Literatura (Continuación)

Este artículo no está escrito por una máquina. La advertencia, pese a la fotografía y la firma, pronto será imprescindible. Hace pocos días (9/03/2010) Ives Eudes explicaba en el diario Le Monde que entramos en La era de los robots-periodistas. Una simple crónica del partido entre los Minnesota Twins y los Texas Rangers, por ejemplo, venía ya firmada por The Machine (La Máquina). Ideada por dos profesores de la universidad Northwest (Illinois), el periodista-máquina es fruto de un programa de inteligencia artificial llamado Status Monkey, actualmente en pruebas.

El periodista francés explica cómo esa máquina rastrea todos los datos, todos los estilos de escritura y es capaz de redactar una crónica desde el punto de vista del que juega en casa o del visitante y, de acuerdo con las instrucciones del editor, sólo informar o bien animar a la afición.…  Seguir leyendo »

Hace unos meses se publicó el último libro de J. M. Castellet, Seductors, il lustrats i visionaris. Sis personatges en temps adversos (Ed. 62, Barcelona, 2009). Estos seis personajes son Manuel Sacristán, Carlos Barral, Gabriel Ferrater, Joan Fuster, Alfonso Comín y Terenci Moix. Además, hay que añadir un inevitable séptimo, transversal en toda la obra: el propio José María Castellet. El libro es también una fragmentaria autobiografía.

La publicación de la obra de Castellet hubiera debido ser un acontecimiento y no lo fue, seguramente porque la expresión mediática del mundo literario está más determinada por las cifras de venta que por los valores culturales, lo importante son los Larsson y Larsen de turno.…  Seguir leyendo »

Nos gusta una historia, escribió Jean Renoir, porque nos gusta el que la cuenta. La misma historia contada por otro, no ofrece ningún interés. André Gide resume esto en dos palabras: "En el arte lo único que cuenta es la forma". Y eso nos pasa con Miguel Delibes, que si amamos sus historias es porque nos gusta quién nos las cuenta y cómo lo hace. Son pocos los novelistas del siglo XX que hayan creado una galería de personajes tan inolvidables como él. Y, entre ellos, los más complejos e inolvidables son los niños. La infancia y la naturaleza son los grandes temas de su obra.…  Seguir leyendo »

Algo profundo ha de estar pasando  en nuestra sociedad para que las obras de mayor éxito en el cine y en la novela traten sobre los mundos de la delincuencia organizada, en definitiva, sobre las mafias. Si se tratara de algo superficial, ya hace tiempo que la ola hubiera pasado y hoy estaríamos afrontando otros géneros, o inventando alguno nuevo. Pero no es así, los mundos mafiosos no sólo conservan el atractivo del que salieron algunas obras maestras - más del cine que de la literatura-,sino que se renueva, o al menos se alimenta constantemente de novedades, cosa que no ocurre en otros géneros.…  Seguir leyendo »

Ni resignado a morir ni angustiado por la muerte, sino irritado, extraordinariamente incómodo ante la idea de que pronto ya no estaré...", Jorge Semprún anuncia su adiós en un emocionante artículo de Le Monde,titulado "Mi último viaje a Buchenwald". Se despedirá el próximo 11 de abril, en el 65 aniversario de la liberación del campo de concentración nazi por las tropas norteamericanas del general Patton. Allí intervendrá en el acto de homenaje que se celebra cada lustro y advierte que ya no podrá estar en el siguiente. Por eso, afirma, en esta ocasión "diré por última vez lo que pienso que tengo que decir".…  Seguir leyendo »

Todos los periodistas y aspirantes a autores de reportajes pueden aprender mucho de la controversia sobre Kapuscinski. La "no ficción creativa" es una pendiente peligrosa.

Si hubiera vivido unos años más, Ryszard Kapuscinski quizá habría podido obtener el Premio Nobel de Literatura. Aunque esas cosas se llevan con un secreto digno del Vaticano, estoy seguro de que era uno de los candidatos constantes de la Academia sueca. Entonces, los periodistas de muchos países habrían celebrado su designación por ser el primer escritor de "no ficción" que lo ganara desde Winston Churchill en 1953. Ahora ha estallado una seria polémica en su Polonia natal por un nuevo libro que sugiere que su no ficción no era tan "no ficción", después de todo.…  Seguir leyendo »

Una feliz coincidencia me ha procurado una incentiva aproximación simultánea a la obra de dos grandes ensayistas de nuestro tiempo: Sobre el estilo tardío de Edward Said y La signature humaine de Tzvetan Todorov. Amigos entre sí -Todorov consagra uno de los ensayos de su libro el autor de Orientalismo-, el análisis de sus convergencias y, en algún caso, de sus divergencias sería un ejercicio sumamente incentivo y esclarecedor que pospongo ahora para centrarme en el tema indicado en el título del presente artículo.

Los textos del escritor palestino, a partir de su penetrante estudio de la obra de Adorno sobre la última fase creadora de Beethoven, son el punto de partida de una reflexión que abarca el ámbito de la cultura europea del siglo XX, tanto en el campo musical como en el literario, pictórico, arquitectónico y cinematográfico.…  Seguir leyendo »

Hasta hoy el escritor era una figura que se movía en un espacio comunitario, "nacional", pero esa palabra ya no expresa nuestra realidad y esa figura de escritor queda obsoleta.

En los años ochenta, un momento histórico único, apareció de repente un público español en un clima de orgullo nacional, los medios de comunicación alentaron a una nueva generación de artistas y escritores, los lectores respondieron y sus libros fueron tanto o más leídos que los "extranjeros". Hoy el interés del público español por los autores de nacionalidad española ha decaído enormemente. Un público creado urgentemente para apuntalar un orgullo nacional en una coyuntura no es una verdadera base para la literatura; hacen falta varias generaciones escolarizadas para que se forme un público literario como el de esos países europeos con los que nos hemos comparado disparatadamente.…  Seguir leyendo »

La paulatina implantación en España del libro digital ha empezado a suscitar en el gremio entusiasmos y detracciones de diversa índole, indignados unos por la marginación de la imprenta, angustiados otros por cuestiones relativas a los derechos de autor y encantados algunos con lo que consideran, gracias a la alquimia cibernética, la imparable universalización de la cultura. Sin ánimo de menoscabar ninguno de estos asuntos, todos ellos de incontestable trascendencia, quizá valga la pena llamar la atención sobre otras cuestiones que sobrevuelan, de un modo menos aparente, el actual panorama literario, y cuya cabal apreciación tal vez ayude a nutrir el debate en torno a esas preocupaciones.…  Seguir leyendo »

Hace 25 años, moría Salvador Espriu. El poeta quedaba instalado en la más alta cima de la literatura catalana. Pero a veces los grandes referentes quedan semiolvidados, justo a causa de su grandeza o de las circunstancias sociopolíticas y culturales. A pesar de que su obra poética, narrativa y teatral ha sido, con intermitencias, revisada y objeto de varios e insignes estudios, en general se considera que Espriu pertenece a un pasado mítico: alejado de la modernidad, pero aún demasiado cercano para calificarlo de clásico. La contemporaneidad de Espriu es incuestionable, porque habla al hombre del propio hombre y de su doloroso existir, de la conciliación entre libertad e igualdad.…  Seguir leyendo »

Internet está cambiando las leyes de la narración, y si toda narración aspira a crear sentido, Internet estaría cambiando las leyes del sentido (que significa dirección y destino).

Estamos presenciando el canto de cisne de la literatura pensada para ser reproducida según el modelo Gutenberg, que ha sido el más determinante de nuestra cultura durante medio milenio. ¿Ahora lo es?

Nos hallamos en una frontera de naturaleza tan movediza, y tan de arenas movedizas, que genera cierto vértigo, un vértigo que puede conducirnos a grandes trastornos de identidad y que va a producir (lo está produciendo ya) un gran dolor cultural, como vaticinó McLuhan.…  Seguir leyendo »

Ha muerto Salinger y no creo que haya mejor ocasión para hablar del oficio más tramposo del mundo. Es verdad que la competencia entre gremios ha puesto muy alto el listón de la mentira. Ya nada es lo que era, dicho sea sin pizca de nostalgia, porque lo cierto es que de siempre no fue lo mismo hablar de los oficios desde dentro que desde fuera. La verdad sólo se alcanza cuando uno vive en ellos, y por más que esa verdad sea tan relativa como la experiencia, incluso la cercanía, la condición de llegar a ella, tiene como complemento obligado la sumisión al silencio.…  Seguir leyendo »

Me pasó hace algunos años con Javier Cercas y ahora me acaba de pasar de nuevo con Héctor Abad Faciolince. Cuando leí la extraordinaria novela de aquél, Soldados de Salamina, no sólo me quedó en el cuerpo -bueno, en el espíritu- ese sentimiento de felicidad y gratitud que nos depara siempre la lectura de un hermoso libro, sino, además, una necesidad urgente de conocerlo, estrecharle la mano y agradecérselo en persona. Gracias a Juan Cruz, uno de cuyos méritos es estar inevitablemente donde se lo necesita, no mucho después, en una extraña noche en que Madrid parecía haber quedado desierta y como esperando la aniquilación nuclear, conocí a Cercas, en un restaurante lleno de fantasmas.…  Seguir leyendo »

Cuando Eva Duarte se encontró por primera vez con Juan Domingo Perón en Luna Park, la noche del 22 de enero de 1944 en que se daba una función artística de beneficencia por los damnificados del terremoto de San Juan, ella le dijo cuando estuvieron sentados lado a lado: "Gracias por existir". O no se lo dijo nunca para los términos de la historia mezquina que resiente de imaginaciones, porque la frase la inventó Tomás Eloy Martínez, que acaba de morir en Buenos Aires, en su novela Santa Evita. Pero se lo dijo. La historia fue modificada a partir de la novela, igual que los propios personajes de la historia argentina, y de la novela, Juan Domingo Perón y Eva Duarte fueron modificados y ya no serían nunca más los mismos desde que pasaron por las manos de su novelista inevitable.…  Seguir leyendo »

Estoy bastante seguro de qué es lo que diría Holden Caulfield, el protagonista de El guardián entre el centeno, si se enterara de que todos andamos ahora hablando de él a cuenta de la muerte de su padre literario, J. D. Salinger: "Para serte sincero, me da cien patadas". Y a renglón seguido añadiría: "Si lo piensas bien, tiene su gracia".

¿Por qué se ha convertido Holden Caulfield en el ídolo de millones y millones de personas desde que vio la luz en 1951? ¿Qué alberga su relato para lograr esa devoción que despierta en muchísimos de sus lectores? ¿Por qué tantos volvemos, cada cierto tiempo, a leer una historia que ya conocemos de memoria?…  Seguir leyendo »

Celebra Vicente Verdú, en su columna del 14 de enero en este periódico, Contra la imaginación, que haya llegado ya la hora en que el estar una ficción "basada en hechos reales" se considere como un valor positivo. Como es el caso que el columnista habla en su escrito de "noveleros" y "peliculeros", y este último (Peliculeros) es el título de una tribuna que el mismo día publicaba Juan Marsé en EL PAÍS a propósito de una cinta pornográfica recientemente estrenada; considerando que además José María Ridao había hecho alusión al mismo asunto en un artículo del 3 de diciembre del año pasado (Los fueros de la ficción), y finalmente que yo mismo llevo años escribiendo sobre estas cosas, a veces también en este mismo diario, propongo continuar la reflexión al menos un poco más para situar la cuestión en un contexto más amplio.…  Seguir leyendo »

El día 4 de este enero que hoy termina se cumplieron 50 años de la muerte de Albert Camus. Murió en un accidente de coche. El mítico Facel Vega que conducía su amigo Michel Gallimard, sobrino del editor, se estrelló contra uno de aquellos magníficos plátanos republicanos que flanquean las carreteras de Francia. Volvían de Lourmarin, un pueblecito cerca de Pertuis y de L’Isle-sur-la Sorgue, el pueblo del poeta René Char. Camus había comprado una casa en Lourmarin hacía un par de años y, tras las vacaciones navideñas, regresaba a París. Su mujer y sus hijos viajaban en tren y él, que ya tenía billete para ir con René Char, también en tren, unos días después, decidió volver con los Gallimard, Michel, su mujer y su hija, que les habían visitado.…  Seguir leyendo »

The life of J. D. Salinger, which has just ended, is one of the strangest and saddest stories in recent literary history. Nevertheless, it would be a mistake to let the disappointment of the second half of Mr. Salinger’s career — consisting of a long short story called “Hapworth 16, 1924” that reads as though he allowed the pain of hostile criticism to blunt the edge of self-criticism that every good writer must possess, followed by 45 years of living like a hermit in the New Hampshire woods — to overshadow the achievements of the first half.

The corpus of his good work is very small, but it is classic.…  Seguir leyendo »

Like most people I read The Catcher in the Rye as a teenager. I cannot remember much about J. D. Salinger’s classic, but I certainly remember the tone of voice of the narrator, Holden Caulfield.

It is the voice of the modern teenager (a word that only entered popular vocabulary a few years before the book appeared in 1951). The tone is casual, cynical and, above all, filled with a loathing of the constrained, stuck-up “phoniness” of the older generation. And the older generation was suitably scandalised by the book, not least because of all the four-letter words — this is not Jane Austen.…  Seguir leyendo »

En octubre de 1963, cuando aún no había cumplido los 34 años, Jaime Gil de Biedma le escribió una carta a su amigo el poeta y traductor Juan Ferraté que, después de unas desabridas reflexiones sobre el presente español y "el sofocante sistema de inhibiciones morales que durante todos estos años uno ha tenido que utilizar para todo lo que no fuesen las relaciones con nuestros amigos personales", concluye con un lamento aún más amargo: "Uno se pregunta quiénes vamos a quedar aquí. Si esto dura 10 años más, a los 40 voy a ser un asco de persona".

Gil de Biedma sobrevivió airosamente a esa premonición y a algo más drástico, la propia muerte en vida, fantaseada por él con grave inteligencia y sarcasmo en uno de sus últimos poemas, Después de la muerte de Jaime Gil de Biedma, publicado por vez primera 22 años antes del fallecimiento real del poeta en enero de 1990.…  Seguir leyendo »