianza a los Liberales y a la anterior formación, a la que ha dicho que “escuchará” las posiciones de sus antiguos votantes. Aunque a los que ya lo está haciendo desde hace tiempo es a sus socios social-cristianos de Baviera, que le han exigido propuestas también parecidas con respecto a temas sociales y migratorios. En Baviera existe un sentimiento secesionista importante ante las políticas de la “república de Berlín”.

Hace pocos días, el 15 de octubre, se celebraron las elecciones legislativas en Austria, otro de los países clave de la “Europa germánica”. En ellos, resultó victorioso el joven Sebastián Kurz, líder del ÖVP, Partido Popular, que obtuvo el 31,7 % de los votos, seguido del SPÖ, Partido Socialdemócrata, con el 26,9% y en tercer lugar el FPÖ, Partido Liberal. Éste último será, en el momento de escribir estas líneas, el posible socio del primero, conformando en Austria un gobierno conservador, con tintes identitarios y nacionalistas, enfocado sobre todo a resolver el problema de la inmigración extra europea incontrolada.

En España, el llamado “proceso soberanista de Cataluña”, que parte del nuevo Estatuto de Autonomía del año 2005 que reformaba y superaba con creces al de 1979, siendo el anterior modificado por la nueva propuesta del año 2006, desembocó, tras la sentencia del Tribunal Constitucional de 2010 y que recortaba el anterior, en un movimiento secesionista [2] donde colaboraban tanto fuerzas de la democracia cristiana nacionalista como las republicanas de izquierdas y las anticapitalistas.

En este caso, y a diferencia de los postulados ideológicos de los dos casos anteriores, la postura ante la inmigración irregular no parecía ser el problema sino parte de la solución planteada por ellos mismos, al contar con una masa de migrantes que bien podrían coadyuvar el resultado secesionista.

Es decir, se ha podido observar como el fenómeno de la inmigración extra comunitaria incontrolada, derivada y espoleada por los efectos de la llamada “Primavera árabe”, las guerras de Libia y Siria, han tenido el efecto predicho en anteriores trabajos sobre la UE.

Se observa entonces de que unos Estados se dirigen hacia una mayor cohesión primando a los “autóctonos nacionales” con respecto la población alógena, y otros persiguen algo similar pero mediante un proceso de secesión del Estado-Nación matriz, sin olvidar los que buscan en la inmigración irregular uno de sus soportes para no sólo desligarse de ese Estado matriz sino para subvertir las estructuras de la entidad supranacional a todos ellos, la UE.

Podríamos entonces pensar, que se están solapando varios procesos que coinciden en el tiempo y que han tenido orígenes distintos.

Tras los efectos de la Segunda Guerra Mundial y la paulatina consolidación del nuevo orden mundial inmerso en la llamada Guerra Fría entre los dos bloques rectores del mundo bipolar, determinadas personalidades como Robert Schuman, Jean Monnet, Konrad Adenauer, Johan Willem Beyen, entre otros muchos, fueron impulsando la creación y conformación de la UE.

El diseño de la misma y su pretensión de alcanzar algún día una verdadera federación política a través de la unión económica y monetaria, pasaba inexorablemente, tras el apoyo en los Estado-Nación piezas clave de la estructura, por ceder soberanía hacia la entidad superior en el mundo globalizado. Todo ello con el fin de alcanzar una entidad económica que compita con otras áreas geoeconómicas.

Sin embargo, otras entidades que pudieran parecer lejanas pero curiosamente anexas a la UE, como la Unión Federal de Nacionalidades Europeas, FUE, con sede en Flensburg, trabajan por el reconocimiento de las más de cuatrocientas minorías en Europa, apoyo a sus costumbres y lenguas. Estiman que de las noventa existentes, treinta y siete son nacionales y el resto las consideran como “lenguas sin Estado”. Es decir, se vuelve a considerar la lengua como el rasgo distintivo de la etnia, una lengua común es igual a un pueblo.

Ello enlazaría con la Federación Étnica Europea, FUEV, fundada en el año 1949 en Versalles y financiada por grupos pangermanistas, donde se integran una constelación de partidos y movimientos secesionistas o autonomistas. A su vez la anterior hundiría sus raíces en el “mapa de las etnias de Europa” diseñado por oficiales de las SS alemanas antes de la Segunda Guerra Mundial. En él se dibujaban pueblos étnicamente homogéneos basados en la lengua común.

Sin beber exactamente de la fuente anterior, pero siguiendo la cosmovisión descrita en los anteriores párrafos, en el parlamento europeo existe la Alianza Libre Europea o el Partido Democrático de los Pueblos de Europa, que engloba a distintos partidos y movimientos políticos europeos identitarios, etnicistas, secesionistas y que defienden la autodeterminación de los pueblos.

Se comprende entonces los apoyos y colaboraciones entre todos ellos en las diferentes Naciones Estado de la UE persiguiendo ese posible orden futuro que choca frontalmente con la actual idea de la UE antes comentada.

No obstante a todo lo anterior, las políticas más o menos discutibles y defendibles de los diferentes gobiernos nacionales y de la UE como entidad supranacional con respecto a las corrientes migratorias incontroladas, podrían tener una explicación economicista, de mercado de trabajo y competencia ante gigantes económicos del “huevo asiático” como China o la India. Países como Alemania necesitan mucha mano de obra barata para poder ser competitiva en sus exportaciones.

Pero los efectos derivados de estas migraciones sobre las “identidades étnicas” de los pueblos de Europa tendrán claramente un efecto fundamental, y en todo caso distorsionaran la primigenia concepción.

Habrá que escoger entre una Europa cuasi federal o una muy fraccionada, pero con casi toda probabilidad, altamente mestiza, sin olvidar el peso de las religiones.

Jorge Garris Mozota, Doctor en Historia y Politólogo.


[1] Dentro del amplio abanico de partidos clasificados por algunos como populistas o de extrema derecha, que se extienden a lo largo y ancho de, no sólo la UE, sino de toda Europa; no existen posicionamientos comunes únicos entre ellos, salvo el del tratamiento y gestión de la inmigración incontrolada.
A continuación, una lista de los más significativos en los principales países: Francia, Frente National; Alemania, Partido Nacionaldemócrta, Alternativa para Alemania; Austria, Partido de la Libertad de Austria; Bélgica, Vlaams Belang, Frente Nacional; Grecia, Amanecer Dorado; Holanda, Partido por la Libertad; Suecia, Demócratas de Suecia; Suiza, Partido Popular Suizo; Italia, Liga Norte, Noruega, Partido del Progreso; Dinamarca, Partido Popular Danés; Reino Unido, Partido de la Independencia del Reino Unido, Partido Nacional Británico;  como en la Europa Oriental: Bulgaria, Unión Nacional ATAKA; Eslovaquia, Partido Nacional Eslovaco; Hungría, Movimiento por una Hungría Mejor; Polonia, Liga de las Familias Polacas;  rumnaía, Partido de la Gran Rumanía, Nueva Derecha; Rusia, Partido Liberal-Demócrata de Rusia; Serbia, Partido radical Serbio; y Ucrania, Svoboda. (NA)

[2] Parece más lógico hablar de secesión que de independencia, por el carácter histórico de España y su definición como Estado de las Autonomías. Sin duda el uso diferente de la terminología resulta pretendido. (NA)

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