¿Es Breivik responsable penal?

Hace casi un año Anders B. Breivik puso una bomba en la sede central del Partido Socialista en Oslo y transformó el centro de la ciudad en algo parecido a una escena de guerra. Una enorme columna de humo se elevaba sobre el horizonte y la calle quedó cubierta de hierros retorcidos, cristales hechos añicos y documentos que habían salido volando de los edificios. Dejó ocho muertos atrás. Breivik luego se disfrazó de policía y puso rumbo hacia Utoya, para llevar a cabo una siniestra caza de niños. Pretendiendo ser un amigo, mató a 69 personas más. Ahora el juicio ha concluido y toca dictar un veredicto. En resumen, toca decidir si Breivik es penalmente responsable o no.

El país está dividido en este asunto. Hasta los psiquiatras que trabajan en el caso no se ponen de acuerdo. El primer informe sobre el estado mental de Breivik, firmado por los expertos Synne Sorheim y Torgeir Husby, concluía que Breivik padece esquizofrenia paranoide. En el segundo informe Terje Torrisen y Agnar Aspaas llegaron a la conclusión de que Breivik no está mentalmente enfermo y puede evaluar de manera realista su relación con el mundo exterior.

Esquizofrenia paranoide. El segundo informe fue recibido con buenos ojos por los que consideran que Breivik es penalmente responsable. Si Breivik fuese declarado penalmente no culpable debido a la esquizofrenia paranoide, entonces la enfermedad sería responsable de lo ocurrido, algo que no están dispuestos a aceptar. Para ellos actuó de manera cínica y estructurada. Planificó todo meticulosamente durante mucho tiempo. Hizo todo lo posible para ocultar lo que estaba preparando, porque sabía que era una auténtica locura. A pesar de las voces que en su interior le decían que no llevara a cabo sus planes y a pesar de que sentía un rechazo enorme hacia lo que iba a hacer nada más llegar a Utoya, eligió conscientemente luchar contra sus sentimientos humanos. En vez de retirarse, eligió matar.

Aunque las autoridades aseguran que Breivik -sea considerado como responsable penal o no- nunca más saldrá a la calle, la misma gente está preocupada por el hecho de que, de acuerdo con la ley, si Breivik es declarado no responsable, será tratado de la misma manera que otros criminales condenados a ser encerrados en un hospital psiquiátrico. La esquizofrenia paranoide es un diagnóstico que la psiquiatría sostiene que puede ser tratada, pero el tratamiento no funciona siempre. Algunos siguen enfermos de por vida. Pero según la ley, un criminal que ha sido declarado no responsable penal porque sufre esquizofrenia paranoide, debe ser liberado en un futuro si el tratamiento funciona y queda sano. Visto que ni los psiquiatras se ponen de acuerdo en un asunto tan delicado como éste, muchos noruegos temen que tal vez un día Breivik sea puesto en libertad por error y se repita la catástrofe. Porque si los expertos coinciden en algo es en que existe un gran peligro de que Breivik pueda repetir sus actos.

Muchos otros noruegos defienden que Breivik no debe ser declarado responsable penal. Están convencidos de que está enfermo. Dicen que es imposible que alguien mentalmente sano sea capaz de llegar a la isla, buscar a los niños y empezar a dispararles uno tras otro. Se niegan a creer que estando sano pudiera perseguir a un niño asustado que se arrastraba por el suelo, después de haberlo herido, para volver a dispararle en la pierna, en el hombro, en la nuca, hasta que no se movía más. Para ellos es imposible que alguien cuerdo forzara a docenas de niños a introducirse en el agua para luego dispararles hasta la muerte. Según ellos, sólo un loco daría esos gritos de guerra que lanzó Breivik al finalizar su juerga mortal. Sólo un loco posaría luego para la policía en plan supermán, diciéndoles que no tenían por qué preocuparse, que él era un amigo, que todo era un golpe. No entienden tampoco cómo es posible que durante el juicio haya escuchado las historias más tristes y grotescas de sus amputadas víctimas sin inmutarse, sin mostrar ningún tipo de remordimiento sino todo lo contrario, a menos de que se trate de un ser completamente insensible, un completo enfermo. Defienden que es importante llegar a la raíz del problema, que solo tratando a Breivik como un enfermo pueden llegar a respuestas para poder analizarlas y evitar que otra tragedia similar se repita en el futuro.

El propio Breivik está de acuerdo con los que le quieren declarar responsable penal. Según él, sólo de esa manera podrá demostrar que tenía motivos ideológicos y racionales para las masacres. Está obsesionado con la humillación que representaría para él que lo declarasen loco. Cada vez que se discutía el primer informe en el juicio se ponía furioso. Insultaba a los expertos llamándoles ineptos y cuentistas. Cuando se trató el segundo informe, no dejó de dar muestras de su típica sonrisa helada que tanto malestar produce entre los noruegos. Proclamaba que si se hacía caso al segundo informe, el pueblo noruego podía estar tranquilo porque no apelaría. Todo terminaría ahí. Pero la gente que le quiere ver declarado no responsable penal teme que fuera todo lo contrario. Están convencidos de que si Breivik es declarado sano y se instala en una cárcel donde tendrá acceso a internet, entonces tendría la plataforma que él desea para seguir manipulando al pueblo noruego y al resto del mundo.

Informes. Las preguntas que los jueces se hacen son: de los dos informes psiquiátricos, ¿cuál de ellos es el erróneo? ¿Es posible que Breivik haya conseguido manipular a alguno de los psiquiatras en su favor? Los dos primeros llegaron justamente después de las matanzas. Todo era muy reciente. Mantienen que Breivik se dejó llevar por sentimientos violentos, un puro deseo de matar. Para ellos, sus ideas políticas extremistas son un elemento secundario. Estando muy seguros del informe que hicieron, no dudaron nunca en su diagnóstico. Por su parte, los últimos dos psiquiatras vieron a Breivik meses después de los atentados, cuando éste había leído lo que se decía sobre él en los periódicos y sabía por dónde soplaba el viento. Según ellos, se dejó llevar por sus ideas políticas que fueron radicalmente creciendo en los últimos años. Añaden que se dejó influir también por su ego, el deseo de hacer algo importante. Estos dos psiquiatras sí han manifestado que existe la posibilidad de que se hayan equivocado. También cabe la posibilidad de que los cuatro psiquiatras estén en lo cierto. En Noruega se han dado cuenta de que el caso de Breivik es tan extremo que queda fuera de todas las categorías convencionales y que los dispositivos de diagnóstico de los que disponen los psiquiatras no pueden dar respuesta a la pregunta de si es o no responsable penal. Los manuales psiquiátricos no están diseñados para un hombre como Breivik, son demasiado limitados frente a tanta maldad.

El pasado 21 de junio la Fiscalía se pronunció y pidió que Breivik sea ingresado en un hospital psiquiátrico. El fiscal Svein Holden admitió que no están muy seguros de su decisión porque hay «claros signos» de que Breivik no se encontraba en estado psicótico al cometer los atentados. Sin embargo, añadió que el primer informe psiquiátrico que se realizó, y que lo diagnosticaba como esquizofrénico paranoico, «presenta una duda real». Al final de su discurso Holden manifestó que es probable que el 20 de julio el tribunal dicte sentencia en sentido opuesto al criterio de la Fiscalía. Expresaba así su opinión de que hay muchas maneras de ver la realidad de este complejo caso. Responsable penal o no, esperemos que sea una sentencia inteligente que sorprenda a Breivik y le deje fuera de juego de por vida.

Ann-Louise Gulstad es periodista y escritora noruega.

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