En busca de la pila de litio

La preocupación por la eficiencia energética y la reducción de emisiones es una de las principales prioridades del mundo actual. Esta realidad ha forzado un cambio de paradigma en el sector energético, que se encuentra en plena transición hacia un nuevo modelo de mix. Este escenario plantea grandes desafíos al sector, como la mejor integración de las renovables, el desarrollo de los sistemas descentralizados o la necesidad de una optimización continua de la red. Estos retos se unen a la obligación de cubrir una demanda cada vez más elevada, con una clara tendencia alcista desde hace cinco años.

Ante este panorama, la palabra clave en boca de todos es «descarbonización», término muy vinculado, además, al creciente interés por los vehículos eléctricos o híbridos como alternativa al transporte privado en las grandes ciudades. Cada vez es más común verlos circular por nuestras calles, aunque todavía son una inmensa minoría. Junto a la necesidad de caminar hacia una movilidad más limpia y ecológica, hay también inminentes exigencias regulatorias, como las incluidas en el PNIEC 2021-2030 presentado por el Gobierno hace unos meses y que entre sus metas establece una cuota de generación eléctrica renovable del 74% en 2030.

Este objetivo, aún más ambicioso que el mandato comunitario, obliga a instalar en España 50.000 MW durante la próxima década, a razón de unos 5.000 MW al año. Tal expectativa ha disparado el interés inversor, lo que ha despertado también la alerta de algunos organismos reguladores ante la masiva presentación de ofertas. Sólo durante el pasado ejercicio se multiplicaron por siete las inversiones en proyectos de energías limpias, hasta alcanzar los 7.800 millones de dólares −frente a 1.100 millones de 2017−. Hay que señalar que las últimas subastas y los desarrollos tecnológicos que han reducido los costes de entrada también han contribuido a este renovado apetito inversor.

Este ambiente, proclive a reducir las emisiones bajo el auspicio del Acuerdo de París, justifica que, según la agencia europea Eurofound, se espere un aumento del empleo en el sector de hasta 200.000 nuevos puestos de trabajo de aquí a 2030, siendo España el segundo mercado de la UE más beneficiado por ello.

Adicionalmente, el renacido interés por la generación renovable ha espoleado el estudio de las distintas vías para mejorar su capacidad de integrarse en la red. Para ello también deben acometerse importantes inversiones, ya que el viento y el sol fluctúan enormemente, por lo que requieren de una red altamente flexible y estable. La energía procedente de fuentes renovables está disponible en cantidades mayores de las que, en ocasiones, realmente se puede llegar a consumir. Por ello, es necesario el desarrollo e implementación de sistemas inteligentes de gestión de la energía y, en el caso de un exceso de oferta, hacer uso de soluciones de almacenamiento que contribuyan a estabilizar la red. En esta línea existen herramientas integrales de almacenamiento como por ejemplo Siestorage, basada en baterías de iones de litio que facilitan la integración de los parques eólicos y solares en las redes de distribución de media tensión, u otros muy vanguardistas, como la tecnología de almacenamiento térmico en piedras (ETES). Hasta que las fuentes de energía renovable no se emancipen plenamente y garanticen la carga base, será necesario contar con alternativas que permitan garantizar el suministro y fiabilidad en cualquier circunstancia. En este sentido, las centrales de ciclo combinado deben seguir ejerciendo un papel clave en esta transición y, más adelante, actuar también como sistema de apoyo. Es necesario aumentar la flexibilidad, la eficiencia y el rendimiento de estas plantas, de forma que sean capaces de reducir sus emisiones y sus costes. Por ende, para alcanzar la máxima estabilidad del sistema conforme se avanza en la transición, es clave que el mercado gestione con la mayor eficiencia posible la explotación de otras fuentes de energía más convencionales que aseguren contar con un mix balanceado.

El número de jugadores que participa en este nuevo escenario es cada vez mayor. El desafío es conectarlos de manera inteligente e integrar las ventajas de cada uno en el sistema. De esta forma, productores y consumidores no se limitarán al marco tradicional, sino que podrán participar de un sistema más amplio que involucre a sectores como el calor, el gas o la movilidad. Sólo así se podrán alcanzar con éxito y eficacia los objetivos climáticos establecidos y alumbrar entre todos un sistema más sostenible.

Miguel Ángel López es presidente y CEO de Siemens España y presidente no ejecutivo de SGRE.

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