Más polvo en el viento
Mi amigo Eduardo ha pasado a darme la noticia: ya tiene todos los documentos necesarios, ha comprado incluso el billete de avión. En dos semanas se va de Cuba, casi seguramente para no volver jamás: ha malvendido su casa, con todo lo que tenía dentro. Eduardo va a reunirse en Lima con sus dos hijos, que hace ocho y dos años emigraron y allá se establecieron.
Mi amigo Eduardo es contemporáneo mío y, como yo, mantillero desde siempre. O hasta ahora. Nuestra amistad debe ser tan vieja como nosotros, pero la primera imagen que guardo de él es del día inicial del curso escolar de 1960, cuando en el todavía llamado Plantel Juventud comenzábamos el primer grado.… Seguir leyendo »