En respuesta a Manuel Cruz

El presidente del Senado, Manuel Cruz concedió ayer una entrevista a Ràdio 4 en la que habló sobre las informaciones de ABC que desvelaron los plagios contenidos en su libro «Filosofía Contemporánea». En este texto rebatimos sus argumentos.

«En un manual uno no presenta ninguna cosa como propia, lo que hace es un resumen de lo que han dicho unos autores y de lo que han dicho sobre ellos unos comentaristas».

Sea un manual, un ensayo o una obra de ficción, se trata de un escrito firmado por un autor, Manuel Cruz, que copia a otros autores sin citarlos. Se apropia de sus palabras, algo que ninguna normativa ni código ético permite. Un estudiante de la Universidad de Barcelona, de la que es catedrático el presidente del Senado, estaría, según su normativa interna, inmediatamente suspendido si entrega un trabajo con los mismos plagios que Manuel Cruz. Entonces, ¿por qué el profesor sí puede escribir un manual mediante «copia-pegas»?

«Cuando hablamos de que un manual es bueno o malo no pensamos en que diga cosas originales. Decimos que es bueno si es muy claro. De lo que se trata es de presentar el conocimiento disponible de manera ordenada».

Un manual puede ser extraordinario, bueno, malo o regular, pero lo que no puede es contener copias literales de otros autores sin citarlos. Eso nunca.

«Es un resumen, un estado de la cuestión. No son mis ideas, son las ideas evidentemente de otros».

Pues cite correctamente a esos otros, para que los estudiantes no crean erróneamente que esas son las reflexiones del profesor que aparece en portada y que percibe derechos de autor gracias a las compras de sus alumnos.

«Yo no he copiado a “b”, ambos hablábamos de “c” y por eso decíamos lo mismo».

Cruz copió párrafos enteros, palabra por palabra y sin cita alguna, de los análisis que autores como Abbagnano o Vattimo hicieron sobre los principales filósofos contemporáneos. Se limitó a hacer pasar por propias las reflexiones de otros. Es materialmente imposible que un autor escriba varios párrafos de ocho, diez o doce líneas exactas, clavadas a las que otro redactó hasta 50 años antes, por mucho que estén hablando de una misma cosa.

«Si estuviera constantemente poniendo comillas como manual sería inservible».

Ponga comillas cuando copie una obra anterior, y si no quiere llenar su libro de comillas, pruebe a utilizar sus propias palabras, no las de otros. Es más lento que copiar y pegar, pero mucho más ético.

«Uno puede decir, Bertrand Russell dice, dos puntos, comillas. O uno puede decir “Bertrand Russell dice que” y no se ponen comillas. Si pones estilo indirecto Bertrand Russell dice que, lo estás haciendo bien, no necesariamente tienes que poner comillas».

Manuel Cruz copiaba lo que otros habían dicho sobre Bertrand Russell, así como copió lo que Vattimo decía sobre Heidegger, de tal forma que parecía que el análisis era suyo.

«Es una insidia, una infamia, incluso una calumnia».

El artículo 205 del Código Penal define la calumnia como «la imputación de un delito hecha con conocimiento de su falsedad o temerario desprecio hacia la verdad» y establece una pena de seis meses a dos años de prisión. Si Manuel Cruz considera que eso es lo que hizo ABC, debería acudir a los tribunales. Estaremos encantados de mostrarle al juez los textos originales y los que él copió palabra por palabra sin citar a sus autores. El presidente del Senado declinó ofrecer explicación alguna a este diario antes de la publicación.

Javier Chicote, periodista de investigación y profesor universitario.

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