Erasmus: España, en el futuro de Europa

Si en 1492 los españoles descubrieron América, cabe afirmar que a partir de 1987, gracias al programa Erasmus, descubrieron Europa. En 2017 el programa Erasmus, hoy Erasmus+, cumplió treinta años. Existe consenso en considerarlo uno de los logros de la integración europea y buque insignia de sus políticas. Se habla de «generación Erasmus» y con razón, pues ha sido el instrumento que mejor ha sabido transmitir a los europeos el potencial de la cooperación entre países, lo lejos que podemos llegar y el impacto posible si trabajamos juntos.

El mayor reto al que se enfrentan nuestras instituciones educativas es la preparación de las futuras generaciones para un mundo global. Resulta incuestionable la necesidad de dotar a los egresados de la mejor cualificación. Las instituciones educativas españolas han dedicado grandes esfuerzos en los últimos años a su internacionalización, considerada una herramienta esencial para ofrecer calidad y empleabilidad. La internacionalización de nuestras universidades, públicas y privadas, y del resto de instituciones educativas, es una firme apuesta de nuestro Gobierno. Por ello en 2015 creó el Servicio Español para la Internacionalización de la Educación (Sepie), organismo autónomo adscrito al Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Sepie gestiona el programa Erasmus+ y desarrolla numerosas iniciativas para dar a conocer la oferta educativa española en el exterior e impulsar el Espacio Europeo de Educación Superior y el Espacio Iberoamericano del Conocimiento. Es indiscutible el papel crucial de Erasmus+, fundamental para que España sea una potencia educativa y destino de más de cien mil estudiantes extranjeros al año. Creado en 1987, año en el que España cumplía su primer año como miembro de la Comunidad Económica Europea, ha enseñado desde entonces a más de nueve millones de europeos el verdadero significado de la identidad europea. De ellos, casi un millón han sido españoles.

Erasmus+ ha traspasado las propias fronteras europeas y se abrió al mundo, extendiéndose a 33 países europeos y a 157 de otras geografías, que configuran desde 2015 la llamada «dimensión internacional» del Programa. No hay fronteras para Erasmus+. Los retos a los que se enfrentarán nuestros jóvenes tampoco conocerán estas fronteras, por lo que no debe tenerlas el apoyo que desde las administraciones se ofrece a las instituciones educativas encargadas de su formación. Hemos avanzado mucho, pero el ritmo de la sociedad del conocimiento es imparable. No podemos quedarnos atrás. Por eso ha crecido más allá del ámbito exclusivamente universitario y se ha extendido a todos los sectores educativos. Ahora permite que cualquier estudiante o profesional de Educación Escolar, Formación Profesional, Educación de Personas Adultas, o Educación Superior, que es origen del Programa, pase un tiempo de formación o enseñanza fuera de su país.

Hay que resaltar la importancia que tiene el programa Erasmus+ para España y España para Erasmus+. Es una historia de éxito. España lleva desde 2001, dieciséis años seguidos, como primer destino en Educación Superior. Somos el país al que más participantes quieren venir de Erasmus. Recordemos que el comisario Manuel Marín fue uno de sus principales impulsores.

España es también uno de los países que más personas aporta, más de 52.000 al año. Nuestros jóvenes quieren estar entre los mejor formados y también nuestras universidades, que gracias a su calidad, atractivo e iniciativas a favor de la excelencia, lideran la clasificación de instituciones emisoras y receptoras. La mayoría de las 10 universidades europeas que más participantes envían o reciben son españolas, con Granada en primera posición. España es primer país de destino en todos los sectores educativos. Por las puertas de nuestras instituciones pasan más de 73.000 participantes al año. Debido al carácter prioritario de la internacionalización para España, el Gobierno apuesta por el programa Erasmus+ cofinanciando la convocatoria. Como se comprometió el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte en el Consejo de Estudiantes (Ceune), queremos que el presupuesto de Sepie para 2018 supere los 200 millones de euros. La aportación se incrementará para atender así los estrechos lazos y la elevadísima demanda que existe para el fomento de la movilidad con instituciones iberoamericanas.

Los beneficios y resultados obtenidos por esta inversión, nunca un gasto, para España y Europa, son espectaculares. Prueban que una experiencia de movilidad duplica las posibilidades de inserción laboral de los jóvenes. Se produce una exposición a la diversidad que los hace más tolerantes, se sentirán más europeos y tendrán la capacidad de solventar problemas de una vida cambiante y globalizada de manera más creativa, abierta y flexible. Aprenderán otro idioma y su mirada hacia lo propio también cambiará de manera sustantiva. Aprenderán qué significa ser europeos y con ello a valorar también a España en un competitivo contexto internacional, en el cual cultura, empresas y organizaciones de la sociedad civil española son referencia. A su regreso, las herramientas y competencias obtenidas redundarán en la mejora de sociedad, economía e instituciones.

Vivimos una era de incertidumbre global. Por eso lo mejor que podemos trasladar a nuestros jóvenes es una identidad enmarcada por la coherencia y responsabilidad que aportan los valores europeos. En 2015, mediante la Declaración de París, los países europeos se comprometieron a aunar esfuerzos a favor de la promoción de la ciudadanía y los valores comunes de libertad, tolerancia, respeto del estado de derecho y no discriminación, mediante la educación y la enseñanza. Erasmus+ ha sabido contribuir, como ninguna otra iniciativa a nivel europeo, a la defensa, comprensión y puesta en práctica de estos principios y a ser un instrumento importante para luchar contra radicalismos y ultranacionalismos. En su discurso de investidura como doctor Honoris Causa por la Universidad de Salamanca, que cumple 800 años, el presidente de la Comisión europea Jean-Claude Juncker recordó que Europa representa la reunión de la diversidad de fuerzas y talentos de todos los europeos, la capacidad de vivir y trabajar juntos, y mencionó expresamente Erasmus+ como ejemplo de esta idea de Europa en la que creemos. En 2004 recibió el Premio Príncipe de Asturias en reconocimiento de sus esfuerzos para la integración europea a través de la educación. Tanto la Cumbre Social de Gotemburgo como el reciente Consejo Europeo reafirmaron el compromiso con la movilidad e intercambio de los jóvenes y los estudiantes, así como el refuerzo del programa Erasmus+. Como han señalado los líderes europeos, tras superar la crisis económica, en el actual proceso de reflexión sobre el futuro de Europa, la máxima prioridad deben ser los ciudadanos: Europa debe destinar su dinero a la educación y Erasmus+ debe continuar siendo un firme aliado frente a los retos de internacionalización, sin dejar a nadie atrás. No podemos olvidar que lo que ha hecho grande a Europa es estar abierta al talento. No en vano es aquí donde surge el concepto de Universidad, y aspiramos a que Erasmus siga siendo el faro que ha iluminado la proyección de Europa al mundo. España ha desempeñado un papel muy significativo en la construcción del programa Erasmus+ y podemos sentirnos muy orgullosos de haber contribuido claramente a su éxito. El mejor futuro está a nuestro alcance.

Pablo Martín González, director del SEPIE, Agencia Erasmus+ y de Internacionalización de las Universidades Españolas.

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