¿Está Viktor Orbán cerca de perder el poder en Hungría?

Peter Marki-Zay, candidato de la oposición para sustituir a Orbán en Hungría
Peter Marki-Zay, candidato de la oposición para sustituir a Orbán en Hungría

Los políticos y periodistas internacionales pasaron un mal rato tratando de aprender cómo pronunciar el apellido del exprimer ministro húngaro Ferenc Gyurcsany. Ahora están teniendo los mismos problemas con el candidato Peter Marki-Zay, alcalde de Hodmezovasarhely.

Pocos esperaban que Peter Marki-Zay, experto en marketing y hombre de negocios con un inglés fluido, pasara por encima de políticos mucho más conocidos en las primarias conjuntas de la oposición, celebradas en octubre. MZP, como se le conoce coloquialmente, no contaba con los mejores pronósticos antes de la primera ronda y parecía muy poco probable que llegara a la segunda y última ronda.

Pero lo hizo, con sólo el 21% de los votos.

Luego, espoleado por la alta participación y la retirada táctica del alcalde opositor de Budapest, Gergely Karacsony, obtuvo casi el 57% de los votos en la segunda vuelta.

En las primarias de la oposición participaron más de 850.000 personas, casi el 11% de los votantes del país. Un porcentaje alto incluso para los estándares de Estados más habituados a estos procesos, como Estados Unidos y Francia.

Los más de 370.000 votos a favor de Marki-Zay le proporcionan una sólida legitimidad dentro de la oposición.

Durante meses, Fidesz (el partido de Orbán) descartó a Marki-Zay de la carrera, considerando a Karacsony o Klara Dobrev como sus verdaderos posibles contrincantes en 2022. La victoria sorpresa del alcalde de Hodmezovasarhely ha cogido a Orbán y su equipo con la guardia baja.

Dado que la oposición de Hungría se está uniendo en torno a un solo candidato para derrotar a Orbán, Marki-Zay es ahora el líder de facto de una coalición de seis partidos, a pesar de no estar afiliado a ninguno de ellos. Y esta paradoja revela una de las fortalezas del candidato: su capacidad para convencer a los votantes críticos con el sistema de participar en la segunda ronda de las primarias. Votantes críticos tanto por su enfado con el régimen de Orbán como por su descontento con la oposición.

Según las encuestas y los patrones de voto, la candidatura de Marki-Zay fue bien acogida por las generaciones más jóvenes y la intelectualidad urbana del país. Al tiempo, encaja con del espíritu de los tiempos. Las sensibilidades antisistema y los nuevos partidos y movimientos políticos han demostrado su efectividad en varios países, como demuestran los ascensos de Emmanuel Macron en Francia, Volodymyr Zelensky en Ucrania o Igor Matovic en Eslovaquia durante los últimos años.

Pero las comparaciones no deberían exagerarse en el caso de MZP.

Aunque propenso a declaraciones grandilocuentes, Marki-Zay no es en absoluto ambiguo sobre su ideología. Se considera un cristiano conservador, y es proeuropeo y atlantista. Los resultados de las primarias plasman que las diferencias ideológicas se tuvieron poco en cuenta a la hora de votar: algunos de los votantes más liberales apoyaron al candidato más conservador en la segunda vuelta.

La explicación es que se ha buscado al rival más potente para Orbán, y los opositores pensaron que un conservador tendría más posibilidades de vencer al actual primer ministro que un liberal.

Marki-Zay no es ningún populista en lo que respecta al gasto público. Durante las primarias escuchamos todo tipo de promesas de los distintos candidatos sobre aumentos salariales entre maestros, enfermeras, médicos y otros. Él fue el único que reclamó prudencia.

La oposición tiene motivos para celebrar las primarias a la vista de la exitosa organización, la alta participación y los contundentes resultados. A pesar de ello, aún queda mucho por hacer si quieren obtener un número suficiente de votos y alcanzar la mayoría de los escaños en el Parlamento. Sobre todo en las pequeñas ciudades y en los pueblos, donde la oposición tiene pocos apoyos.

La propia inercia de la coalición conlleva riesgos, como la de las potenciales luchas internas. De hecho, ya hay indicios de una pugna por el poder de la alianza entre la Coalición Democrática de Gyurcsany (posiblemente en sintonía con Jobbik) y MZP. Es poco probable que dinamiten la coalición, pero puede amenazar la eficacia de sus movimientos.

Un sondeo reciente sugiere que la oposición coge impulso. Hasta el 47% de los encuestados declaró que quiere ver a Orbán derrotado el próximo año. Pero, para superar las distorsiones del sistema electoral, como los distritos electorales controlados, la oposición tiene que ganar por cuatro o cinco puntos, que es la manera de asegurarse la victoria.

La alianza de la oposición también tiene que imponerse al enorme derroche de gastos preelectorales prometidos por Fidesz, que incluye un pago mensual extra para los ancianos, exenciones de impuestos para los jóvenes y declaraciones de impuestos familiares.

El propio Marki-Zay tendrá que sobreponerse, a su vez, a los violentos ataques de lo que se ha convertido en la máquina de desinformación más centralizada y competente de Europa. Una máquina que opera con fondos ilimitados.

La propaganda progubernamental describirá a Marki-Zay como un izquierdista de carrera y un compinche de Gyurcsany (el nada popular exprimer ministro, a cuya esposa acaba de derrotar en las primarias), y como el candidato de la Unión Europea, a la que Orbán responsabiliza de sus propios errores.

Con Marki-Zay como líder de la oposición conjunta, el Gobierno húngaro es vulnerable. Y Orbán se ha dado cuenta.

Péter Krekó es director del Political Capital Institute, Senior Fellow de CEPA y exalumno de Europe’s Futures Fellow.

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