El Consejo Europeo tendrá una cumbre virtual el 23 de abril para considerar cómo debe lidiar la Unión Europea con las secuelas económicas de la pandemia de COVID-19. La propuesta de España será, por lejos, la propuesta más innovadora y minuciosamente analizada que se presentará. Debiera ser el primer punto en la agenda de la reunión.
La principal innovación que presentará España es la emisión de bonos perpetuos de la UE. No es una idea nueva, Gran Bretaña emitió bonos consolidados, o Consols, por primera vez en 1752 y los usó después para financiar las guerras napoleónicas y de Crimea, la Ley de Abolición de la Esclavitud, el crédito por la hambruna para Irlanda y la Primera Guerra Mundial. El Congreso de Estados Unidos autorizó la emisión de Consols en 1870 para consolidar las deudas acumuladas durante la Guerra Civil.
Pero los bonos perpetuos nunca habían sido considerados por la UE. Ahora España los propone como una medida extraordinaria ante una situación extraordinaria. Serían extremadamente eficaces.
Estamos bajo el ataque de un nuevo —y en gran medida desconocido— coronavirus; los bonos perpetuos podrían brindarnos los recursos financieros que necesitamos para ganar la batalla. También enfrentamos otra batalla que amenaza con destruir nuestra civilización: el cambio climático. Propongo que se usen los bonos perpetuos para financiar también esa lucha.
Como lo indica su nombre, el capital de los bonos perpetuos no se paga nunca, aunque en circunstancias diferentes puede ser apropiado rescatarlos. En 2015, por ejemplo, el Reino Unido rescató la totalidad de los Consols británicos y los bonos de guerra. Una emisión de 1 billón de EUR (1,1 billones de USD) con un cupón del 0,5 % tendría un costo de 5 mil millones de EUR al año. Eso implica que el apalancamiento de los 5 mil millones de EUR estaría en el orden de doscientos. Incluso los autores del «documento oficioso» español tal vez no se hayan dado cuenta de las implicaciones; dedican gran parte de su propuesta a la forma en que se pueden pagar los bonos perpetuos.
Pero eso no es un problema, los gobiernos de la UE pueden fácilmente suscribir fácilmente 5 mil millones de EUR para pagar la emisión de 1 billón de EUR de bonos perpetuos, ya sea en forma unánime o a través de una coalición de aquellos que estén dispuestos. No hay que buscar nuevas fuentes de ingresos.
Vender 1 billón de EUR en bonos perpetuos con un rendimiento del 0,5 % tampoco es un problema. El rendimiento del bono en circulación con vencimiento más largo (los bonos austríacos a 100 años) está apenas por debajo del 0,5 %. Por supuesto, los mercados pueden necesitar un poco de tiempo para familiarizarse con la idea de los bonos perpetuos. Pero la emisión de los bonos perpetuos no tiene que venderse en una única vez; se los puede vender por tramos y los inversores de largo plazo, como las empresas de seguros de vida, se los llevarán en un santiamén. Cuando se completen los tramos, se venderán a mejor precio que los bonos austríacos.
Hay un debate sobre el tamaño de la emisión de los bonos perpetuos. La presidenta de la Comisión de la UE, Ursula von der Leyen, está tratando de obtener 1 billón de EUR, pero el documento oficioso español propone captar hasta 1,5 billones. Esto ofrece la oportunidad de incluir la segunda amenaza a nuestra civilización, el cambio climático. Esta amenaza ocupaba el primer lugar en la mente del público y era la preocupación principal de la Comisión Europea, hasta que el nuevo coronavirus eclipsó todo lo demás. Pero no debemos olvidarnos del cambio climático.
El objetivo primario de emitir 1,5 billones de EUR en bonos perpetuos debe ser combatir la pandemia, pero si se la controla, puede quedar dinero para combatir el cambio climático; de lo contrario, se puede considerar otra emisión de bonos separada. Hay que destacar, sin embargo, que tanto la pandemia como el cambio climático son acontecimientos excepcionales que requieren políticas excepcionales; no se debe usar bonos perpetuos en circunstancias normales.
Tengo dos observaciones más. Una se relaciona con la siguiente parte del documento oficioso español: «El fondo se puede anclar dentro del paraguas del Marco Financiero Multianual, por debajo del límite de recursos propios pero por encima del límite de gastos».
No queda claro si esto significa que el MFM debe subordinarse a los objetivos de la emisión de bonos perpetuos, o si el bono perpetuo debe subordinarse al MFM. Considerando las dificultades para lograr el acuerdo del MFM, si la segunda interpretación es la correcta, es posible que cuando los bonos se emitan sea demasiado tarde, o que no se emitan nunca.
El documento oficioso indica que la «transferencia de fondos se debe hacer al principio del período» a partir del 1 de enero de 2021 y «ejecutarse durante los siguientes 2 o 3 años para poner en marcha las economías de los países afectados». Esto parece indicar que la primera interpretación es correcta, sin embargo, sería deseable una mayor claridad.
Mi otra observación se relaciona con Italia, donde la opinión pública está virando hacia el abandono del euro y la UE. ¿Qué queda de Europa sin Italia? Esa pregunta resalta la importancia de usar bonos perpetuos y debiera inducir al Consejo Europeo a actuar incluso más deprisa de lo que está considerando.
George Soros is Chairman of Soros Fund Management and the Open Society Foundations. A pioneer of the hedge-fund industry, he is the author of many books, including The Alchemy of Finance, The New Paradigm for Financial Markets: The Credit Crisis of 2008 and What it Means, and The Tragedy of the European Union: Disintegration or Revival? His most recent book is In Defense of Open Society (Public Affairs, 2019).