En honor a la política

La alarma y el rechazo social ante la corrupción y la actuación contundente de la Justicia hacen que en nuestro país, hoy en día, ya nadie pueda ni tan siquiera pensar seriamente en delinquir impunemente en el ejercicio del servicio público. La Justicia en España funciona y que se destapen todos estos casos que estamos conociendo es un síntoma de que nuestro sistema trabaja en la línea adecuada, de manera constante y certera en la lucha contra la corrupción. Sin embargo, la dilación en la resolución de los procedimientos judiciales, crea un goteo informativo que desgasta a los partidos políticos y agota, muchas veces, la confianza de los ciudadanos.

Somos conscientes de que la factura por la corrupción, tanto económica como de desprestigio, está siendo muy alta. Cuantos más casos se destapan mayor es la percepción de debilidad de nuestra democracia. La quiebra de la confianza de la sociedad española en su sistema político da alas justamente a los discursos populistas que, paradójicamente, menos respeto tienen por las instituciones.

Por ello, es imprescindible que desde el Partido Popular demostremos ejemplaridad y contundencia a la hora de señalar las malas prácticas, dar todas las explicaciones que sean necesarias y apartar de inmediato a sus culpables. Es nuestra responsabilidad y nuestro compromiso con todos los españoles, tanto los que nos han votado como los que no lo han hecho.

Los partidos políticos han de ser tamiz entre la vocación de servicio público, afortunadamente mayoritaria, y aquellos que ven en la política solo una oportunidad para su beneficio. Estos últimos han de saber que el partido no va a ser su refugio. Todo lo contrario, somos los principales interesados en apartar de sus cargos a aquellos que se sirven de nuestras siglas. Estas deben estar al servicio de un proyecto político de estabilidad para los ciudadanos y no para generar inestabilidad y preocupación cuando emergen casos de corrupción.

Nuestro sistema debe asentarse en la ejemplaridad y la transparencia. En este sentido, el PP ha logrado conjugar en sus nuevos estatutos mecanismos que sirven de balance entre la defensa de la presunción de inocencia con una actuación contundente en los casos que le han afectado. Debemos imponer los más rigurosos mecanismos de prevención ex ante para evitar futuros casos y depurar hasta el final las responsabilidades de los casos que se destapen, delimitando comportamientos individuales con la honorabilidad de todo un proyecto político.

Por otro lado, debemos evitar el ajusticiamiento partidista y mediático y respetar la acción de la Justicia, pilar de nuestra democracia. La instrumentalización oportunista de la Justicia para el desgaste del rival político no puede ser una estrategia para crear juicios paralelos, como puede ser la utilización de la acusación popular como arma arrojadiza. La justicia la imparten los tribunales mediante resoluciones judiciales. No podemos caer en sobreactuaciones interesadas de las condenas mediáticas o «penas de telediario» que en nada benefician al respeto por el trabajo y por la independencia del Poder Judicial.

La lucha contra la corrupción es, sin duda, una de las prioridades del Gobierno del PP, que ya desde la anterior legislatura aprobó el plan más ambicioso, completo y eficaz para que esta se combata con el máximo esfuerzo y con medidas concretas y contundentes. Ejemplo de ello son la reforma de la Ley Orgánica de Financiación de los Partidos Políticos, la aprobación de la Ley de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Buen Gobierno, la Ley de Control de la Actividad de los Partidos Políticos y la Ley Reguladora del Ejercicio del Alto cargo de la AGE, entre otras medidas.

Pero en esta lucha estamos todos, porque la corrupción carece de ideología. Es un asunto que nos afecta a todos y entre todos hemos de trabajar para erradicarla de nuestra vida pública.

En honor a la política quiero concluir defendiendo que trabajar al servicio de los ciudadanos merece la pena. La inmensa mayoría de las personas que nos dedicamos a la política nos esforzamos por aportar valor y bienestar a nuestro país. Si las cosas se hacen bien, si se toman en serio, si se trabaja, si se cree en un proyecto y se defiende porque entiendes que busca el bienestar de la sociedad y la prosperidad de España, la política merece la pena.

Somos cientos los cargos públicos del PP que trabajamos por vocación de servicio público, y muchos de ellos sin contraprestación económica y con gran sacrificio personal y familiar. Por ello reivindico la honorabilidad de la política y rechazo que el rasero de la corrupción acabe por contaminar a todos.

Andrea Levy, vicesecretaria de Estudios y Programas del Partido Popular.

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