Asturias (Continuación)

Quien conozca un poco el percal asturiano habrá llegado a la conclusión de que pocos lugares de España ofrecen un plantel de ofertas electorales tan singular, y al tiempo tan representativo de la vida política española, como Asturias. Lo tenía todo, como en botica, que se decía antes. Y por si fuera poco, la casualidad había programado La flauta mágica en el teatro principal de la comunidad para la mismísima tarde de reflexión. Que fuera a coincidir el sábado de vísperas con la representación de la ópera de Mozart en el Teatro Campoamor de Oviedo, te lo ponía a huevo. Asturias en conserva el mismo fin de semana que caducaba el escabeche.…  Seguir leyendo »

Que nadie crea que en Asturias se va a decidir algo en los próximos meses. Nada de nada. Pero hay cosas que están sucediendo allá que merecen quizá una reflexión. La primera, el agotamiento de los partidos existentes. No confundir con el sistema de partidos, cosa imprescindible mientras no se invente algo menos malo. Los tres partidos que se reparten el territorio - en partes muy desiguales-no son capaces ni siquiera de robar y distribuirse el botín con las normas que ellos mismos se dieron. No dan abasto para alimentar a su clientela, cada vez más voraz. Más desvergonzada también, porque la impunidad vuelve soberbia a la gente.…  Seguir leyendo »

La belleza, ah, la belleza. Hay que empezar siempre por la belleza, porque si no la gente se enfada y te tachan de injusto. Los verdes prados, las vacas que pastan, los paisanos sobrios y trabajadores. Los pueblos y ciudades, limpios, relucientes, tranquilos. Y sobre todo, no olvidarse de decir que "en Asturias se vive muy a gusto".

Ahora está de moda preguntarse, como Varguitas, "cuándo se jodió el Perú". Nada que ver, Asturias no se jodió nunca, siempre fue igual. Como dice la tonada, "pequeñina y galana", y el que diga lo contrario quita méritos a la inveterada autoestima: heroicos desde don Pelayo, dignos en los momentos de tribulación, sobrios siempre.…  Seguir leyendo »

Después de discutir de política con gente avezada en Sevilla, Madrid y Valencia, estoy un tanto perplejo. Y es que puestas en claro las conversaciones, pasadas a limpio las notas, me encontré con una sorpresa. Nadie me preguntó en ningún momento por Catalunya. Ni para bien ni para mal. De haber sido yo tertuliano, de los de aquíode los de allá, hubiera debido sentirme acomplejado. Deteriorada mi autoestima, por los suelos mis aspiraciones de analista.

Ocurre que la gente que sabe eso de usar la dialéctica y el análisis político no encuentra razón alguna para debatir sobre Catalunya, ni a favor ni en contra, sencillamente porque lo de aquí les parece atado y bien atado.…  Seguir leyendo »

Allá por octubre, quizá en septiembre, publiqué en este periódico una columna cuyo título era ¡Cascos y cierra Asturias! La candidatura de ese prohombre a la presidencia del Principado estaba entonces en el alero. ¿Alero? A una persona así, por mucho que sus ex correligionarios lo intenten, no ha nacido el guapo que le corte las alas. Rajoy se ha metido con botas de pocero, maracas de perdigones, chaleco de camuflaje y gorro de tirolés en un charco que mojará la pólvora de su fusil de juguete si no tiene los reflejos necesarios para reponer a Cascos en el lugar que por edad, saber, valor y justicia le corresponde.…  Seguir leyendo »

Asturias es un país pequeño donde hay demasiada gente que se cree muy grande, y ahí está la base de un rasgo cómico e identitario. Porque lo identitario siempre va más cargado de comicidad que de cualquier otra cosa. A ese rasgo característico de la asturianía se le denomina grandonismo.Es cierto que ha habido asturianos importantes - hasta un premio Nobel, suelen añadir los más burros del lugar, ya que es principio de ley que cuanto más bellota más patriota-, los ha habido e incluso los hay, pero el secreto consiste en que desde don Pelayo, que estaba por desasnar, las lumbreras del país, tampoco tantas como para desatar campanas, han redimido al resto y hasta les han proporcionado una cantidad de autoestima tan enorme que se hace en ocasiones insoportable y en general, patético.…  Seguir leyendo »

Nos acostumbramos a pensar bien. No es fácil imaginar lo que supondría acostumbrarnos a pensar mal. Que el primer golpe de vista hacia las cosas y las personas y las instituciones fuera la desconfianza. Imagínese a sí mismo tomando el café con leche de la mañana, convencido de que el café es bueno y la leche también; y no será cierto. Lo más probable es que el café no sea café sino un sucedáneo infecto y la leche haya salido de una probeta más que de una ubre. Y luego cuando baje la escalera y se encuentre con su vecino, al que dará los buenos días, pensará que por supuesto no tiene nada contra usted.…  Seguir leyendo »

Asturias está de moda y las sobredosis de autoestima se pueden medir, como suele ocurrir con estas cosas, por la manipulación y la ocultación de la verdad; eso que no es exactamente la mentira aunque sí la antesala de ella. Nos enteramos de que el Dr. Luis Andrenio, de Gijón, ha sido sancionado por obcecarse en tratar a sus enfermos más allá de los cinco minutos que marcan las normas de la medicina pública asturiana. Pero el pequeño detalle es que nos enteramos de eso porque el galeno, en un gesto tan caro - no de querido, sino de costoso- como inaudito, puso un anuncio de pago en un diario local.…  Seguir leyendo »