Intelectuales (Continuación)

Aunque pueda decirse con cierta razón que a lo largo de nuestra tradición cultural hubo siempre algún grupo de escritores socialmente influyentes a quienes sería posible asignar el rótulo de intelectuales - los sabios de la antigua Grecia , los doctores escolásticos medievales, los humanistas del Renacimiento italiano o los philosophes enciclopédicos de la Francia ilustrada, por ejemplo-,la institucionalización y consolidación de la figura del intelectual tiene una fecha más reciente y unas condiciones históricas más precisas.

En concreto, y con todos los precedentes que se quiera, remite a la Europa del siglo XIX, y presenta dos requisitos imprescindibles. El primero es la fundación y mantenimiento de lo que Pierre Bourdieu solía llamar la autonomía del campo literario.Por…  Seguir leyendo »

España tiene una deuda pendiente con la excelencia. Una sociedad sanamente constituida admira y reconoce a los mejores. Aquí y ahora, en cambio, ciertos personajes de ínfimo nivel acaparan la atención pública. Por eso conviene aprovechar el pretexto del centenario para recordar la vida y la obra de don Luis Díez del Corral y Pedruzo (Logroño, 5 de julio de 1911-Madrid, 7 de abril de 1998). Hablamos del pensador español más elegante —en el terreno personal e intelectual— de la segunda mitad del siglo XX. He aquí una síntesis apretada de su trayectoria. Miembro de tres Reales Academias; por orden de ingreso: Ciencias Morales y Políticas (1965), Historia (1973) y Bellas Artes de San Fernando (1977), recibido en ellas por Alfonso García Valdecasas, Ramón Carande y Emilio Lafuente Ferrari, respectivamente.…  Seguir leyendo »

Fue precisamente en un homenaje que se hizo a Díez del Corral en su ciudad natal de Logroño, en 1985 (D.Luis, riojano universal), donde José Antonio Maravall Casesnoves, cuyo centenario recordábamos en estas mismas páginas el pasado 13 de junio, se refirió a la amistad entre ambos y a unas vidas que habían transcurrido en muchos aspectos casi de forma paralela y coincidente al tiempo, como «elementos de nuestro destino», personas «que se hacen presentes en la línea de existencia de uno y que contribuyen a trazarla». Ambos han relatado en distintas ocasiones el comienzo de su amistad en el inicio de sus vidas universitarias, con apenas veinte años, cuando se encontraban un día tras otro revolviendo en los cajones de los carritos de libros que se colocaban en la calle Ancha de San Bernardo y que, como los de la cuesta Moyano a donde igualmente acudían, tentaban a los jóvenes estudiantes; en ellos buscaban las ediciones de la Colección Universal o de ejemplares de El Espectador, o cualquier otra sorpresa bibliófila que leían ávidamente.…  Seguir leyendo »

El papel del intelectual políticamente comprometido tiene una historia larga y ubicua. El novelista y guionista hispano-francés Jorge Semprún, que murió recientemente, fue durante muchos años miembro del Comité Central del Partido Comunista español, y luego se desempeñó como ministro de Cultura en el primer gobierno socialista post-Franco de España. Disidentes como Václav Havel tuvieron un impacto decisivo en la caída de los regímenes comunistas de Europa del este.

Y, hace apenas unos meses, el activismo de un intelectual francés fue crucial para iniciar el hasta ahora infructuoso intento de derrocar al coronel Muammar Qaddafi de Libia. Ya que fue Bernard-Henri Lévy quien convenció al presidente francés, Nicolas Sarkozy, de reunirse con los líderes rebeldes de Libia -un encuentro que derivó directamente en que Francia asumiera un rol protagónico a la hora de persuadir al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y al presidente estadounidense, Barack Obama, de respaldar una intervención militar.…  Seguir leyendo »

El intelectual, ese personaje que se institucionalizó en Francia con ocasión del caso Dreyfus y se instaló en el mundo contemporáneo con el brillo de las estrellas, no deja de ser motivo de titulares y debates. Naturalmente, el intelectual no es simplemente un escritor, un pintor, un historiador, un sociólogo o un filósofo; es cualquiera de ellos pero en actitud de opinador -y juez- universal. Así sigue intacto en Francia (y algo parecido en España), ubicado en la pantalla de la televisión tanto o más que muchos políticos, aunque sin su compromiso. Promocionado como una estrella de teleteatro, se arroga el derecho de cuestionar al sistema que lo hace parte de una farándula glamorosa de la que pocos escapan.…  Seguir leyendo »

No es muy querido. Ocupa el primer plano desde hace tiempo, es además un rico heredero desde la cuna y agita al todo París por su empuje de estrella de rock y por su reputación, discutida como corresponde, de filósofo. En resumen, lo preciso para repeler a los espíritus tristes. A pesar de sus profesiones de fe socialista repetidas hasta la saciedad, los puros y los duros del partido no ceden: aunque vote siempre "bien", a veces piensa bastante mal. Un sobrino mío me ha confesado que hay en provincias salas de profesores en las que se siguen echando pestes contra "les nouveaux philosophes" que desacreditaron al marxismo entonces dominante: 40 años más tarde, eso no se nos perdona, tanto él como yo seguimos siendo unos apóstatas infectos.…  Seguir leyendo »

El historiador británico Tony Judt murió en agosto de 2010. Tenía 62 años y padecía la variante más inusual y maligna de la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad muscular degenerativa que le fue diagnosticada en 2008 y en la que, según escribió con dramática lucidez el propio Judt, «uno tiene la oportunidad de contemplar, a su conveniencia y sin molestia alguna, el catastrófico progreso de su propio deterioro».

Pocos meses antes de su muerte, incapacitado ya para moverse y con enormes dificultades para hablar, tragar, e incluso respirar, Judt descubrió la forma de superar la angustia de unas noches interminables en las que, abandonado a su soledad, estaba condenado a la más absoluta y cruel inmovilidad: hacer uso de la única facultad que aún le quedaba intacta, la de pensar, y permitir que su memoria deambulara por los recuerdos de su primera infancia, de sus años de colegio, de su vida en Cambridge o de sus veranos en los kibutzim israelíes, para, a la mañana siguiente, dictar los pensamientos almacenados en su cerebro durante la noche.…  Seguir leyendo »

Sus vidas se cruzaron una sola vez. Fue en la Viena oscura y desvencijada de los años veinte. La antigua capital de los Habsburgo, carcomida de historia y mercado negro, parecía en suspenso, como si preguntara ante las ruinas de su esplendor imperial, y Victor Serge y Antonio Gramsci hablaron en sus cafés del anhelo de un nuevo orden que recorría Europa y también del giro despótico que, casi de inmediato, había dado la Revolución soviética bajo Lenin.

Hasta aquel encuentro en Austria, los dos habían tenido vidas más o menos paralelas. Nacidos en la última década del siglo XIX, ambos eran soñadores sin salvación posible, crecidos a la utopía con el viento de la Revolución y empujados por este hacia el abismo.…  Seguir leyendo »

Depuis l'époque des Lumières, les écrivains, gens de théâtre, musiciens et autres rédacteurs et chroniqueurs des journaux de qualité, ont pris en charge les responsabilités qui résultaient de la liberté d'opinion. Cela veut dire que leurs pensées et leurs convictions étaient désormais dictées par leur conscience et leur raison et non plus par leurs seigneurs et maîtres. En revanche, dans le cas de la philosophie, la réflexion indépendante est depuis toujours une "maladie professionnelle". Cependant, les Lumières ont fait que cette "maladie" a contaminé tous ceux qui, plus tard, ont été désignés par le terme d'"intellectuels".

Voilà pourquoi les tyrans et dictateurs de l'époque moderne ne les ont jamais portés dans leur coeur, essayant tantôt d'établir eux-mêmes des critères propres à distinguer les "bons" auteurs et philosophes des autres tout en réservant leurs bienfaits à leurs thuriféraires, tantôt cherchant à attirer à eux les philosophes qui, marchant sur les traces de Platon, se sont complu à leur dispenser des conseils.…  Seguir leyendo »

El hombre de origen campesino, y sin recursos, del Pirineo aragonés, dotado de una extraordinaria curiosidad desde la cuna, que fue fraguando desde muy joven un carácter tenaz y de esfuerzo, aparece hoy, a los 100 años de su muerte, como una figura que se convierte en uno de los pilares centrales de una constelación intelectual, investigadora, científica, política y periodística que bebe -a la que vez que alimenta- del mejor pensamiento de la época.

Tomando como base la necesidad de la mejora y extensión social de la enseñanza y de transformaciones agrarias, y sin dejar de tener la vista puesta en Europa, Joaquín Costa y Martínez (Monzón 1846-Graus 1911) no se conformó únicamente con el desarrollo de un ingente trabajo investigador que abarca las áreas científicas, sociales, del derecho, la pedagogía, la enseñanza, la geografía o la agricultura, la más conocida, pero no necesariamente su faceta más importante, en unos años del despertar industrial.…  Seguir leyendo »

Hay que repasar las cartas del último periodo de la vida de Julio Cortázar para entender de nuevo por qué se le quería tanto. En la vida y en la literatura.

En esas cartas, que editó su primera mujer, Aurora Bernárdez, está la crónica más completa de su vida; que un hombre tan privado contara tanto de lo que le sucedía, muestra hasta qué punto quiso ser abrazado y entendido incluso cuando más distante se mostraba respecto al recuento de sus propias vicisitudes.

De su intimidad dice poco, pero de su dolor dice muchísimo. Leí ahora otra vez esas cartas; tras esa lectura, como el pago de una deuda que uno tiene con quien le regaló un tesoro, anidó en mí un afecto muy especial por el hombre, esa persona que disimuló sus tormentos a veces con altivez y a veces con una timidez que le atosigaría toda la vida.…  Seguir leyendo »

Con mi hermano Carlos, fallecido prematuramente, solíamos pasear por los lugares más insólitos, donde nos quedábamos un buen rato reflexionando sobre nuestra reciente historia, sobre el nombre de las flores y de los árboles por la Casa de Campo o, en las noches estrelladas, sobre las estrellas y las constelaciones. Él conocía aquello que casi nadie sabe: ese lugar recóndito donde reposaban los restos de Cánovas o de Pasionaria; el nombre y las edades de un gran número de estrellas, la genealogía de los dioses griegos a los que sentía como de la familia, o cómo vivían las hormigas entre los pinares.…  Seguir leyendo »

La reciente concesión del Nobel a Vargas Llosa ha reactivado el debate sobre el papel de los intelectuales en el espacio público. Reúne todos los ingredientes para centrar la discusión: Llosa es un escritor de prestigio, no es de izquierda, ha incursionado en la política activa y sobre todo su obra, también la de contenido político, se analiza al margen de su filiación política. Es decir, su yo escritor no tiene, al menos formalmente y para el lector medio, implicaciones ideológicas. A pesar de ello es un escritor profundamente comprometido. Dicho esto, quizá sea el momento de continuar con el asunto desde otros prismas: plantearnos una reflexión general sobre la función de los intelectuales en la sociedad, la distancia y el desencuentro entre el intelectual y el político y la relación de mutua necesidad entre los intelectuales y los medios.…  Seguir leyendo »

La fidelidad a las propias ideas choca a veces con el hecho de que pensar es cambiar de ideas. La trayectoria ideológica de Fernando Savater ofrece un ejemplo que, más allá de su caso concreto, puede ser un buen punto de partida para analizar los fundamentos (y los riesgos) del librepensamiento.

Ya en su primer libro, publicado hace 40 años (Nihilismo y acción, 1970), aparece una frase premonitoria: "Cada hombre se parece más a todos los hombres que a ese arbitrario y simple fantasma que llamamos él mismo". Cuatro décadas después son muchos los que afirman que Savater ha dejado de ser "él mismo", aunque no acaban de ponerse de acuerdo en qué "él mismo" ha dejado de ser y en cuál se ha convertido.…  Seguir leyendo »

Para ocupar espacios públicos de opinión como este, uno tiene que apoyarse en varios supuestos básicos. Que de ciertas áreas de la realidad solo cabe opinión, es decir, conocimiento capaz de persuasión y no de demostración rigurosa. Que lo opinable tiene que ver en especial con la acción o conducta humana, lo mismo individual que colectiva, y se encuadra así en el territorio de la ética y la política. Que las opiniones, y gracias a las emociones que suscitan, orientan el comportamiento humano en un sentido o en otro. Que ya solo por eso nos incumbe el deber de depurar nuestros prejuicios y apuntalar argumentalmente nuestras opiniones.…  Seguir leyendo »

Cuando a los 18 o 20 años llegábamos a París con la intención de trabajar pero también de estudiar y de conocer a sus maîtres à penser, no sabíamos hasta qué punto París era una escuela que te obligaba a cambiar de carácter y a comportarte y vestirte de otra manera. Ya el primer año caías en la cuenta de que en París, como en parte ocurre también en Nueva York, todos eran personajes y de que tenías que cultivar tu propio personaje si querías sobrevivir. Percibías que las reuniones y fiestas eran concilios de personajes más que de personas. Si habías elegido el personaje inadecuado o sencillamente no eras un personaje tus pasos podían estar contados.…  Seguir leyendo »

Aunque han pasado ya setenta años, las imágenes que quedan de ese tiempo siguen hiriéndonos los ojos con un fragor punzante de pesadilla. Fue la extraña derrota. Aquel ejército apreciado por el pueblo, el ejército de la Revolución y del Imperio, de Marengo y Austerlitz, de Sebastopol y Malakoff, de Magenta y Solferino, el ejército de la tragedia y de la gloria, cuya carga en Sedán había hecho exclamar al emperador alemán: «¡Oh, los bravos franceses!», había sido engullido por las rápidas columnas de los blindados nazis. Y París se convertía de pronto en la ciudad de la desbandada, una ciudad abandonada primero por sus políticos, y luego por un sinfín de gentes espoleadas por el pánico.…  Seguir leyendo »

El pasado agosto murió Tony Judt, escritor e historiador judío comprometido con los derechos humanos y de un rigor y honestidad poco comunes. Su vida y obra nos recuerdan a otro gran intelectual, el palestino Edward Said, que falleció en 2003.

Un año después de la muerte de Said, Tony Judt escribió una introducción al libro de este From Oslo to Iraq, que recogía sus análisis respecto a la inadmisible y continuada destrucción del pueblo palestino, y también sus críticas a los errores de la Autoridad Nacional Palestina y su máximo líder Arafat. Judt terminó así su comentario sobre Said: "Durante tres décadas, prácticamente él solo consiguió que en Estados Unidos se empezara a hablar de Israel, Palestina y los palestinos.…  Seguir leyendo »

Se acabó Pepín. Quien nunca logró que se le conociera por su nombre oficial, José Vidal Beneyto, falleció a mediados de marzo en el París en el que moraba. No a todos les sonará el nombre, amables lectores. A los que no les suene dedico estos renglones. No los pergeño porque fuera amigo mío, aunque también ello pesa. No se va ya a enterar de homenajes póstumos. Ni sabrá tampoco de la calle que ya lleva su nombre, puesta con presteza en Madrid por un alcalde que, por aquello de la ecuanimidad, lo ha compensado con el nombre de un pájaro fascistoide para otra calle.…  Seguir leyendo »

Ahora que ya somos un poco griegos  deberíamos tomarnos una cierta distancia. ¿Será un buen momento para la retórica? La cofradía de los retóricos, de honda raigambre en nuestra cultura judeocristiana, es la variante cool de los vendedores de ungüentos de mi infancia. Entonces, todos los jueves, en el mercado provinciano, se preguntaban "¿Qué ven en mi mano? ¿Para qué creen que sirve este frasco minúsculo?". Luego pasaban a explicar que la modestia de lo que contemplábamos desentonaba con la eficacia del emplaste. Hasta anteayer los retóricos acababan preguntándose adónde iba España, o qué hacíamos con la Constitución, o si el Estatut es la última oportunidad que ofrece la historia.…  Seguir leyendo »