
Las revoluciones no hacen llorar a las madres
Es 8 de enero de 1959. Fidel Castro sube a un estrado en el cuartel militar Columbia, La Habana, y se dirige al pueblo enardecido que vitorea el triunfo de su ejército rebelde sobre las fuerzas de Fulgencio Batista. En un momento de su discurso, Castro dice: “El crimen más grande que pueda cometerse hoy en Cuba, repito, el crimen más grande que pueda hoy cometerse en Cuba sería un crimen contra la paz (…) Todo el que haga hoy algo contra la paz de Cuba, todo el que haga hoy algo que ponga en peligro la tranquilidad y la felicidad de millones de madres cubanas, es un criminal y es un traidor”.… Seguir leyendo »