España tras el pacto

Pere Aragonès (ERC), presidente de la Generalitat, y Salvador Illa (PSC), al presentar el acuerdo de los presupuestos catalanes, el pasado martes. EP
Pere Aragonès (ERC), presidente de la Generalitat, y Salvador Illa (PSC), al presentar el acuerdo de los presupuestos catalanes, el pasado martes. EP

Parte I: declaraciones

La semana vencida, evidentemente, la noticia a comentar ha sido el pacto, más o menos opaco, entre el PSC-PSOE y ERC, o entre Sánchez y Rovira, o entre Gobierno y Gobierno, que vaya Usted a saber. Con la verdad por delante no lo es tanto por ser inesperada, que no lo es, ni por ser gravísima, porque no lo es más que otras como indultos, amnistías, cesiones de competencias, ruptura del mercado de trabajo, etc… sino porque ese nuevo desguace desigualitario es un paso más que acaba de suceder -a la espera de otros como el referéndum de secesión, ruptura de la caja única de la SS, sistemas judiciales independientes en ciertas regiones, etc.

Por eso es bastante irritante y desolador las rasgadas de vestiduras de los que acaban de descubrir el mediterráneo y creen que ha llegado un atentado contra la igualdad en Expaña. En particular entre barones socialistas. Miren Uds., en esta Nación la dinámica desigualitaria estructural e irreversible empezó hace lustros; va, e irá, a peor, y Uds., que se siguen llamando socialistas, han sido cómplices activos y conscientes de acelerarla en los últimos años y de manera ilegal y humillante. Vayan a tomarle el cabello a sus muy dignos afiliados.

Pues en vez de comentarlo porque ahora toca, les proponemos reflexionar durante este mes, a lo largo de tres o cuatro billetes, sobre aspectos trascendentes que pueden haber pasado desapercibidos en las formas y/o contenidos para acabar esbozando la situación real de lo que llamamos España al iniciar el otoño. Y empezando por las formas este martes nos fijaremos en dos declaraciones y las “dudas” que nos crean. La primera pertenece al inefable candidato Illa, probablemente el más peligroso separatista del momento, como lo era el Pujol cuando fue ensalzado como español del año. Este aspirante a Presidente de la Generalidad catalana que en rueda de prensa posterior al pacto afirmó, no sólo que cumpliría lo pactado (“Excusatio non petita…”), sino que Cataluña, por la Cataluña Hispana, tenía derecho a una financiación singular. Tal cual y con el aplomo del que dice un axioma universal unánimemente aceptado. Hombre pues diríamos que los demócratas, incluso las simples personas con capacidad de leerse una Constitución como lo fue la nuestra del 78, deberíamos tener derecho a preguntar por qué. ¿De dónde ha nacido de pronto ese derecho? ¿Por qué hay en esa región una oligarquía golpista, amnistiada pero golpista? ¿Por motivos racistas o supremacistas que dirían Torra y Pujol? ¿Por revelación divina de la Moreneta a lo Virgen de Fátima? Pues no parecen motivos muy democráticos, aunque les dejo a Uds. apreciar el beneficio de esas declaraciones para el bien común de los españoles.

La otra, que nos parece más escandalosa, es la que espetó el Presidente de Gobierno, en otro encuentro con la prensa posterior al pacto. Aparte de estar encantadísimo de haberse conocido, el Doctor Sánchez ha dicho que ese pacto, era superguay para España porque era un paso clave en la federalización de nuestra Nación. Esto último, que trata de contenido, será objeto de comentario la semana que viene, pero lo que choca, por no decir estremece, es que nadie se pregunte quién le ha pedido al Presidente Sánchez que federalice España, ni qué le autoriza a hacerlo, así, por su “santa misión”. Desde luego la Constitución del 78 no, la Constitución del 78 revisada por los siete magníficos del actual Tribunal Constitucional tal vez sí, pero sigue siendo profundamente perverso por antidemocrático. Lo que pone los pelos de punta es que de la manera más inverecunda el Presidente de Gobierno afirme a calzón quitado que está gobernando contra el armazón estructural de la Constitución sin haberlo consultado democráticamente y sin seguir los procedimientos legales establecidos, imbuído como está de su sagrada misión histórica. Tanto las declaraciones de Illa como de Sánchez siguen la táctica de repetir machaconamente una trola desde el Gobierno para convertirla en una verdad universal. Difícil encontrar algo más autoritario, dígase conceptualmente tiránico, opuesto a la democracia liberal. Pero falta lo peor: funciona. Y funciona con facilidad porque a la gran mayoría de los ciudadanos se les da una higa el tema de la libertad y la igualdad.

Por las formas, el momento que vive España está bajo la indiferencia, la confusión inoculada, la irresponsabilidad y la complicidad ante una subversión de los valores constituyentes nada democrática.

Y así entramos en el agosto de nuestros frívolos pecados vacacionales.

Parte II: algunos contenidos

Vimos la semana anterior que algunos métodos o formas utilizadas para presentar el pacto de marras entre Gobierno de España y una facción separatista catalana, camuflado en acuerdo partidista entre PSC y ERC, rezumaban mesianismo redentor o imposición cesarista de verdades reveladas a nuestros grandes timoneles en ejercicio, pero carecían de todo efluvio ni espíritu democrático. Quedaba para hoy dar una sucinta visión del contenido del acuerdo. Hemos sufrido una abrumadora campaña sobre un solo aspecto del pacto, la concesión a la Autonomía catalana, a su oligarquía para ser exactos, de un concierto económico “a la vasca”, que ha conseguido que para la inmensa mayoría de los ciudadanos este fuera el único punto del acuerdo separatista.

Esa campaña en medios ha insistido mucho en los efectos sobre la desigualdad de los españoles y en la tremenda dificultad financiera del cumplimiento, a medio plazo de lo acordado. Para terminar con un bálsamo para almas inquietas consistente en revelar que la dificultad es tanta y la necesidad de cambiar leyes torales tan ingente que muy probablemente no podrá llevarse a término. ¡Y ale, todos de vacaciones! Puede que el discurso sea certero, pero, con la verdad por delante, existe un problema grave, y es que el aspecto económico no es, ni de lejos el más lesivo para el bien común de los españoles ya que se han pactado (concedido) muchos más privilegios y discriminaciones positivas al separatismo. Y esas cesiones o felonías van a ser de aplicación inmediata.

Citemos tres deletéreas para el porvenir de una sociedad de ciudadanos españoles. Por ejemplo se renuncia a combatir el nacionalismo populista de base racista, adoptando oficialmente el discurso separatista en este momento de transición hacia la separación final, estableciendo sin matices que España es una Nación de naciones y la Cataluña hispana una Nación, lo que engendra una ristra de privilegios y reivindicaciones sagradas sin fin. Es decir se establece que España no es un conjunto de ciudadanos con los mismos derechos civiles sino un acuerdo entre territorios bien o mal avenidos. Y eso es confederación, que no federalización, aviso para navegantes ignorantes. Ni les cuento la mucha mayor importancia que tiene este hecho sobre el mañana de los españoles en comparación con seguir dándole unos cuantos miles de millones más de financiación privilegiada a la oligarquía separatista, cosa que ya hacemos vía FLA y otros timos. En segundo lugar queda acordado la desaparición del español de toda la vida pública catalana y la persecución activa de su uso en cuanto más áreas de la vida privada se pueda ¡con la complicidad y participación activa del Gobierno de España!

Una complicidad que empieza por impedir el cumplimiento de las sentencias judiciales. Esa aberración que atenta directamente contra los derechos de la infancia o los derechos civiles de millones de españoles tiene consecuencias históricas nefandas incalculables. Incluso económicas. En tercer lugar podríamos citar (hay varios disparates más) el hecho de que se concierta la creación de un cuerpo diplomático propio hispano catalán y la futura participación directa de la Generalidad en Instituciones como la ONU, ¡Europol!, la OCDE… Es decir, España no tendrá un discurso único, ni siquiera coincidente o coherente en las relaciones internacionales. La defensa de los intereses del bien común desaparece, y de manera bastante ridícula para nuestros vecinos norte y sur. Les dejo barruntar las consecuencias.

A estas alturas es posible que alguno de Ustedes se pregunte si toda esta trágica bufonada es Constitucional. La verdad es que ninguna de las cuatro cesiones acordadas dejan de violentar sustancialmente la Constitución que se votó en el 78. No la incumplen, sino que arremeten contra su espíritu y texto. Pero dice la mayoría de expertos consultados por este plumilla que probablemente encajen bien en la Constitución con la que trabajan el Excelentísimo señor Conde Pumpido y sus seis magníficas/os.

Por cierto, no olvidemos que ya tenemos experiencia de cesiones y privilegios suicidas y letales. Uno de ellas fue la destrucción de la unidad de las fuerzas de seguridad del Estado, creando el cuerpo de los “Mossos de escuadra” con competencias exclusivas. Acabo de gozar de las consecuencias.

Parte 3: el objetivo

Si repasábamos sucintamente en las dos semanas anteriores la “discutible” constitucionalidad del contenido del pacto separatisto-separatista PSC-ERC y la nula actitud democrática de las formas que lo acompañan hoy hemos de profundizar un poco en el objetivo que se perseguía y se persigue con ese acuerdo. Es demasiado fácil y superficial afirmar que se trata de que Sánchez siga morando en la Moncloa. Primero es dudoso pues puede haberse privado del apoyo de los diputados de Ayuntados por Cataluña (en catalán Junts per Cat, JXCat) y segundo porque si pretende Sánchez, y pretenden otros, que siga de Jefe de Gobierno no es sólo para satisfacer su ego, sino, y eso es mucho más serio, porque tiene una estrategia, una visión del futuro de lo que se sigue llamando España.

El segundo propósito de amarrar el pacto, y este es más político, era instalar a Illa y el PSC al frente de la Generalidad catalana. Se había convertido prácticamente en una obstinación. Bien, pero este nombramiento, y sus detalles procedimentales y el discurso del filósofo Illa tienen también su propósito. Desde luego no es, en absoluto, acabar con el “prucés”, antes al contrario, la dinámica separatista ha dado un salto de gigante. El verdadero objetivo es remachar que el proceso separatista lo va a pilotar en esta fase el PSC. Nada se ha dejado al azar. Por ejemplo la obscena ausencia de la bandera de la Nación española de la ceremonia de entronización del mayor representante del Estado español en Cataluña Hispana. Por cierto, el nivel de representación de las autoridades del Gobierno de “toda España” en dicha ceremonia fue mínimo “minimorum” , como si no fuera con él… También hemos de subrayar que “Salvador” Illa (¿pertinente nombre de pila?) locutó TODO su discurso en catalán.

El máximo representante del Estado en una región dónde la lengua mayoritaria sigue siendo el español…No tiene desperdicio. Si a esto unimos el contenido esencial del discurso, recortándole los detalles populistas habituales sobre servicios públicos, convivencia, prosperidad y otras fruslerías, podremos darnos cuenta que lo que estaba haciendo era establecer que la Cataluña hispana es una Nación, dentro de una surrealista e inventada Nación de naciones; que la llevará a un monolingüismo agresivo contra el español y que es merecedora de todo tipo de privilegios del Estado español hasta que llegue su separación de “jure” del resto de las naciones de España. El ahora “President” Illa ha prometido por lo más sagrado que cumplirá el pacto íntegramente. Y así perfeccionaría las “cesiones” que no ha tenido más remedio que conceder el Gobierno bipartito PSOE-Sumar para seguir evitando a este desnortado país que caiga en las garras del “fascio” militante.

Modestamente, nuestra convicción es que eso es incierto, no creemos que sean cesiones en absoluto, sino objetivos propios del PSC, y por ende del actual PSOE Sanchista. Son hitos indispensables en la confederalización asimétrica de España que persiguen a corto plazo separatistas declarados y protoseparatistas disimulados. A medio plazo, adivinen. Y este es el objetivo esencial del pacto antedicho. Es evidente que esa “transformación” de España no podría llegar de la mano de Partidos regionales y separatistas, se necesita y necesitará del acuerdo de un Partido de masas que pueda controlar muchas instituciones y cambiar leyes nacionales. Y el PSC está asegurado de ese apoyo, por eso necesita Sánchez que esté en la Generalidad.

Discutir si el proyecto y el método son constitucionales, en la presente situación y coyuntura, suena a chufla cansina y a vano debate bizantino. Tenemos lo que tenemos.

Parte IV: los políticos.

El mes de agosto en pleno ha hecho surgir otro aspecto, desapercibido, de la España post pacto confederal. Y, a nuestro juicio, es relevante y significativo, muy español en comparación con democracias europeas y característica importante de la España post pacto que deberá ser gobernada a partir de septiembre. Y lo protagonizan los políticos, politicastros y gobernantes de nuestra Nación, o ex Nación. Ha habido una cierta percepción de que el Gobierno, y en particular el Presidente de Gobierno se ha tomado unas buenas y largas “vacaciones”, pero la cosa no ha ido más allá de los chascarrillos malintencionados habituales.

Pero lo que ha sucedido es que el Gobierno ha desparecido literalmente del debate público, de las explicaciones debidas, de la presencia institucional (casi nula representación en la toma de posesión de Illa), de la gestión de temas importantes…Sin embargo para bastantes españoles, algunos de reconocida autoridad intelectual, han acaecido en España, al menos, dos hechos “singulares” de una extrema importancia, de enorme trascendencia. Ni siquiera es menester discutir si lo acontecido es para bien o para mal de nuestro porvenir, lo que es difícil discutir es que es trascendental. Supone un cambio radical de nuestra difusa Constitución, supone una gigantesca pirueta de nuestra organización territorial, supone la persecución activa del español, nuestra “koiné”, en una región de España, supone un seísmo para nuestra estabilidad financiera y para una imposible política redistributiva, y no seguimos.

España, repetimos, para bien o para mal, está viviendo un momento histórico, probablemente el mayor desde la aprobación de la Constitución de 1978. Para los políticos avezados de toda índole eso es un dato objetivo. Curioso momento para desentenderse de sus responsabilidades políticas. Pero es que, además, ha sucedido otro dislate monumental impensable en las democracias de nuestro entorno. Recordemos que un Instituto armado del Estado español, los mozos de escuadra, negoció y ayudó a un prófugo de la Justicia española a dar un mitin público en territorio español y le facilitó la huída, desobedeciendo con soflama y rechufla las órdenes del poder judicial. De ahí a la sublevación hay una línea muy fina en las democracias de nuestro Club. No imaginamos ante circunstancia similar que los señores Macron, Scholz, Framen, no hubieran comparecido, probablemente indignados, ante la opinión pública, y hubieran tomado decisiones contundentes y ejercidas sus responsabilidades para el bien común de los ciudadanos. No hemos visto la más mínima reacción del Gobierno de España, porque eran vacaciones.

La reflexión que queremos someterles es que esta desaparición e inhibición del sanchismo y su Gobierno, a nuestro juicio, no es fruto de la inconsciencia, de la coincidencia con el estío o de la arrogancia. Es una táctica bien urdida para banalizar lo acaecido, restar toda importancia histórica y socio política al pacto y a la rebelión de la policía “autónoma”. En otras palabras para anestesiar y engañar a una gran masa crítica de votantes tomando la postura de que lo acaecido no son más que peripecias menores y corrientes de una democracia al uso, con Estado de Derecho y todo. Y a fuer que funciona. La España de este otoño, y habrá que tenerlo en cuenta, será una España despistada y anestesiada.

Para ser absolutamente ecuánimes, creemos lo justo denunciar que en el proceso de cloroformización, ha contribuido también la oposición, cualquier oposición, que ha desaparecido tanto o más que el sanchismo del debate público y también se ha tomado las largas vacaciones mudas del 24. ¿Porque no creen en la gravedad de la situación o porque no les va tan mal el pacto confederal y sus consecuencias sobre la seguridad de los españoles? Suponemos que a eso se refiere el que afirma que España tiene los políticos que se merece.

Parte V y última: la España de hoy

En primer lugar hay que admitir que España, hoy en día, ha dejado definitivamente de ser un conjunto de ciudadanos embarcados en un proyecto histórico común para convertirse en un conglomerado de territorios en dialéctica difícil más o menos arbitrada, con vaivenes, por una superestructura débil que sería el Gobierno del Estado. Esto tiene una importancia colosal porque supone que la soberanía española ya no reside en sus ciudadanos sino que reside en sus estructuras territoriales. De resultas de ello acaece otro hecho de extraordinaria gravedad: ya es imposible, materialmente imposible, considerar España una unión de ciudadanos iguales ante la ley y en derechos, ni solidarios. Es más, se establece nítidamente una dinámica desigualitaria imparable entre los ciudadanos por cuestión de territorio …e ideología. Dejamos a los lectores que piensen en qué medida la pérdida de estos dos valores “republicanos” (Igualdad y fraternidad) influye en la consistencia del tercer valor: la libertad. Lo importante es recalcar que esta es la situación y está sólidamente implantada a nivel de Gobiernos y a nivel institucional. No se trata de impedirlo, pues necesitaría de una revolución impensable a corto plazo, se trata de admitir de frente lo que hay, sin ensoñaciones, a la hora de plantearnos la actitud a tomar como gestores de lo corriente, o como votantes, o como militantes o como gobernantes. En la España de hoy ya no tiene sentido hablar de igualdad y solidaridad, y quien utiliza esas palabras desde los dos grandes Partidos o desde los Partidos auto llamados progresistas (¿?) miente y pretende engañar con sus socolores. De pasada diremos que esa realidad, ahora innegable, mucho tiempo larvada, condiciona muy mucho la gestión de los asuntos “corrientes”, grandes o pequeños, (política económica coyuntural, política migratoria, política energética, educación, etc…) España es más ingobernable que nuestros aliados del club democrático.

La manera como hemos llegado a esta situación también influye en los interrogantes del momento. Era necesario subvertir principios esenciales del espíritu de la CE del 78, que es, a estas alturas una simple Constitución nominal o un disfraz para hacer cualquier cosa (Loewestein), y para ello no ha habido más remedio que minar o neutralizar Instituciones claves como Poder Judicial, Tribunal Constitucional, la Academia, las fuerzas de seguridad, los Partidos, etc…(Justamente el curso empieza con el reforzamiento de purgas en la Guardia Civil y con la puesta en marcha de purgas en el PSOE, que hace un tiempo que ha dejado de ser un Partido al uso en Europa). Eso inevitablemente complica las cosas para una democracia joven pues entraña inseguridad jurídica, debilitamiento del apoyo al sistema democrático y graves disfunciones sociales. Pero no podemos olvidar que también se ha llegado a la España de hoy con la aquiescencia, la complicidad o el desinterés de una gran masa crítica de ciudadanos y de votantes. En pocas palabras, son muchos, muchísimos, los ciudadanos con DNI español de hoy a los que les importa un tomín la igualdad y la solidaridad entre españoles y les parece bien lo que ha sucedido y está pasando. Dejando de lado a los que, roblizamente, quieren destruirlas. No parece serio ya estas alturas y tras el “pacto confederal asimétrico” decir que es que no se han dado cuenta. Sencillamente muchos creen que no es tan grave, ni grave siquiera, y que se puede ir tirando así. En otras palabras, los que soñamos desde el franquismo en establecer una democracia de ciudadanos, libres, iguales y solidarios somos una minoría en vía de extinción. Mala pata.

Pero lo importante es que partamos de un reconocimiento de la realidad antes de empezar este curso político y que no tengamos que tragar soflamas engañosas sobre la igualdad o sobre la constitucionalidad o sobre la democracia o sobre una España que ya no existe. Sólo desde la asunción de la realidad podremos preguntarnos qué hacer (o no hacer), qué actitud tomar, cómo votar, cómo educar a las siguientes generaciones, cómo guarecernos a nivel personal (e insolidario), qué tipo de súbditos queremos ser…

Algunos, muchos, de los que querrían que las cosas no fueran así, centran todo en demonizar a Sánchez y encontrar la manera de que se vaya. Demasiado bonito y demasiado ingenuo; realmente están aspirando a gestionar asuntos corrientes de otra manera. Pero de cara a la España estructural aunque invertebrada que tenemos hoy, también hay que hacerse otra pregunta: se va Sánchez. ¿Y qué?

Por Enrique Calvet Chambon, ex europarlamentario y Presidente de ULIS.

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