Estimular la inversión privada para alcanzar el desarrollo

El desarrollo económico exitoso ha forjado un patrón bien conocido. Para sacar a un país de la pobreza y colocarlo en una senda de crecimiento sostenible se requiere trabajar intensamente, crear un sistema de derechos de propiedad sólido y – especialmente – se requiere de inversión privada.

Este método no es específico para una región o para un pueblo en particular. Tal como el espectacular crecimiento de Asia ha demostrado, es un método transferible entre culturas. Por lo que es una pena que los economistas del desarrollo y las instituciones multilaterales del mundo no estén aplicándolo de forma sistemática en el mundo en desarrollo.

Miles de millones de dólares de ayuda han sido inyectados en los países en desarrollo, pero ello no ha sido suficiente, y los resultados han sido decepcionantes. El Banco Mundial estima que un mil millones de personas todavía viven con menos de $1,25 al día, mientras que más de 800 millones no tienen alimento suficiente. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible del Milenio (ODS) intentaron aplicar una estrategia mundial para reducir la pobreza, pero los ODS no abordan las causas subyacentes.

Al menos sobre el papel, los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, puestos en marcha el año pasado, muestran una mejora. El problema es que las nobles ambiciones vienen con etiquetas con precios muy altos y aún se tiene una brecha de financiamiento de alrededor de $2,5 millones de millones, si se quiere alcanzar la totalidad de los 17 objetivos. Esta brecha es, en realidad, un abismo tan grande que no es posible que los gobiernos y contribuyentes con problemas de liquidez, por sí solos, construyan un puente para cruzarlo y superarlo.

Es por esta razón que una reciente decisión del Parlamento Europeo con respecto a respaldar mi informe, mismo que convoca a una movilización del capital privado en la lucha contra la pobreza mundial, reviste tanta importancia. Por primera vez en la historia del Parlamento, sus miembros reconocieron al sector privado como un socio clave en la creación de riqueza en el mundo en desarrollo. Si se tiene en cuenta que la Unión Europea es uno de los mayores proveedores de ayuda para el desarrollo, la decisión podría ser altamente significativa.

Sin lugar a dudas, ganar una votación, si bien no es nunca algo sencillo, es la parte fácil del asunto. El desafío será traducir las palabras en acciones.

Los primeros signos son alentadores. Marianne Thyssen, comisaria responsable de Empleo, Asuntos Sociales, Capacidades y Movilidad Laboral de la UE, quiere trabajar en la implementación del informe para comenzar inmediatamente. Ella ha prometido que la Comisión Europea invertirá más de €2 miles de millones ($2.27 mil millones) para apoyar al sector privado en el mundo en desarrollo hasta el año 2020. La señora Thyssen espera que los €4,8 miles de millones en donaciones de la UE vayan a permitir apalancar al menos €66 miles de millones de inversión en el África subsahariana, Asia y América Latina por parte de instituciones financieras y empresas privadas.

Si la totalidad del presupuesto de desarrollo de la UE se maximiza de manera similar, podríamos movilizar alrededor de €300 mil millones de capital, mismo que, si se gasta en la adquisición de equipos, instalaciones y tecnología provenientes de Europa, podría dar un enorme impulso al actual crecimiento lento de las economías europeas.

Una de las primeras tareas importantes para lograr el impacto deseado será la creación de un entorno en el que las iniciativas privadas pueden florecer. En la actualidad, las micro, pequeñas y medianas empresas representan alrededor del 60% del empleo del mundo en desarrollo. Y, sin embargo, el 70% de estas empresas no reciben ninguna ayuda de las instituciones financieras, a pesar de que la inversión les permitiría crecer y crear empleo.

Hay que empezar a cambiar esto brindando a los países la asistencia técnica y financiera que necesitan para establecer sistemas bancarios y administraciones tributarias que sean fiables. Se debe estimular la adhesión a las normas internacionales de contabilidad. Se debe mejorar la transparencia; y, se debe eliminar la corrupción. Además, en muchos países, se necesita formalizar el sistema de registro de propiedad de tierras y de derechos de propiedad, de manera que las personas individuales y las empresas obtengan patrimonio que se pueda hipotecar con el propósito de solicitar préstamos que se vayan a invertir en sus negocios.

El efecto será el incremento del número de proyectos financiables en los puedan invertir tanto las empresas locales como las empresas internacionales. Existe potencial para realizar asociaciones público-privadas en proyectos de energía y telecomunicaciones, en la construcción de pozos y sistemas de riego, en el sector de la construcción, en proyectos de infraestructura, como ser carreteras, aeropuertos y puertos, y en plantas de procesamiento para las industrias agrícolas, en los sectores de carne, frutas y verduras.

Por supuesto, se deben establecer garantías estrictas. Los inversores privados tendrán que estar de acuerdo con las normas vinculantes que protegen los derechos sociales, ambientales, humanos y de género. Para construir confianza, se deben crear foros a nivel de la UE, en los cuales el sector privado, las ONG, los grupos de reflexión y los gobiernos pueden intercambiar ideas sobre oportunidades de desarrollo.

Ayudar a crecer a los países en desarrollo estimulará las oportunidades de inversión que tienen las empresas de la UE y abrirá nuevos mercados para sus productos. El resultado será un círculo virtuoso de desarrollo que beneficie a todos – y que movilice al mundo acercándolo en gran medida al logro de los objetivos ambiciosos que ha adoptado.

Nirj Deva is a ranking member of the European Parliament and Conservative Vice-President of the Development Committee. Traducción de Rocío L. Barrientos

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