¿Es el fin de la globalización?

China recientemente anunció que el año pasado, por primera vez desde que se inició la apertura de su economía al mundo a finales de la década de 1970, sus exportaciones, contabilizadas en una base anualizada, disminuyeron. Y, eso no es todo, en términos de valor, durante el año 2015 el comercio mundial se redujo. La pregunta obvia es por qué ocurrió esto.

Si bien el comercio mundial también se redujo durante el año 2009, la explicación fue obvia: el mundo estaba experimentando, en aquel entonces, una fuerte contracción del PIB. El año pasado, sin embargo, la economía mundial creció un respetable 3%. Además, las barreras comerciales no han aumentado significativamente en ningún lugar del planeta, y los costos de transporte están disminuyendo, debido a la fuerte caída de los precios del petróleo.

Es revelador que el llamado Índice Baltic Dry, que mide el costo de flete de los grandes barcos que transportan la mayor parte del comercio a larga distancia, ha caído a un nivel mínimo histórico. Esto indica que los mercados no esperan una próxima recuperación, lo que significa que los datos de 2015 podrían ser un presagio de una nueva era de desaceleración del comercio. La conclusión obvia es que las fuerzas de la globalización, que en algún momento fueron incontrarrestables, están perdiendo su impulso.

La situación en China es reveladora. En las últimas décadas, debido a que se convirtió en la economía de comercio más importante del mundo, China transformó el sistema de comercio mundial. En la actualidad, el valor de las importaciones y exportaciones ha caído; sin embargo, el valor de las importaciones ha disminuido en mayor proporción, debido al colapso de los precios mundiales de las materias primas.

De hecho, los precios de las materias primas son la clave para la comprensión de las tendencias del comercio durante los últimos decenios. Cuando estos precios estuvieron altos, ellos produjeron una intensificación del comercio – hasta el punto de que el porcentaje que representa al comercio dentro del PIB se elevó – alimentando una cruzada a favor del progreso inevitable de la globalización. Sin embargo, en el año 2012, los precios de las materias primas comenzaron a caer, haciendo que el comercio disminuya junto con dichos precios.

Suponga que se necesitan una tonelada de acero y diez barriles de petróleo para producir un automóvil. En el período 2002-2003, dicho lote de materias primas valía alrededor de $800, o aproximadamente el 5% del valor de un vehículo cuyo precio era $16.000. Esto implica que, al principio de la década de 2000, los países industriales tenían que exportar cinco automóviles por cada cien lotes de materias primas que importaban.

Hasta el período 2012-2013, el valor de las materias primas necesarias para fabricar un automóvil aumentó a aproximadamente $2.000 por lote, valor que representaba aproximadamente el 10% del costo del mismo automóvil (los precios de los automóviles habían aumentado en una proporción mucho menor). Por lo tanto, los países industrializados tenían que exportar el doble, es decir, diez automóviles por la misma cantidad de importaciones de materias primas.

Es evidente que existe una relación directa entre las tendencias de los precios de las materias primas y el comercio (véase gráfico adjunto). Teniendo en cuenta que esta relación afecta a todos los productos manufacturados que requieren insumos de materias primas, no debería causar ninguna sorpresa que, de la misma forma que los precios de las materias primas han disminuido, el comercio mundial también disminuya.

Es el fin de la globalización

Uno podría argumentar que este ejemplo sólo se refiere al valor del comercio, y que durante las últimas décadas, el crecimiento del comercio, en lo que se refiere a su volumen, también ha superado al crecimiento del PIB real. Sin embargo, los precios de las materias primas también afectan los volúmenes de comercio, debido a que los precios más altos de las materias primas fuerzan a que los países industrializados aumenten el volumen de sus exportaciones (diez automóviles en lugar de cinco, en el ejemplo que se presentó líneas arriba), con el propósito de cubrir los costos del mismo volumen de importaciones de materias primas.

Debido a que los alimentos, combustibles y materias primas, en su conjunto, constituyen alrededor de un veinticinco por ciento del comercio mundial, cuando sus precios fluctúan – sobre todo cuando fluctúan con tanta fuerza como lo hicieron en el transcurso de las últimas décadas – las cifras agregadas de comercio se ven, obviamente, afectadas. Teniendo en cuenta la reciente caída masiva de los precios de las materias primas, hay poca necesidad de buscar cualquier otra explicación para la reciente desaceleración del comercio.

Esto no quiere decir que la globalización y el comercio sean una y la misma cosa. La globalización implica muchas otras características, incluyendo el aumento de las transacciones financieras transfronterizas y del turismo, el intercambio de datos, y otras actividades económicas. De hecho, estas otras interconexiones han retroalimentado al comercio, ya que han permitido la aparición de cadenas globales de valor, mediante las cuales diferentes etapas del proceso de producción se llevan a cabo en una diversidad de países.

Sin embargo, este fenómeno ha sido sobreestimado. De acuerdo con la Organización Mundial del Comercio, el valor agregado en el extranjero que contienen las exportaciones aproximadamente representa tan sólo el 15% en la mayoría de las grandes economías, como por ejemplo en el caso de Estados Unidos y la Unión Europea. En otras palabras, las cadenas de valor mundiales tienen poco impacto en el comercio de estas economías más grandes.

China es la única excepción. Su posición como una plataforma de ensamblaje para los productos del mundo significó que este país importe la mayor parte de los elementos con mayor alto valor agregado de los productos que fabrica. Pero, a medida que la estructura industrial del país madura – los teléfonos celulares iPhones ensamblados en China ahora contienen una mayor cantidad de piezas fabricadas en China de la que contenían hace tan sólo unos pocos años atrás – dicha estructura se desplazará a una posición más cercana a la ocupada por EE.UU. y la UE en términos de valor agregado, y no al revés. Esta es otra razón por la cual el comercio podría disminuir en importancia.

Cuando algo es ampliamente publicitado, casi siempre hay una verdadera razón para ello. La mayoría de las economías están más abiertas de lo que se encontraban hace una generación. Sin embargo, ahora está cada vez más claro que la percepción que indicaba que “la globalización era una fuerza abrumadora e inexorable” reflejó, en gran medida, los efectos secundarios del boom de las materias primas ocurrido durante la última década. Si durante la próxima década los precios se mantienen bajos, como parece que probablemente se mantengan, puede que se tenga un comercio mundial estancado, mientras el patrón de comercio se “reequilibra” desplazándose desde las economías emergentes hacia las potencias industriales establecidas.

Daniel Gros is Director of the Brussels-based Center for European Policy Studies. He has worked for the International Monetary Fund, and served as an economic adviser to the European Commission, the European Parliament, and the French prime minister and finance minister. He is the editor of Economie Internationale and International Finance. Traducido del inglés por Rocío L. Barrientos.

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