España y Portugal, destino común

Bajo la sombra de Luís de Camões, Portugal celebra mañana su fiesta nacional, el Día Grande de Portugal, pero se conoce oficialmente como el Día de Portugal, de Camões, e das Comunidades Portuguesas. Fecha en la que los portugueses recuerdan la muerte de Camões en 1580 y celebran el esplendor de la lengua y la literatura portuguesa en la figura del autor de «Os Lusíadas» (1572), donde la historia, la lengua y la literatura se funden en la vida y la obra de Camões. La influencia de su obra es tan profunda e intensa que los portugueses la consideran como la lengua de Camões.

Luís de Camões murió pobre y enfermo el 10 de junio de 1580, el mismo año que el Reino de Portugal se incorporaba a España. Sus restos figuran en el monasterio de los Jerónimos de Belém, bajo el epitafio escrito por Gonçalo Coutinho: «Aquí jaz Luís de Camões. Príncipe dos Poetas de seu tempo. Viveu pobre e miseravelmente, e assim morreu». Su obra constituye un verdadero acontecimiento histórico-literario, no solo equivalente en las letras portuguesas al Quijote en la española, sino también a los pueblos que habitan en la vieja Hispania para designar a la península ibérica. En ella se hace mención a la entidad geográfica que hoy alberga y compartimos ambos estados, España y Portugal, que tuvimos un periodo de soberanía común bajo el reinado de Felipe II tras la muerte del cardenal don Enrique, que hizo posible unificar la península. La célebre frase atribuida al Rey de España –«lo heredé, lo compré, lo conquisté»– abrigaba en su interior el descontento que sesenta años mas tarde iba a producir la sublevación de la Casa de Braganza, sentimiento que fue creciendo, hasta devolver la independencia en 1640 al país vecino, dando origen a la llamada Restauración portuguesa.

La modernidad de Portugal comienza con la expansión de su cultura a través de sus territorios en África, Asia y América. Los portugueses han sido pioneros en gran parte del desarrollo histórico del mundo europeo. Crearon la primera nación-estado «moderna» de Europa, cuyas fronteras no han cambiado desde la caída del antiguo «Reino Occidental» musulmán en la región del Algarve. Un siglo después, sentaron las bases del concepto de colonización de ultramar en las islas del Atlántico. Encontraron la ruta marítima a Asia que abrió el camino del comercio a los Países Bajos y Gran Bretaña, situándose a la cabeza no solo en sus empresas de ultramar. Además Portugal fue pionera en la búsqueda de nuevas formas de organización social en Europa, convirtiéndose en una de las primeras naciones del viejo mundo en adoptar una forma republicana de gobierno a la manera francesa.

Miguel de Unamuno, escritor, poeta y filósofo, gran conocedor de su cultura, «devoraba la literatura portuguesa…», según sus palabras, y luchó como nadie para que su literatura tuviese un lugar en Europa. «Es una pena, decía, que el estudio de la lengua portuguesa y de sus letras, no ocupe todavía entre nosotros un lugar privilegiado por vecindad e historia común». En estos momentos hay signos de una mayor actividad cultural en España con Portugal, país invitado el pasado año a la Feria del Libro y la exposición en el Reina Sofía de «Pessoa», con la presencia del presidente Rebelo de Sousa.

La fecha del 10 de junio significa mucho para los portugueses. Es un día especial donde amigos y familiares celebran sus raíces y mantienen viva la memoria de Camões en un claro signo de modernidad y patriotismo. Una constante de la historia moderna portuguesa ha sido la búsqueda de la modernización económica, han dicho adiós a la austeridad convirtiéndose en uno de los mayores centros económicos y comerciales de Europa. En apenas unos años Portugal, se ha puesto de moda, ha pasado a ser un modelo a seguir, convirtiéndose en un ejemplo envidiable para los ciudadanos y también un espejo donde mirarnos y un foco de atracción turística y económico.

Nuestras relaciones han sido, no en la actualidad, difíciles. Este distanciamiento venido de antaño supuso un quebranto en nuestros contactos, lo que hizo que Portugal buscase un acercamiento y amparo en el Reino Unido. Superadas las tensiones existentes entre ambos Estados, el nuevo clima europeo común y la aproximación a la Europa comunitaria han sido factores determinantes para superarlas, aunque no las haya eliminado del todo.

En la reciente visita de Estado de Felipe VI a Portugal, donde intervino alternando el español y el portugués en la Asamblea, el Rey animó a buscar el bien común mediante «el debate y el acuerdo, dentro de la legítima discrepancia». Además defendió, en el marco de nuestras relaciones, una «hermandad ibérica» para apoyarnos solidariamente en momentos de dificultad.

Para España, Portugal es un país extraordinariamente importante. Tenemos que recorrer el camino que juntos hemos alumbrado. No sabemos hasta dónde podemos llegar, pero merece la pena volverlo a intentar. Unidos en trascendental destino histórico, España y Portugal no pueden estar desunidos entre sí.

Desde hace muchos años conozco bien Portugal, donde por razones familiares y personales he vivido durante un largo periodo de mi vida. Les puedo asegurar que es un país modelo para Europa, moderno y emprendedor, que bajo mi modesta opinión es merecedor de conocer y visitar. Es verdad que en muchos aspectos hemos vivido de espaldas ambos países y nuestras relaciones han sido escasas e insuficientes y casi siempre poco afortunadas, romper esa inercia y conformismo social es el objetivo que debemos alcanzar.

Fernando de la Guardia Salvetti, Capitán de Navío (R)

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