España y Europa por Cuba

El 1 de enero de 1959 triunfó en la República de Cuba la Revolución conocida como la del 26 de julio y que generó expectativas positivas en el pueblo de aquel país y una inequívoca atracción en muchos países de Occidente. Hoy, tras más de 60 años, es evidente que para los cubanos las expectativas no se cumplieron y en las democracias occidentales aquellas simpatías, tras este periodo, no son lo que eran.

En la actualidad, por las informaciones que llegan desde la isla se conoce como real lo que se advierte en la lectura de la nueva Constitución. La libertad de pensamiento, de expresión, de asociación, de prensa, de sindicación, ni siquiera de creación artística son reales. Solo se reconoce como única y dominante la ideología propuesta por el sistema actual.

Mantener esta situación da lugar a dar continuidad a un sistema de control-represión sobre lo que se pudiera entender como divergencia o disidencia que vulnera los derechos humanos de forma clara.

Por otro lado, tampoco hoy se cuestiona el fracaso del modelo de Cuba para asegurar un futuro de esperanza para los cubanos. La economía cubana en un principio estuvo subsidiada por la Unión Soviética y los países del Este de Europa y tras el fin del bloque soviético, fue la República de Venezuela de Chaves y Maduro la que tomó el relevo. En este momento, la difícil situación de aquel país introduce una honda preocupación en la sociedad cubana que según una voz autorizada de la contestación a la dictadura teme cortes en el fluido eléctrico, desabastecimiento de alimentos y medicamentos y un aumento claro de la precariedad y profunda crisis social que sufre Cuba.

Los medios de comunicación han recogido recientemente que, ante la delicada situación de la economía de Cuba, el Gobierno que preside Díaz-Canel podría poner en marcha una nueva política de control de precios. Una medida económica ya trasnochada que en nada afecta a las causas estructurales que impiden el crecimiento económico en la isla. Según algunas fuentes las previsiones en algunos sectores claves de la economía cubana no se han podido cumplir por, entre otras razones, fallos en la estructura material de las instalaciones productivas. Elementos claves en el desarrollo de la economía cubana como son las vías de comunicación, el suministro energético y una clara obsolescencia del material productivo lastran inequívocamente las posibilidades de que la economía cubana ofrezca productos o servicios en condiciones de competir en calidad-precio en una economía global.

También hemos podido confirmar y, ya es irrefutable, la existencia de un firme control sobre la libertad de pensamiento que, con las acciones de represión que suelen ser consecuencia de ello, pueden derivar en la existencia de nuevos presos políticos. Hecho que solo ayudaría a incrementar el malestar de la comunidad cubana e internacional.

Por otra parte, en los últimos tiempos, hemos tenido constancia de noticias que pueden ser consideradas positivas ya que se ha manifestado la intencionalidad por parte de altos representantes de la Unión Europea y España de realizar visitas a la isla de carácter diplomático. Visitas de importancia que, sin duda, esperamos se traduzcan en un diálogo político de interés, que desde los países democráticos debemos asegurar revierta en beneficio del pueblo de Cuba. Estas acciones no pueden dar como resultado la consolidación de una dictadura y, por ello, todo esfuerzo es poco para conseguir que el principal beneficiario sea el pueblo de Cuba y sirvan para que, entre todos, seguir remando para impulsar un cambio.

Ante esta realidad incuestionable, la Unión Europea debe proceder al desarrollo del Acuerdo de Cooperación firmado con el Gobierno Cubano y por ello debe asumir con total responsabilidad, en el ámbito de su política exterior, la defensa de la libertad y el respeto de los derechos humanos como principios fundacionales de la Unión. Esta acción daría continuidad al criterio que expresó en cierto momento el Presidente de la Comisión Europea, hablando en términos generales, en una asamblea plenaria del Consejo de Europa. En aquella ocasión el Sr. Juncker llamó a una más estrecha colaboración entre el Consejo de Europa y las instituciones de la Unión y señaló que los principios fundacionales de la Unión tenían que estar incrustados en la política exterior de Europa.

En este sentido, España, cuya relación con la República de Cuba es especialmente estrecha, no solo por razones históricas sino también por muy cercanos vínculos sociales, debe ser determinante en las relaciones de la Unión Europea con Cuba.

La posición marcada ya por las Cortes así lo sostiene y dando prueba de ello, la mayoría de la delegación de las Cortes impulsó una moción ante el Consejo de Europa, para que éste, elaborase un informe sobre el respeto a los derechos humanos, de forma especial en el mercado de trabajo de Cuba.

En Cuba, según la ley de inversión extranjera vigente, las empresas mixtas o empresas extranjeras tienen que contratar a los trabajadores a través de una empresa de colocación controlada por el Gobierno. Es esa empresa la que selecciona a los trabajadores y percibe la retribución afectando, de forma seria, los intereses laborales de los cubanos.

Si las instituciones europeas pueden sancionar a Venezuela o fijar criterios respecto a realidades políticas de otros países no miembros, con más razón deberían implicarse en el caso de Cuba, país con el que debe desarrollarse el ya citado Acuerdo. Este planteamiento no es una novedad, pues ya se ha puesto en marcha en relación a otros países no miembro de la Unión.

Así, por tanto, Europa y España de forma muy firme deben asumir sus responsabilidades con el pueblo de Cuba y ayudar para ofrecer a los cubanos un futuro de esperanza, futuro que no han podido tener en los últimos sesenta años.

Por ello, es fundamental el compromiso de la democracia española y de los países de la Unión Europea para impulsar en el Consejo de Europa la moción presentada en octubre de 2016.

Teófilo de Luis fue miembro del Congreso de los Diputados.

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