En rumbo de colisión

El presidente Bush ha declarado que el Gobierno iraní está proporcionando armas letales a los combatientes de Irak, que éstos utilizan para matar a los soldados estadounidenses destacados en el país. Suena horrible y aterrador, y de eso se trata. La Administración se está preparando para lanzar un ataque militar a Irán. La justificación que ha elegido es la única circunstancia que permitiría al presidente sortear al Congreso y, con todo, iniciar un conflicto militar.

La información que respalda sus declaraciones es cuestionable; las fuentes, anónimas. Desde que la dio a conocer, la Administración no ha vuelto a incidir en la afirmación que hicieron los instructores del Pentágono, en el sentido de que Teherán estaba detrás de esos envíos de armamento, y tampoco ha presentado más pruebas al respecto. Sin embargo, el presidente, el secretario de Defensa y el presidente del Comité Conjunto de Jefes de Estado Mayor siguen repitiendo esas cuestionables declaraciones.

La supuesta nueva ofensa de Irán podría utilizarse para decir que cumple la condición estipulada por el apartado 2 c) de la Resolución de Poderes de Guerra de 1973, según la cual el presidente podrá implicar a las fuerzas armadas en un conflicto o emergencia nacional creado por un ataque sufrido por esas mismas fuerzas. Parece que el presidente ha abonado el terreno para un ataque a Irán, esquivando al tiempo la aprobación del Congreso.

Esta Administración se ha situado en rumbo de colisión con Irán, negándose una y otra vez a iniciar conversaciones diplomáticas directas con ese país.

- Después de los atentados sufridos por Estados Unidos el 11 de Septiembre de 2001, el Gobierno iraní dio muestras de querer cooperar con la Administración de EE UU, incluso en el derrocamiento de los talibanes afganos. Sin embargo, en enero de 2002, el presidente Bush tachó a Irán de integrante del eje del mal durante su discurso del Estado de la Unión.

- A comienzos de 2003, Irán se ofreció a iniciar un diálogo con Estados Unidos respecto a varias cuestiones pendientes entre ambos países; entre ellas, la transparencia total en materia de instalaciones nucleares, el cese del apoyo a los grupos de oposición palestinos, la transformación de Hezbolá en una organización política, la coordinación de las iniciativas antiterroristas, la cooperación para alcanzar la estabilidad política en Irak y la aceptación de la Declaración de Beirut de la Liga Árabe (una paz global que incluía la normalización de las relaciones con Israel). Estados Unidos no respondió a este acuerdo magnífico ofrecido por Irán.

- También en 2003, Estados Unidos se negó a unirse a Francia, el Reino Unido y Alemania (la UE-3) en una iniciativa diplomática destinada a frenar el programa nuclear iraní.

- En noviembre de 2005 se dio permiso al embajador estadounidense en Irak para que iniciara conversaciones con Irán sobre la estabilidad iraquí. Los iraníes aceptaron la oferta; sin embargo, el proceso no se materializó.

- El 8 de mayo de 2006, la Administración de EE UU declaró que avalaría una nueva iniciativa diplomática por parte de la UE-3. Al mismo tiempo, hizo caso omiso a la carta enviada por el presidente Ahmadineyad al presidente Bush.

- El 31 de mayo de 2006, el Gobierno estadounidense afirmó que participaría en las conversaciones de la UE-3, pero que no negociaría con Irán hasta que éste aceptara, antes de iniciarse la ronda, cumplir las exigencias estadounidenses.

- El 29 de noviembre de 2006, el presidente Ahmadineyad envió una carta abierta al pueblo de EE UU. La Administración de Bush se negó a responder.

- En la actualidad, la Casa Blanca está haciendo filtraciones selectivas con el fin de preparar el terreno para un ataque militar a Irán.

Como los demócratas controlan la Cámara de Representantes y el Senado, el presidente podría tener problemas para iniciar otra guerra. En vista de que una votación celebrada en aquélla ha desautorizado la escalada propuesta por el presidente en Irak y de que cada vez es mayor la oposición al conflicto que tiene lugar en ese país, las nuevas declaraciones de Bush sobre Irán revelan la pretensión de esquivar la aprobación del Congreso para iniciar un nuevo conflicto militar.

Existen otras razones para pensar que el presidente está conduciéndonos hacia otra guerra. En el discurso que dirigió a la nación el mes pasado en horario de máxima audiencia, ordenó que se dirigiera al golfo Pérsico una segunda escuadra, dirigida por el portaaviones USS John Stennis. La Administración ha armado a los vecinos árabes de Irán con misiles Patriot, ha enviado dragaminas al Golfo y ha dispuesto que se aumenten las reservas estratégicas de petróleo para prevenir posibles embargos de crudo.

No hace mucho tiempo, Irán era calificado de amenaza nuclear. Pero las noticias sobre el gran paso diplomático dado con Corea del Norte cambiaron lo que la Administración podía decir sobre Irán, porque Corea del Norte tiene realmente armas nucleares, mientras que a Irán le quedan entre cinco y diez años para poder producir algún material fisible que le permita siquiera fabricar una bomba nuclear. Sin embargo, Estados Unidos sí recurrió a la diplomacia con Corea del Norte y, evidentemente, el mismo sistema podría aplicarse con Irán. Por el contrario, en este caso, la Administración de EE UU está agravando la tensión, preparando el terreno para un ataque y tratando de encontrar una forma de esquivar la autorización del Congreso.

Dennis J. Kucinich, representante por Ohio en el Congreso de EE UU y copresidente del Grupo Progresista de la Cámara de Representantes. En 2004 se postuló como candidato demócrata a la presidencia. © The Nation, 2007. Traducción de Jesús Cuéllar.