¿Está China perdiendo ventaja?

En el 2016 la participación de China en la economía global será más grande que la de Estados Unidos en términos de la paridad del poder adquisitivo. Este es un acontecimiento impresionante, pues en 1980 cuando Estados Unidos tenía una proporción de 25% en la producción global, la de China era sólo del 2,2%. Y con todo, después de treinta años de competencia geopolítica, los chinos parecen estar a punto de perder su ventaja justo cuando más la necesitan.

Los dirigentes chinos serían ingenuos y torpes si confiaran en el auge pacífico y silencioso de su país hacia la superioridad global. En algún momento, Estados Unidos despertará de su reposo geopolítico; de hecho ya hay señales de ello.

Sin embargo, China ha empezado a cometer errores serios. Después de que Japón cedió a la presión de China y liberó un barco pesquero chino en septiembre del 2010, China se excedió y exigió una disculpa de Japón, lo que provocó estruendos en las clases dirigentes japonesas.

Del mismo modo, después de que misiles norcoreanos mataron a civiles surcoreanos en noviembre del 2010, China esencialmente guardó silencio. Como parte de una respuesta cuidadosamente calibrada, Corea del Sur envió a su embajador a la ceremonia de entrega del premio Nobel de la Paz para Liu Xiaobo, activista en pro de los derechos humanos encarcelado en diciembre del 2009.

China también ha provocado tensiones en India al negar arbitrariamente visas a altos funcionarios. Posteriormente, el primer ministro, Wen Jiabao, tranquilizó la situación en reuniones que mantuvo con el primer ministro indio, Manmohan Singh, pero esas provocaciones innecesarias dejaron rastros de desconfianza en India.

Sin embargo, todos estos errores son insignificantes comparados con lo que China hizo en la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean, por sus siglas en inglés) en julio. Por primera vez en cuarenta y cinco años, la cumbre ministerial de la Asean (CMA) no logró acordar un comunicado conjunto, aparentemente porque la presidencia actual de la asociación, Camboya, no quería que el comunicado hiciera referencia a las disputas bilaterales del mar de China Meridional. No obstante, el mundo entero, incluidos la mayoría de los países de la Asean, percibió que la postura de Camboya era el resultado de una enorme presión de parte de China.

La victoria de China resultó pírrica. Ganó la batalla en el tema del comunicado, pero puede que haya perdido veinte años de una laboriosa buena voluntad acumulada, resultados de esfuerzos como los que conllevaron al acuerdo de libre comercio entre la Asean y China, firmado en noviembre del 2002. Más importante, los anteriores dirigentes chinos habían calculado que una Asean fuerte y unida sería un escudo valioso contra cualquier estrategia de contención estadounidense. Ahora, al dividir a la Asean, China le ha dado a los Estados Unidos la mejor oportunidad geopolítica que haya tenido en la región. Si Deng Xiaoping estuviera vivo, estaría profundamente preocupado.

Puede ser injusto culpar a los dirigentes chinos por el desastre en la Asean. Es muy probable que los excesivamente fervientes funcionarios jóvenes hayan promovido una postura enérgica en lo que se refiere al mar Meridional de China, mientras que ningún líder chino, de tener la opción, habría elegido arruinar el comunicado de la CMA. Pero el hecho de que sucediera muestra cuán pobre es la reciente toma de decisiones de China.

Las nueve líneas de división que China marcó en el mar Meridional chino puede que solamente se conviertan en una gran soga geopolítica al cuello para China. Fue torpe adjuntar el mapa a la nota verbal enviada como respuesta a una presentación conjunta de Vietnam y Malasia a la Comisión de Límites de la Plataforma Continental de las Naciones Unidas en mayo del 2009. Esa era la primera vez que China incluía el mapa en una comunicación oficial a las Naciones Unidas, y provocó gran inquietud entre los miembros de la Asean.

Estados Unidos no ha dejado pasar la oportunidad geopolítica que surgió debido a la inclusión del mapa, es por ello que dicho país, inusualmente, ha hecho un nuevo esfuerzo por ratificar la Convención del Derecho del Mar. Al presentar a las Naciones Unidas las nueve líneas, China entró en una situación sin posibilidad de victoria debido a la dificultad de defender el mapa según el derecho internacional. En efecto, como señaló el eminente historiador, Wang Gungwu, los primeros mapas que reclamaban el mar Meridional de China fueron japoneses y habían sido herencia de la China nacionalista.

A nivel interno las nueve líneas también pueden causar problemas para el Gobierno, pues da a los críticos un arma útil. Cualquier señal de compromiso expondrá políticamente a los funcionarios. En otras palabras, unas pocas islas en el mar Meridional de China han puesto a este país entre dos fuegos.

No hay duda de que China tendrá que encontrar la forma de concertar sobre las nueve líneas. Ya lo ha empezado a hacer en privado. Aunque la línea abarca las aguas al noroeste de las islas Natuna, propiedad de Indonesia, el Gobierno chino le ha asegurado categóricamente que no reclama esas islas o su zona económica exclusiva.

Estas aclaraciones en privado apaciguaron las relaciones con Indonesia. Entonces, ¿por qué no hacer lo mismo con otros estados miembros de la Asean?

Los legados de Deng y su predecesor, Mao Zedong, son muy diferentes. Sin embargo, los dos líderes más importantes de la República Popular China sí estuvieron de acuerdo en un tema: hicieron todo lo que pudieron para hacer concesiones territoriales con el fin de resolver sus disputas. Ello explica por qué China fue tan generosa con Rusia, por ejemplo, en sus arreglos transfronterizos.

Mao y Deng pudieron lograr acuerdos porque los dos daban a China un fuerte liderazgo. Ahora el mundo tiene ante sí el desafío de una China que se ha vuelto políticamente pluralista: ningún dirigente tiene el suficiente peso para hacer concesiones unilaterales inteligentes.

No pasará nada en China hasta que esté completada la transición de dirigentes en noviembre. La nueva administración de Xi Jinping y Li Keqiang requerirá de un poco de tiempo para adaptarse. Sin embargo, Estados Unidos está despertando. Y también lo hará el resto del mundo en el 2016. Entonces, la pregunta será: Ostentando la superioridad mundial, ¿podrá China seguir siendo geopolíticamente hábil como lo fue cuando era la número dos?

Kishore Mahbubani, decano de la Lee Kuan Yew School de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Singapur. © Project Syndicate, 2012

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *