España y la ONU en Haití

Por Mariano Aguirre, codirector de la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior (LA VANGUARDIA, 18/02/06):

El ministro de Defensa, José Bono, ha ordenado que regresen a España los 200 infantes de Marina que forman parte de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (Minustah). El anunció se produjo al mismo tiempo que las elecciones y cuando se precisa un compromiso internacional en seguridad y financiación para fortalecer las instituciones y la sociedad civil. La retirada de las fuerzas españolas será un golpe a las Naciones Unidas y restará seguridad a la población haitiana. Haití es el país más pobre de América. Tiene 8,5 millones de habitantes y el40% son menores de catorce años. La mayor parte vive con menos de un dólar diario.

El país tiene crecimiento económico negativo desde hace 25 años y ocupa el puesto 157. º (en la lista de 177 del índice de las Naciones Unidas que mide el desarrollo humano). La corrupción de la elite, las intervenciones de Estados Unidos y la pérdida de competitividad para sus productos en el mercado mundial lo hundieron. Desde que el presidente Jean-Bertrand Aristide - líder antiimperialista para unos; dictador para otros- fue obligado a dimitir por Estados Unidos y Francia en febrero del año 2004, Haití ha sido gobernado de forma interina. A la vez, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas organizó la misión de estabilización, que no ha logrado frenar el aumento de la inestabilidad interna, la violencia, el creciente papel de bandas armadas y la crisis económica. La Minustah consta de 9.000 efectivos: 7.265 militares bajo mando de Brasil y 1.741 policías lideradas por Canadá. Es la primera vez que un Estado de América Latina (Brasil) lidera una operación de mantenimiento de la paz en el continente y en la que, además, participan otros países de la región (Chile, Argentina, Uruguay, Ecuador, entre otros) y miembros de la OTAN con ejército o policías (España, Canadá, Francia, Estados Unidos).

Es nuevo, además, que fuerzas españolas y marroquíes colaboren en una misión. La parte política está a cargo del jurista chileno Juan Gabriel Valdés. La Minustah se diferencia de otras misiones en que ha ejercido la fuerza en varias ocasiones. En la ONU se la considera una misión "de exploración" que mezcla el mantenimiento de la paz pactado entre actores armados con imposición de la paz, o sea, que puede utilizar la fuerza sin el consentimiento de esos actores. En medios de la organización se habla de un "conflicto difuso, en el que no hay que separar a dos bandos sino a múltiples actores armados que establecen alianzas móviles y cambiantes". La falta de equipo adecuado y fondos no le permiten controlar totalmente esta situación. La crítica es que las Naciones Unidas no ha logrado desarmar a la sociedad haitiana: se calcula que en estos momentos alrededor de 300.000 armas cortas están en manos de ciudadanos y bandas violentas que practican una media de diez secuestros diarios. Amnistía Internacional considera que la ONU debería ocuparse del desarme y de llevar a juicio a los violadores de los derechos humanos. Pero no hay imperio de la ley y el desarme debe ir acompañado de opciones para que la gente deje las armas como medio de vida y protección. En julio del año 2004 la conferencia internacional de donantes prometió 1.250 millones de dólares. Alrededor del 50% se ha hecho efectivo. El ministro Bono se ha quejado de la lentitud para canalizar la ayuda y anunció que si esa tendencia proseguía retiraría las tropas. En medios de las Naciones Unidas se recuerda, sin embargo, que los grandes proyectos llevan tiempo. Damián Onses Cardona, portavoz de la Minustah nos explica que Haití está recibiendo ayuda, pero que precisa "otros mecanismos para proyectos más inmediatos" que satisfagan necesidades urgentes de las personas y generen confianza. La idea del secretario general de la ONU, Kofi Annan, es que haya un compromiso con Haití de - por lo menos- una década. Hasta el año 2000 el país recibía 165 millones de dólares anuales en ayuda, pero ésta fue cortada por las denuncias de corrupción.

El economista Jeffrey Sachs matiza que la crisis de Haití en el 2004 fue fomentada por Washington al apostar por una oposición criminal en vez de apoyar al presidente electo Jean- Bertrand Aristide. España situó en el 2004 a Haití en su lista de países prioritarios y se comprometió hasta el año 2006 con 4,1 millones de euros. Las áreas prioritarias son gestión de gobierno, abastecimiento de agua, alimentación y educación. En la ONU se considera que España y Marruecos cumplen un importante papel. Por otro lado, es anormal que un Estado retire sus tropas con 45 días de aviso. Normalmente, se da entre nueve meses a un año para facilitar el reemplazo y evitar problemas logísticos. Las elecciones se han celebrado en un clima de tensión, pero los observadores internacionales indican que fue un proceso sin demasiada violencia. El Consejo de Seguridad de la ONU ha extendido el mandato por seis meses. La Minustah no ha logrado todos sus objetivos, pero su fracaso y fin podría dar lugar a más caos; quizá a un regreso temporal de fuerzas de EE. UU. y la resistencia de grupos armados; quizá a un protectorado internacional que a nadie le interese gestionar. El escenario sería Somalia o Afganistán, pero en el Caribe. Por eso, España no debería retirarse y tiene que crecer, mantenerse y mejorar el compromiso internacional.