¿Es imprescindible el permiso por puntos?

Por Sebastià Salvadó, presidente del RACC (LA VANGUARDIA, 01/07/06):

Pocas veces un cambio legislativo puede tener tal capacidad de transformar los hábitos de nuestra sociedad como ocurre con el permiso de conducción por puntos, sistema complejo que por fin ha encontrado una Administración con la valentía suficiente para introducirlo, y que llega precedido por su eficacia en los países de nuestro entorno. En Italia, la cifra de muertos en accidentes de tráfico se redujo en más de 1.100 el primer año de aplicación. Alemania registra ahora 4.800 fallecidos menos al año que cuando instauró el permiso por puntos en 1992. Francia ha logrado cerrar el 2005 con un número de víctimas mortales equivalente al de 1953.

La experiencia de estos países demuestra que el sistema requiere de una credibilidad que sólo se consigue si el control a pie de carretera resulta exhaustivo y homogéneo en todo el territorio. Es más, en muchos de estos países el carnet por puntos formaba y forma parte de una política de seguridad amplia y ambiciosa. Cuando circulamos en Francia, lo hacemos con gran precaución, porque sabemos de la amplia presencia de radares de velocidad, anunciados mediante publicidad, y que la gendarmería, con efectivos suficientes, se muestra implacable con los infractores. Todo ello contando con un red viaria de mejor calidad, de unos excelentes servicios de emergencia medicalizada, de una señalización de carreteras que es casi modélica. Esta estructura se completa además con una maquinaria judicial y administrativa perfectamente engrasada para trabajar con plena coordinación y gran agilidad. El conjunto de medidas, aplicadas con rigor proporciona credibilidad al sistema.

Como ocurre en tantos ámbitos de la historia de España, nuestros vecinos europeos nos llevan años de ventaja en la aplicación de planes de seguridad vial y, hoy, vistos con perspectiva, éstos se perciben como completos y eficientes, y, en comparación, los nuestros nos parecen insuficientes, y ciertamente lo son. Pero también en Francia, Alemania y Gran Bretaña empezaron a trabajar un día en que no todas las medidas estaban a punto, y han sido capaces de recorrer un camino que ha salvado muchas vidas gracias a la tenacidad de sus administraciones públicas, que buscaron y contaron con el apoyo de la sociedad civil para hacer frente, por ejemplo, a la impopularidad de algunas de las medidas.

En España, el nuevo permiso de conducir por puntos levanta ciertas incógnitas por su limitada dotación presupuestaria y, sobre todo, por el grado de severidad que se aplicará al sistema de control, que de resultar heterogéneo o arbitrario restaría una gran credibilidad al sistema. El necesario diálogo entre las distintas administraciones también genera dudas. En el ámbito local resulta difícil precisar si los medios humanos y técnicos disponibles alcanzarán el nivel de vigilancia que precisa el sistema. Yes imprescindible una adaptación del Código Penal que tipifique como delitos determinados comportamientos al volante, que refuerce la lucha contra los conductores reincidentes y que mejore la coordinación entre la vía penal y la administrativa de este nuevo sistema.

El nuevo permiso por puntos es una herramienta útil, pero debería formar parte de un plan global muy ambicioso, porque el drama de los accidentes de tráfico está en que la gran mayoría de las muertes son evitables. Por lo tanto, es posible evitar muchas de ellas y éste y no otro debe ser el objetivo. Este plan debe implicar por completo a todos los estamentos administrativos, desde el Estado hasta el municipio más pequeño. Los automóvil clubs europeos, agrupados en la Federación Internacional del Automóvil, trabajamos todos bajo el concepto fórmula cero, en el que nos planteamos como objetivo cero muertes en la carretera, y para ello hay que trabajar en tres puntos: mejora de las actitudes de los conductores, mejora de las carreteras y mejora de los automóviles, a los que hay que unir los sistemas de rescate en caso de emergencia. En Europa ya están trabajando en esta línea y la confianza en la sociedad civil proporciona excelentes resultados. Por ejemplo, hoy las marcas de automóviles fabrican vehículos mucho más seguros que lo que exige la normativa europea. La presión de los test independientes EuroNCAP y la investigación de los fabricantes han superado en positivo y con creces la obligación legal.

Hay mucho trabajo por hacer, y legislar es una de las facetas más importantes. En cualquier caso, y a pesar de las insuficiencias, el permiso por puntos constituye un primer paso importantísimo e imprescindible. El hecho de que la comunidad deposite en cada una de las personas que conducen un crédito de confianza supone una pequeña revolución. De repente el usuario de la vía pública se da cuenta, cada uno de nosotros nos damos cuenta, de que en sus manos reside parte de la solución a esta lacra que en el 2004 quitó la vida a 13 personas por día en las carreteras españolas. Una cifra inadmisible, se mire como se mire.