Espacios de bienvenida educativa

Días atrás comenzó a funcionar en Vic el primero de los llamados espacios de bienvenida educativa para alumnos inmigrantes puesto en marcha por la Generalitat. Más de 20 niños de distintas procedencias, que podían haber empezado el curso en las escuelas ordinarias, ya que estaban en Vic en periodo de matrícula, no lo hicieron porque fueron ubicados en este centro. ¿Cuánto tiempo estarán ahí antes de ser escolarizados? No se sabe. Las intenciones de la Conselleria d'Educació son que la estancia no supere el mes, pero el alcalde de Vic ha dicho que estarán el tiempo que sea necesario. ¿Necesario para qué? Se supone que para su adaptación al sistema educativo. ¿A qué adaptación nos podemos referir? Se supone que, básicamente, al aprendizaje del catalán, pues es difícil encontrar otra cosa a la que un niño o niña no pueda adaptarse sobre la marcha al ritmo, más o menos, de los demás.

Si la estancia en estos centros es de menos de un mes, es muy dudoso que sirva para lograr el objetivo para el que tales centros parecen haber sido creados; pero si finalmente la estancia se prolonga más de ese tiempo, incluso varios meses --cosa que no cabe descartar, ya que la Generalitat ha dejado este asunto indeterminado--, entonces el problema es otro, porque lo que se nos plantean son interrogantes de mucho calado.

Lo primero sobre lo que hemos de reflexionar es el hecho de que no todos los niños y niñas van a salir de ese centro para ir a la escuela al mismo tiempo. Quienes vayan viendo que sus compañeros entran ya en la escuela y ellos no, los que sean los últimos en hacerlo, quizá lleguen a ella con la autoestima dañada, algo que puede producirles daños irreversibles. Niños o niñas que quizá no sean buenos para los idiomas, pero pudieran serlo para las ciencias o cualquier otra cosa, tal vez acaben no siéndolo para nada porque comiencen su etapa escolar con la autoestima por los suelos.

La segunda es en forma de pregunta. Si de lo que se trata es de un periodo de adaptación lingüística, ¿por qué un niño que llegue procedente de Ávila o de Sevilla no ha de pasar por esos centros y otro procedente de Colombia o Perú, sí? ¿Qué diferencia hay entre ellos en el terreno de la adaptación lingüística? La respuesta es obvia: ninguna. Y, sin embargo, el alcalde de Vic ha dicho claramente que por el centro que ya está funcionando pasarán "todos los niños extranjeros, vengan de donde vengan", y si he mencionado dos países latinoamericanos concretos es porque de ellos ya hay niños en dicho centro. Si de Ávila, no, y de Colombia, sí, ¿no estamos ante un caso de segregación xenófoba?

Tercera. ¿De verdad es la rápida adaptación lingüística de los niños y niñas que se ubica en esos centros lo que se busca? ¿No habíamos establecido en Catalunya, hace ya bastantes años, que la inmersión era el método adecuado para ello? A estos niños se les ubica en unos centros en los que no hay otros niños que hablen catalán. ¿Es así como lo aprenderán con más rapidez?
Hechas estas tres reflexiones o preguntas surge, inevitablemente, una cuarta. Cabe preguntarse los motivos últimos que han llevado a la puesta en marcha de estos centros. Es bien conocido el descontento de muchos padres y madres autóctonos cuando ven que en la escuela de su hijo hay "demasiados" niños inmigrantes. Es bien conocido que las deficiencias educativas que en esas escuelas puedan producirse tienden a atribuirse a la concentración de inmigrantes, aunque la mayor parte de las veces no tengan nada que ver con ello, o podrían ser resueltas por otros medios. ¿Estamos ante una concesión a esas posturas por parte de la Generalitat? ¿Tiene la Conselleria de Educació algún estudio o análisis del tema, que diga que haciendo pasar a los niños recién llegados por esos centros mejorará la calidad de la enseñanza, tanto para ellos como para los demás niños, o es algo que se hace para dejar contentos a algunos sectores de la población? ¿No se está optando por una medida propagandística, en lugar de afrontar el problema, real por otra parte, del alumnado recién llegado dotando a las escuelas de los medios necesarios para ello?

Y una última cuestión. No parece habérsele dado importancia al hecho de que los niños y niñas que se ubican en esos centros estarán, quizá durante meses, sin escolarizar, ya que no son centros del sistema escolar. Se vulnera la ley que establece la enseñanza obligatoria de los 6 a los 16 años. Algo que parecía impensable que pudiese ocurrir en nuestro país: recordemos la polvareda que se ha levantado cada vez que un padre, por motivos religiosos o culturales (sexistas en cualquier caso) ha sacado a su hija de 12 años del colegio. Nuestro sistema le ha advertido de que podía incluso acabar en la cárcel, porque la enseñanza universal obligatoria es sagrada para nosotros. Evidentemente, no estamos ante casos de la misma naturaleza, pues los niños que van a esos centros serán después escolarizados; pero, ¿es legal que los tengamos sin escolarizar durante semanas o meses que son del curso escolar?

Miguel Pajares, miembro del Grup de Recerca en Exclusió i Control Social de la UB.