La política de la negación
Todavía a finales de los años setenta del siglo pasado los maestros de la escuela de París permanecían cerrilmente empeñados en enjuiciar el poder como una fuente de represión del sexo y el placer y no como una fuente de incitación al sexo y a todos los placeres, perversos o no. Yo abandoné la escuela de París por eso: no estaba de acuerdo en esa visión del poder. Como estudiante de historia y antropología, tenía claro que habían existido formas de poder que en lugar de reprimir los placeres, sexuales o no, incitaban a ellos, y me parecía que en el Occidente moderno estaba ocurriendo lo mismo.… Seguir leyendo »