Esperando a Macri

Esta semana SS.MM. los Reyes realizan una visita de Estado a Argentina. Junto a los importantes asuntos de la agenda bilateral, estará presente, sin duda, el estado de las negociaciones del Acuerdo entre la UE y el Mercosur. Estas negociaciones se iniciaron en el año 2000 y quedaron bloqueadas en 2004.

Sin embargo, la llegada de Mauricio Macri a la Presidencia en Argentina en diciembre de 2015 y los cambios producidos en la región, permitieron en mayo de 2016, bajo la Presidencia uruguaya del Mercosur, hacer un intercambio de ofertas y reiniciar el proceso negociador, que ha sido una carrera de obstáculos, habida cuenta de las sensibilidades existentes por ambas partes.

El Parlamento Europeo, que está llamado a aprobar, en su día, este Acuerdo, ha expresado, al igual que el Consejo Europeo, a iniciativa de España, en diversas resoluciones y pronunciamientos, su apoyo a los esfuerzos desplegados por el Ejecutivo comunitario y en concreto por la comisaria Malmström, la Alta Representante/vicepresidenta Mogherini y el vicepresidente Katainen.

Estos esfuerzos se han traducido en el hecho que, desde hace año y medio, están cerrados el 100% de la parte política, el 100% del capítulo de cooperación y más del 90% de la parte comercial. Subsisten todavía diferencias en lo relativo al acceso al mercado de automóviles y de componentes, las indicaciones geográficas, el transporte marítimo y el acceso de algunos productos agrarios. Dificultades, que, según los negociadores de la Comisión, se podrían superar en una semana. En la última ronda negociadora, celebrada en Buenos Aires la semana pasada, se han producido avances esperanzadores en algunos de estos capítulos, fruto de un mayor compromiso de los representantes brasileños.

A finales de abril se producirá una ocasión única para avanzar definitivamente en la conclusión de este acuerdo, con motivo de la visita que realizará el presidente Macri a Bruselas, donde se encontrará con el presidente Juncker.

Juncker jugó un papel determinante en la conclusión de los acuerdos con Canadá y Japón, implicándose personalmente en la negociación con los primeros ministros Trudeau y Abe. Desde el Parlamento Europeo le hemos pedido, que en su encuentro con Macri, en su calidad de presidente en ejercicio del Mercosur, ponga, sin olvidarse de las sensibilidades europeas, todas las cartas sobre la mesa y busque un acuerdo justo que permita superar las diferencias que todavía subsisten.

Este acuerdo tiene una clara dimensión política y estratégica, actualiza y pone al día los valores compartidos y se sustenta en un elemento esencial: la cláusula democrática. Añade además toda una serie de ámbitos nuevos como la Agenda 2030, el cambio climático, la migración, la lucha contra el terrorismo, el blanqueo de dinero, los delitos cibernéticos, la economía digital o la protección consular.

Manda además en estos tiempos de incertidumbre y tentaciones proteccionistas, un mensaje alto y claro, de 2 de los 5 bloques más importantes del mundo, en favor de un comercio justo, basado en reglas y sustentado en estándares éticos, medioambientales y sociales, explicitados, entre otros, en el capítulo dedicado al desarrollo sostenible.

En términos económicos, este acuerdo, tres veces más importante que los acuerdos UE-Japón y UE-Canadá juntos, supondrá un acceso preferencial, en condiciones muy favorables, de bienes y servicios europeos, a un mercado de más de 260 millones de personas, la eliminación de toda una serie de barreras no arancelarias, con una previsión espectacular de incremento de los flujos comerciales entre ambas regiones, propiciando mayores y mejores oportunidades para nuestras empresas (que ahorrarán más de 4.000 millones de euros por año en aranceles), generando prosperidad y creando miles de puestos de trabajo. Como dice a menudo Cecilia Malmström, en las negociaciones comerciales, no sucede como en las competiciones deportivas, donde hay ganadores y perdedores. Con este acuerdo las dos partes, que son muy complementarias, ganan.

En el mes de octubre habrá elecciones en Argentina y la Comisión post Juncker será investida por el nuevo Parlamento Europeo. Entre mayo y octubre, se presenta la última oportunidad para concluir unas negociaciones que se habrán prolongado por más de dos décadas. O la comisión Juncker cierra este acuerdo o las opciones de la UE de un acceso privilegiado al Mercosur se esfumarán favoreciendo la presencia de otros actores globales más diligentes.

La UE necesita hoy de manera urgente socios que aporten estabilidad y predictibilidad. El trabajo en favor de un orden de paz, seguridad y estabilidad, basado en valores y reglas, sostenido por un multilateralismo efectivo, es la tarea de nuestro tiempo.

Un acuerdo ambicioso y equilibrado entre la UE y el Mercosur, es un paso decidido en la buena dirección y sin temor a equivocarnos, podemos afirmar, que será una herramienta útil para afrontar, desde bases más sólidas, los nuevos desafíos y algunas de las incertidumbres que nos presenta el futuro en este interdependiente siglo XXI.

José Ignacio Salafranca es eurodiputado y fue Embajador de la UE en Argentina.

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