En manos de irresponsables

Es una triste cosa que la nueva distracción política, y toda la miseria de la politiquería electoralista y populista de todo pelo, haya decidido cebarse en el asunto tan delicado y doloroso del aborto. Esta decisión, la de abortar, tan personal como trascendente, merece otro debate social, de otro nivel y muy, muy sereno, contemplando muchos aspectos morales, sociales, jurídicos, políticos…humanos. En vez de eso se ha convertido en una frívola arma arrojadiza entre dos bandos extremistas para provecho electoral de uno u otro. Citemos a dos filósofos modernos para re-encauzar el nivel. El primero fue el Profesor López Aranguren, pensador inspirador de la izquierda en tiempos de la Transición al que oí decir en TVE (y estará en la videoteca) que no estaba nada a gusto con el tema del aborto y que no podía limitar su respuesta a un simple sí o no. El segundo es Don Fernando Savater que ha dicho recientemente, que, conceptualmente, el aborto no puede ser considerado un derecho, como no lo es ni la mutilación, ni la automutilación. Es una práctica que puede ser necesaria o socialmente consentido en determinados casos. Y es que el aborto nunca será un tema cualquiera, ni banal, ni indoloro. Por una evidente razón, es un tema relacionado con la vida, con los límites de la vida protegible, con el concepto jurídico y social de ser humano, con la responsabilidad de dar o evitar muerte ajena.

Desgraciadamente, por intereses meramente de políticas de Partido a corto, el debate se da panfletariamente entre dos extremos radicales. Por un lado están los que, legítimamente, piensan que existe vida desde el cigoto, y es verdad, pero que es vida humana sagrada y protegible desde el cigoto mismo. Digamos que esa visión es la que sostienen todas las religiones del libro, incluido el hinduismo, más el budismo (que es una filosofía) Y, sin dudar, pasando de su convicción moral a legislación civil, declaran que todo aborto es un asesinato. Y eso es ir demasiado lejos y querer imponer una visión totalitaria de una parte a toda la sociedad. Recordamos, por ejemplo, que la gran Simone Veil, judía sobreviviente de campo de exterminio y Ministra de derechas en Francia que introdujo la descriminalización del aborto fue acusada por los talibanes de ejercer sobre “los niños” franceses lo mismo que hacían sus verdugos de Auschwitz. Pero esa barbaridad pasó hace decenios, no hemos aprendido. Pero por el otro bando están los que ignoran y desprecian totalmente los aspectos vitales del aborto y consideran que, socialmente, debe ser un mero sistema anticonceptivo y un derecho fundamental de la mujer hacer lo que quiera con lo que esté gestando. Lo que es otra barbaridad y una grave irresponsabilidad. La verdad democrática, el contrato social, muy probablemente esté entre los dos extremos. Y probablemente varíe con los avances de la tecnología médica, de la ciencia, del propio discurso moral, de la solidaridad en la sociedad, etc… Y siempre será un tema delicado, doloroso y humano que desembocará en Leyes lo más equilibradas posible.

Pero, no verá ese debate en la política española actual, ¡kia! Aquí encontrará Ud. un Partido que lo elige como tema para marcar territorio y tocar las narices a su Partido rival, e inmediatamente unos Partidos y un Gobierno del SPS (SanchoPodemismoSeparatismo) muerde presa y lanza una campaña panfletaria indigna de una Asamblea de PREU sobre el fascismo, ¿el retroceso en los derechos de las mujeres? Y amenaza con aplicar el 155. Estamos en manos de los peores irresponsables frívolos, y el tema del aborto, como el del porvenir de España, necesita una sobredosis de responsabilidad.

Por Enrique Calvet Chambon, ex europarlamentario y Presidente de ULIS.

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