En la mente de un joven de Hamas

Por Tahar Ben Jelloun, escritor. Premio Goncourt 1987 (LA VANGUARDIA, 30/01/06):

Me llamo Ali, nací en Gaza el 9 de diciembre de 1987, día en que los Hermanos crearon el movimiento Hamas. El campo es lo único que he conocido. Mis padres me dijeron que era provisional, que pronto volveríamos a Palestina, a la tierra de nuestros antepasados. También me dijeron que la vida sería más hermosa en la Palestina liberada. Les creo. No lo dicen sólo ellos. También en la escuela nos han enseñado que nuestro destino no es el de los refugiados, sino que tarde o temprano volveremos a encontrar las casas que nuestros abuelos tuvieron que abandonar en 1948. Nos esperan los olivos más viejos del mundo. Y también las casas más viejas. Como pasa con todos los palestinos, mi vida está puntuada por las fechas adheridas a nuestra existencia: 1948, la expulsión; 1967, la derrota, que otros llaman la catástrofe; 1973, la guerra de Octubre; 1987, la primera intifada; 2000, la segunda intifada, en la que participé; 2004, el asesinato por los israelíes de nuestro dirigente y guía espiritual, el jeque Ahmed Yasin, así como de nuestro jefe Abdel Aziz Al Rantisi. A todas estas fechas, habrá que añadir la más importante, la más esencial para mí: el 26 de enero del 2006, la victoria de Hamas. Hamas es mi partido, mi movimiento, mi patria, mi esperanza. Le debo mi educación. Me haría mártir por él. He votado. Por primera vez he votado. Había que derrotar al partido de la corrupción, de la traición, ese Al Fatah que negocia con el enemigo sionista y no obtiene nada. Nuestra victoria es la victoria de la libertad obtenida mediante la democracia. Nada que objetar. Durante toda la jornada del 25, los rumores han dado como ganador a Al Fatah. Algunos dirigentes de ese partido se preguntaban si aceptarían en su gobierno a los representantes de Hamas. ¡Qué ironía! Me alegro de que la historia esté con nosotros, con los pobres, quienes sólo cuentan con su voluntad, su fe en Dios y en el islam para derrotar a la ocupación y al colonialismo. Tenemos nuestros mártires. Me habría gustado mucho comunicarles la buena noticia, pero allá donde están ya saben que no han muerto en vano, que su sacrificio ha dado hoy la victoria al pueblo palestino, una primera victoria, estamos en el buen camino. He escuchado a los periodistas estadounidenses y europeos. Dicen que Occidente tiene miedo. Quieren que Hamas renuncie a destruir el Estado de Israel, el Estado sionista que ha ordenado miles de asesinatos selectivos entre nuestros dirigentes y sus familias, que ha alzado un muro alto y largo, que ha ocultado la matanza de Sabra y Chatila, que ha bombardeado Jenín, etcétera. Estoy dispuesto a olvidar el odio, estoy dispuesto a dar un paso hacia el enemigo, pero antes Israel tiene que devolver los territorios que ocupa desde 1967. Si lo hace, no tendré ningún problema en reconocerlo. No soy un político, sólo soy un soldado, un militante. Me sé de memoria nuestra Carta fundacional. El artículo 8 nos dice que el Corán es nuestra Constitución, la yihad nuestro método, morir en nombre de Dios es nuestro deseo más querido y nuestro objetivo es liberar Palestina, que es un bien musulmán. Dicen que somos terroristas. Dicen que somos unos resistentes a la ocupación. Dicen que somos fanáticos y violentos. Lo único que hacemos es defendernos y responder a la violencia del Estado de Israel, que ocupa nuestras tierras. Soy demasiado joven y no tengo suficiente experiencia para prever qué va a pasar. Confío en los Hermanos, en nuestros jefes, en Ismail Hanye, el doctor Mahmud Zahar, Jaled Mechaal. Israel ha intentado asesinarlos varias veces. Ahora son nuestros representantes e Israel deberá tenerlos en cuenta, respetarlos y hablar con ellos. Mi hermano mayor Omar es de Al Fatah, me dice que si Hamas forma gobierno se verá obligado a renunciar a la violencia, se verá obligado a reconocer a Israel. También me ha dicho que la paz no vendrá sola sobre una bandeja de dinero, que habrá que estar vigilantes y, sobre todo, unidos. Pero mi hermano no es un buen musulmán, dice que el Corán no fue creado para ser utilizado como Constitución política, dice que entre los palestinos hay cristianos. Mi hermano dice cualquier cosa, porque su partido ha perdido las elecciones. Olvida que Sharon se retiró de Gaza gracias a Hamas. Mi hermano estará a partir de ahora en la oposición; tendrá tiempo de sobra para comprobar que no se obtiene nada del enemigo con negociaciones. Está enfadado conmigo y me dice que Palestina tiene que ser un Estado laico, democrático y moderno. Democrático, de acuerdo, pero laico y moderno quieren decir ateo. No, Palestina es una tierra del islam y en nombre del islam tenemos la misión de liberarla. Mi hermano me ha dicho que estoy loco. Mi padre ha intentado calmarnos. Sé que la propaganda occidental lo ha convencido. Por suerte, a nosotros, los soldados de Hamas, ninguna propaganda nos pudre el seso. Somos musulmanes y estamos orgullosos de serlo.