España no es país para presidentas del Gobierno

Acabo de descubrir que el 19 de noviembre es el Día Internacional del Hombre. Como en España se nos van las horas vespertinas en peroratas sobre el heteropatriarcado que nos oprime lo corpóreo y lo incorpóreo, quizá no hayamos caído en la cuenta de que la UNESCO ha concedido al Colectivo de los Hombres uno de esos días mundiales que se dan a las minorías oprimidas e injustamente tratadas.

El caso es que los "hombres-hombres" aquellos de Aznar han transmutado en un gueto que requiere un día internacional para reivindicar su injusta circunstancia. Y claro, pocos días del flamante Día del Hombre, una se plantea cómo puede coexistir eso con el hecho de que España sea incapaz de votar a una mujer presidenta.

Porque nuestro país fue el tercero del mundo en legalizar el matrimonio homosexual después de Holanda y Bélgica. Y los departamentos de prensa colocan internacionalmente eso de los Gobiernos rosas, megaparitarios y ultrafeministas, pero Rosa Díez es la única mujer que se ha presentado candidata a la presidencia del Gobierno. Por el extinto UPyD, ¿recuerdan?

Aquello fue allá por 2008, con el milenarismo recién estrenado y Lehman Brothers a punto de demostrar que el too big to fall nos iba a llevar a una quiebra económica que España acusaría con la misma virulencia que Estados Unidos.

Han pasado casi quince años de aquello y los dos países mencionados, que en principio se parecen como un Cristo de los Faroles y un trineo de Santa Claus, o sea nada, tienen en común que no levantan cabeza desde el crack del 2008. Aquella crisis financiera (provocada en ambos países por el estallido de una burbuja inmobiliaria y por los desmanes de unos sistemas bancarios que precisaron rescates estatales) nos dejó en prenda aquí y allí una polarización que luego nuestros políticos han vampirizado.

Y, mira tú por dónde, ni España ni Estados Unidos consiguen aupar a una mujer a la presidencia del país. En Estados Unidos al menos se presentó Hillary Clinton a las elecciones de 2016 contra Donald Trump. Pero las perdió.

En España, las mujeres que osan alcanzar los puestos altos de los partidos son aniquiladas en el intento, como en el Partido Popular, donde la lista de mujeres fulminadas recuerda al Yo, Claudio de Robert Graves.

Del PSOE ni hablamos, porque allí se practica un feminismo escénico que no se corresponde con la verdadera posibilidad de una mujer socialista que ascienda en el escalafón hasta llegar a ser candidata a la presidencia.

La única mujer española que preside un partido político es Inés Arrimadas. Pero su formación, Ciudadanos, está atravesando una profunda refundación de la que deberá salir un nuevo líder a principios de enero. La incertidumbre es tal que ni siquiera se sabe en estos momentos si ella misma se presentará.

La distancia entre las líderes españolas y el palacio de la Moncloa parece inmensa. Tan amplia como la que separa a las líderes estadounidenses de la Casa Blanca.

Pese a que España fabrica constantes titulares sobre igualdades más o menos oníricas, esa supuesta equivalencia entre hombres y mujeres no existe para nada en lo relativo al cargo político más poderoso del país.

Europa es la región mundial con la concentración más alta de países liderados por mujeres al menos en una ocasión o, incluso, en dos o más ocasiones. Todos los países que han sido gobernados por tres o más mujeres están localizados en territorio europeo, con la honrosa excepción de Nueva Zelanda.

En lo alto del podio está Suiza, cuya Confederación ha tenido ya a cinco mujeres al frente.

A continuación viene Finlandia, con cuatro mujeres que han dirigido la nación. Incluyendo a la actual, Sanna Marin (que en mayo de este año pedía la entrada de su país en la OTAN).

Islandia ha tenido tres mujeres presidente, entre las que está Vigdis Finnbogadóttir, primera mujer del mundo elegida presidenta de un país, cosa que pasó en 1980.

Con la reciente elección de Giorgia Meloni al frente de Italia, España se encuentra rodeada de países europeos que han estado o están gobernados por mujeres. Llevamos cuatro años con un Gobierno que se postula como el más feminista del sistema solar, pero España no es capaz de votar a una presidenta.

Y no parece que vaya a ser el PSOE el primer partido en aportarla.

Gabriela Bustelo es periodista.

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