1. Andalucía ha sido durante los últimos cuarenta años la China española. Un gigante maniatado por una ideología obsoleta y lastrado por una corrupción estructural corrosiva. La duda no ha sido jamás si el potencial andaluz seguiría ahí cuando el PSOE fuera desalojado del poder, sino si los daños provocados en la estructura institucional y empresarial andaluza impedirían a la región ponerse en pie tras librarse de sus cadenas.
2. Apenas dos años y medio han bastado para despejar cualquier duda al respecto. En el tercer trimestre de 2019, sólo un año después de la llegada de PP y Ciudadanos a la Junta, el PIB andaluz registró una subida del 2,1% interanual. Un 0,8% más que el de la Unión Europea en su conjunto (1,3%). Un segundo dato: en plena pandemia, Andalucía y Madrid fueron las dos únicas comunidades españolas capaces de crear empleo neto tras la segunda ola de Covid-19.
3. Durante cuatro décadas, la tesis del subdesarrollo estructural andaluz fue esgrimida por sus principales responsables como una maldición gitana que sólo podía ser conllevada con asistencialismo, paternalismo y mucho folclore televisivo. "¿Qué le vamos a hacer? Los andaluces son así, no tienen remedio" era el mensaje de fondo con que el PSOE justificaba que todos los indicadores de su gestión (salud, educación, paro, industria) mostraran cifras africanas después de más de tres décadas de hegemonía absoluta en la comunidad.
4. De acuerdo con esa tesis, el atraso andaluz no era coyuntural, sino estructural, y sólo el socialismo podía aliviar en cierta medida la situación mediante la creación de un régimen clientelar en la región que aliviara, pero no solucionara, el problema: el arsaperonismo. El desprecio del socialismo por sus ciudadanos, que hacía suyos todos los tópicos del nacionalismo catalán más xenófobo sobre los andaluces, ocultaba además la principal de las lecciones que enseña la historia: Andalucía ha sido históricamente uno de los principales motores económicos y culturales de España.
5. En 1860, el PIB andaluz era el mayor de España y su renta per cápita era superior a la vasca, casi igual que la catalana (una Cataluña dopada por los réditos que le proporcionaba el control del negocio del esclavismo en Cuba) y sólo inferior a la madrileña.
6. Culturalmente, Andalucía se situó a partir del siglo XV un siglo por delante del resto del país y se convirtió en un referente artístico imitado en toda Europa gracias a la escuela granadina y, sobre todo, la escuela sevillana, a la que pertenecen nombres como Velázquez, Zurbarán o Murillo. Ninguna otra escuela o movimiento artístico particular de ninguna otra región española ha vuelto a tener jamás la influencia internacional que tuvo Andalucía hasta bien entrado el siglo XVIII. Probablemente sólo la Escuela de Salamanca en su terreno, el económico, pueda equipararse en influencia internacional al arte andaluz del Siglo de Oro.
7. El Siglo de Oro español, que de haberse dado en Italia, Francia o Alemania sería loado como el detonante del mundo moderno tal y como lo conocemos hoy, no puede entenderse sin el liderazgo andaluz y castellano. Sí puede entenderse en cambio sin Cataluña, el País Vasco y el resto de supuestas nacionalidades históricas españolas que hoy miran hacia el sur con desdén a pesar de su irrelevancia histórica en el terreno cultural.
8. Pero volviendo a 2021. Lo que ya se conoce como el milagro andaluz, por parte de los más entusiastas, y como la vía andaluza, por parte de los más prudentes, tiene cuatro ingredientes clave.
9. El primero es la bajada de impuestos. Como el de la bonificación del 99% del Impuesto de Sucesiones y Donaciones. O como el de la reducción del tramo autonómico del IRPF. La rebaja ha ido acompañada, como ya ha ocurrido en Madrid, de un aumento de la recaudación (550 millones de euros más en 2019 con respecto a 2018).
10. El segundo, la reducción de trabas administrativas. La Junta ha creado un equipo conocido como Unidad Aceleradora de Proyectos que ayuda a los empresarios a poner en marcha su proyecto aliviando el tormento burocrático por el que son obligados a pasar en otras comunidades españolas. Entre otros datos significativos, Andalucía es ya líder española en número de autónomos.
11. El tercero, el cuidado y la mejora de los servicios públicos esenciales. Es decir, los pertenecientes a la sanidad, la educación y los servicios sociales. Pero no aquellos cuyo único objetivo es la consolidación de un clientelismo que garantice in aeternum la hegemonía electoral de un partido en concreto.
12. El cuarto, un clima político menos crispado que en el resto del país y alejado de las batallas ideológicas que lastran a las comunidades infectadas por el populismo nacionalista (Cataluña, País Vasco, Valencia, Baleares, Asturias y Galicia). Prueba de ello es esta noticia publicada por EL ESPAÑOL este mismo viernes.
13. El eje financiero e industrial que va de Madrid al País Vasco y Cataluña no es un equipamiento de serie inescapable de la España del siglo XXI. Ese eje puede (y debe) ser orientado hacia el sur. Hacia Andalucía y el Levante, si Valencia logra salir de ese callejón sin salida cultural y económico que es el nacionalismo identitario al que lo ha condenado Ximo Puig.
14. El despertar de Andalucía no es un eslogan vacío. Google ha escogido Andalucía como sede de su nuevo centro europeo de I+D+i. Renault ha decidido que Andalucía lidere su proyecto de descarbonización. Una capital andaluza formará parte del grupo de siete ciudades europeas que ha escogido Vodafone para instalar sus centros de investigación. Rovi levantará en Andalucía su planta de fabricación de heparinas y de producción de vacunas contra la Covid. Ericsson, Atlantic Cooper, el Grupo Cosentino y otras tantas empresas internacionales están desarrollando ya proyectos en Andalucía.
15. Hace sólo diez años, esos proyectos se habrían desarrollado con casi total seguridad en Cataluña, el País Vasco o Madrid. Hoy se los ha llevado Andalucía.
16. Ninguna otra ciudad española tiene como tiene Málaga el potencial para ocupar el vacío que ha dejado (por decisión propia) Barcelona como segunda ciudad española. Málaga liderará este año el crecimiento en Andalucía con un aumento del PIB de entre un 4,4 y un 7,5% tras un 2020 muy duro en que la ciudad se vio afectada por el descenso del turismo provocado por la epidemia de Covid-19.
17. En 1950, Málaga representaba un 12% de la economía andaluza. Hoy representa el 21% y creciendo. Parte de la culpa la tiene el dinamismo de la ciudad en el sector de la tecnología punta, así como en el de la alta y media-alta.
18. La Universidad de Málaga (UMA) y la mejora de las infraestructuras y los equipamientos culturales (Málaga es la ciudad española con más museos en relación con su número de habitantes) han contribuido a posicionar a la ciudad como uno de los destinos más atractivos en España para profesionales cualificados, autónomos y familias. Antes, ese puesto era de forma indiscutible para una Barcelona en decadencia a la que muy pocos españoles escogen hoy como destino vital y profesional preferente.
19. Otro de los factores clave del salto adelante andaluz es su apuesta por la internacionalización. Andalucía ha sido ya líder en exportaciones en el sector agroalimentario y de bebidas durante el primer trimestre de 2021. Está previsto que otros sectores económicos andaluces se añadan al pelotón de cabeza durante los próximos años.
20. Más allá de la Andalucía folclórica y culturalmente fascinante, pero en el fondo irrelevante, que vendió el PSOE durante años se esconde la región con más potencial de crecimiento de toda España y, quizá, de Europa. Y no sólo como posible motor de la economía española, sino como puente natural español y europeo hacia África y Latinoamérica.
21. Si Andalucía recibe por parte del Gobierno central apenas una pequeña parte de los estímulos que han recibido el País Vasco y Cataluña durante los últimos 100 años, se convertirá sin duda alguna en la compañera de viaje de Madrid como motor de la economía española durante varias décadas. Y con resultados infinitamente mejores, dado que esa condición de motor económico no será utilizada por las elites locales para la destrucción de la democracia constitucional y la ruptura del país, sino en beneficio de todos los españoles.
22. Y de Cadizfornia, es decir, la futura California española, poco puedo contarles que no haya contado ya. Digamos sólo que casi todo lo que digo en esta lista es aplicable, apenas con leves matices, al resto de Andalucía.
Cristian Campos